Una señal de radio breve pero extremadamente potente que se cree que proviene del espacio profundo ha sido rastreada hasta un satélite de la NASA desaparecido en órbita terrestre.
Relay 2 era uno de un par de satélites de comunicaciones experimentales, el primero lanzado en 1962 y el segundo en 1964.
La señal del satélite fuera de servicio se captó en junio del año pasado y duró menos de 30 nanosegundos.
A pesar de la fugacidad de la señal, el radiotelescopio Australian Square Kilometre Array Pathfinder (ASKAP) logró rastrearla hasta su origen.
Las señales de radio procedentes del espacio no son algo infrecuente; de hecho, los telescopios captan constantemente señales procedentes de púlsares, agujeros negros, galaxias masivas, estrellas y otros fenómenos cósmicos.
Pero lejos de proceder de una fuente cósmica lejana, los investigadores determinaron que la ráfaga de radio rápida (FRB o fast radio bursts, por sus siglas en inglés) procedía en realidad del satélite de los años 60 en órbita terrestre.
Relay 2 funcionó durante poco más de un año y medio, momento en el que la única instalación equipada para comunicarse con él, la estación terrestre del desierto de Mojave, fue reasignada a un programa satelital diferente.
Relay 2 dejó de responder hace varias décadas
Los transpondedores a bordo del Relay 2 dejaron de responder a las señales de radio en junio de 1967, tras lo cual el satélite quedó en silencio, hasta el pasado mes de junio.
Según los investigadores, el Relay 2 no volvió milagrosamente a conectarse para enviar una señal a la Tierra. En cambio, creen que una descarga electrostática (ESD) o una descarga de plasma tras el impacto de un micrometeoroide podrían haber desencadenado la ráfaga.
Los investigadores afirman:
“Nuestra observación abre nuevas posibilidades para la detección remota de ESD, que supone una grave amenaza para las naves espaciales, y revela una nueva fuente de eventos falsos para las observaciones de transitorios astrofísicos”.
Con una capacidad de combustible limitada y sujetos al desgaste causado por el espacio exterior, los satélites no duran para siempre. Pero, ¿qué les ocurre cuando dejan de funcionar?
El National Environmental Satellite, Data and Information Service afirma que los satélites que orbitan más cerca de la Tierra suelen ser desorbitados para que se quemen en la atmósfera terrestre en un plazo de 25 años, según la “regla de los 25 años”.
Sin embargo, esto solo se permite cuando los operadores pueden demostrar que la probabilidad de lesiones o daños materiales es inferior a 1 entre 10 000. Cuando no es así, se lleva a cabo una desorbitación controlada que dirige el satélite hacia una zona oceánica remota, conocida como «cementerio espacial».
Los satélites que no disponen de combustible suficiente para reentrar en la atmósfera son enviados a una órbita cementerio, donde se apagan sus instrumentos y subsistemas, se agota el combustible restante y se dejan en órbita indefinidamente.
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Por: CodigoOculto.com
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