No hace falta decir que los asesinos en serie despiertan el interés de muchas personas, y también de los científicos. Para poder entender mejor los detalles de uno de los más famosos asesinos en serie, los investigadores han tenido que «retroceder» el reloj 100 años, y lo que han encontrado es muy revelador.
«Jack el Destripador» cometió asesinatos que conmocionaron Londres a comienzos del siglo XX. Ahora, un análisis de la correspondencia entre el asesino, la policía y los medios podría arrojar arrojar nuevas luces acerca de cómo la sociedad interactúa con los medios de comunicación.
Luego de los asesinatos de Whitechapel en 1888, la policía y los medios de comunicación de Londres recibieron cartas que decían ser escritas por Jack el Destripador.
De acuerdo a un estudio publicado en Digital Scholarship in the Humanities dos de las primeras correspondencias de Jack el Destripador fueron escritas por la misma persona y enviadas a la policía, los medios y varios funcionarios públicos.
Durante muchos años se creyó que esa persona era en realidad un periodista de la Agencia Central de Noticias de Londres, quien se hacía pasar por Jack con el objetivo de estimular las ventas, una técnica llamada «periodismo empresarial».
Otro análisis realizado por el Dr. Andrea Nini se centró en dos de las primeras cartas tituladas con el saludo «Dear Boss», que supuestamente Jack el Destripador firmó por primera vez el 27 de septiembre de 1888, y además la postal «Saucy Jacky», que sería enviada cuatro días después. Estas cartas fueron recibidas por la policía antes de su publicación, descartando la idea de un autor pretendiendo imitar a Jack.
Los investigadores de la Universidad de Manchester utilizaron una técnica lingüistica forense denominada «authorship clustering» (agrupamiento de autoría) para analizar 209 cartas y postales relacionadas al caso, y descubrieron que poseían tendencias compartidas tanto en la gramática y el vocabulario, así como también el uso de las palabras «keep back» (mantener atrás) en dos de los textos.
Cabe resaltar que estas técnicas fueron utilizadas con éxito para realizar la captura de «The Unabomber», otro asesino en serie, luego de realizar su manifiesto de 35.000 palabras, que fue publicado en The New York Times y The Washington Post.
Aunque el hallazgo no permite identificar al asesino ni a los autores de las correspondencias, sí vincula las dos primeras letras con un tercero: el «Moab y el Midian». Esto también ha permitido revelar que esta carta no fue realizada por la Agencia Central de Noticias, como se pensaba anteriormente, ya que el documento original nunca fue encontrado o fue enviado a la policía.
Hay que tener en cuenta también, que las cartas continuaron siendo enviadas durante una década más, por lo que es poco probable que una sola persona haya sido la única responsable. Se sabe que hubieron imitadores, uno de ellos fue María Coronor, de 21 años, quien quedó fascinada con los asesinatos y envió cartas similares.
Otro aspecto que limitó el estudio fue la longitud de los textos. Según Nini, es imposible saber en qué medida los embaucadores estaban tratando de imitar el estilo de las letras publicadas. Sin embargo, los investigadores creen que estos hallazgos podrían ayudarnos a entender de mejor manera nuestra relación con los medios.
«En la era de las noticias falsas, la historia de Jack el Destripador es muy importante para seguir investigando, ya que puede enseñarnos mucho sobre la forma en que funciona nuestra mente», declaró Nini a Gizmodo. «Para mí, sería más interesante eventualmente averiguar si estas cartas fueron fabricadas por una agencia de noticias que por Jack el Destripador, si es que existió».
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