China ha inaugurado este domingo 25 de septiembre (2016) el radiotelescopio FAST (Telescopio de Apertura Esférica de 500 metros), el más grande del mundo, llevando a cabo una ceremonia a la que asistieron cientos de astrónomos y otros invitados.
Este nuevo «gigante» está ubicado en la provincia china de Guizhou, en el sudoeste de China. el FAST está compuesto por 4.450 paneles que serán los encargados de recibir señales de radio procedentes del espacio.
El radiotelescopio chino, cuya construcción finalizó a principios de julio de este año, tuvo un coste de 180 millones de dólares.
Con esta gigantesca estructura de 500 metros de diámetro, y formada por 4.450 paneles reflectores que ocuparían 30 campos de fútbol, los científicos chinos explorarán el espacio y buscarán vida extraterrestre.
Superando ampliamente al telescopio de Arecibo en Puerto Rico, que hasta ahora era el mayor del mundo con sus 350 metros de diámetro, el autoritario régimen de Pekín da un paso más en su ambiciosa carrera espacial. Denominado oficialmente FAST (siglas en inglés de Telescopio de Apertura Esférica de 500 Metros), el ingenio ya ha sido apodado «Tianyan», que en mandarín significa «El ojo del cielo». Gracias a la mejora de su sensibilidad, que dobla a la del observatorio de Arecibo y aumenta diez veces su velocidad de rastreo, el nuevo radiotelescopio detectará púlsares en el espacio y moléculas interestelares en su búsqueda de signos de comunicación alienígena.
La extensión del radiotelescopio, que tiene forma de plato, es equivalente a unos 30 campos de fútbol, con una apertura de 500 metros, con lo que supera en tamaño al Observatorio Arecibo de Puerto Rico, que mide 300 metros.
El proyecto de su construcción comenzó en marzo de 2011 con fecha prevista de finalización para septiembre de este año, y como vemos los plazos fueron cumplidos con exactitud.
Algo que muy pocos conocen es que debido a la amplia extensión de terreno necesario para la realización del proyecto y las ondas electromagnéticas que emite, cerca de 9.110 personas residentes en la zona tuvieron que ser realojadas en viviendas ubicadas a no menos de cinco kilómetros de distancia del radiotelescopio.
Aunque las autoridades de Pekín han prometido que este ingenio estará abierto a otros científicos del mundo, en los dos primeros años solo será utilizado por técnicos chinos, que se dedicarán a darle los ajustes finales.
Diseñado y construido por científicos del país, «El ojo del cielo» vuelve a poner de manifiesto los logros alcanzados por este país, que en verano puso en órbita el primer satélite cuántico del mundo y hace dos semanas lanzó su segundo laboratorio espacial.
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