Un equipo de astrónomos han creado el mayor mapa en 3D de un millón de galaxias lejanas que, de otro modo, quedaban ocultas por las galaxias enanas vecinas de la Vía Láctea, las Nubes de Magallanes.
Las Nubes de Magallanes son galaxias de forma irregular que constituyen una característica impresionante del cielo del hemisferio sur, visible a simple vista. Pero el brillo de estas galaxias enanas, unido al hecho de que ocupan una gran superficie del cielo nocturno, hace que las vecinas de la Vía Láctea bloqueen nuestra visión de muchas galaxias mucho más lejanas. Por ello, cuando los astrónomos observan los miles de millones de galaxias del universo, tienden a evitar esta parte del cielo.
Jessica Craig, astrónoma de la University of Keele y miembro del equipo de construcción del mapa, dijo en un comunicado:
“Las Nubes de Magallanes son hermosas compañeras galácticas, pero, por desgracia, bloquean parte de nuestra visión de los objetos más lejano. Nuestro trabajo está ayudando a superar eso, y en el proceso ayudando a llenar los vacíos en nuestro mapa del universo”.
Craig y sus colegas abordaron este problema fotografiando las Nubes de Magallanes en tan alta definición que pudieron mirar a través de los huecos entre las estrellas que componen estas galaxias. Para obtener estas imágenes, el equipo recurrió al Visible and Infrared Survey Telescope for Astronomy (VISTA) con sede en el Observatorio Paranal de Chile.
Pero estas galaxias “ocultas”, cada vez más lejanas, son particularmente difíciles de ver porque parecen más débiles y rojas de lo que son debido al polvo de las Nubes de Magallanes. Para tener en cuenta este efecto, el equipo recurrió a un radiotelescopio, el Galactic Australian Square Kilometer Array Pathfinder Survey (GASKAP), que puede mirar a través del polvo entre la Tierra y las galaxias lejanas. Los datos del GASKAP permitieron a los científicos crear un mapa detallado del gas y el polvo de las Nubes de Magallanes y, por tanto, tener en cuenta la cantidad de “enrojecimiento” que estos factores causan en las galaxias que oscurecen.
Debido al gran número de fuentes de luz en las imágenes de las Nubes de Magallanes, el ojo humano no puede distinguir por sí solo las galaxias lejanas de los objetos más cercanos. Pero las estrellas cambian de posición mientras que las galaxias lejanas permanecen en el mismo lugar, por lo que el equipo pudo utilizar los datos del star-mapping Gaia observatory para clasificar adecuadamente cada fuente de luz.
Los astrónomos utilizaron una segunda técnica para confirmar la distinción entre galaxias lejanas y estrellas relativamente cercanas. Dado que el universo se expande a medida que las galaxias lejanas se alejan de la Tierra, la longitud de onda de la luz de estas galaxias se estira. Las longitudes de onda más largas de la luz visible son rojas, por lo que los astrónomos denominan a este alargamiento corrimiento al rojo.
Cuanto más lejano es un objeto, más rápido se aleja y, por tanto, más roja aparece su luz, de modo que las galaxias lejanas son más rojas que las estrellas. Al tener en cuenta el color, el equipo pudo eliminar aún más las estrellas de sus datos.
Por último, los astrónomos aplicaron el aprendizaje automático y la inteligencia artificial para ordenar las galaxias y crear un mapa en 3D de aproximadamente un millón de galaxias.
Craig presentó los resultados del equipo a mediados de julio en la National Astronomy Meeting celebrada en la University of Warwick (Reino Unido).
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