Las sondas espaciales, que se lanzaron con menos de un mes de diferencia en el verano de 1977, han sobrevivido a muchas cosas, desde suministros de energía cada vez más escasos y propulsores llenos de suciedad, hasta fallos de software casi fatales.
La Voyager 1, en particular, que actualmente se encuentra flotando más allá del borde generalmente definido del sistema solar, a unos 24.000 millones de kilómetros de distancia, tiene peor aspecto estos días.
Recientemente, los científicos comenzaron a preocuparse después de que la solitaria sonda empezara a enviar mensajes sin sentido a la Tierra, como si su senilidad le estuviera pasando factura.
Suzanne Dodd, directora del proyecto Voyager, dijo a NPR:
“Básicamente, ha dejado de hablarnos de forma coherente. Es un problema grave”.
Mensajes incomprensibles
En lugar de transmitir código binario a miles de millones de kilómetros, la Voyager 1 está enviando 1s y 0s que simplemente se alternan.
Los esfuerzos para reiniciar la envejecida sonda han fracasado hasta ahora – pero eso no debería ser una sorpresa, teniendo en cuenta que la tecnología se remonta a mediados de la década de 1970.
Dodd explicó a NPR:
“El botón que pulsas para abrir la puerta de tu coche tiene más capacidad de cálculo que las Voyager. Es extraordinario que sigan volando y que lo hayan hecho durante más de 46 años”.
Mientras tanto, el equipo en tierra está intentando “meterse en la cabeza de los desarrolladores originales y averiguar por qué diseñaron algo de la forma en que lo hicieron”, según Dodd, para encontrar formas de arreglar la sonda.
Nuevos intentos
En los próximos meses, los científicos del Jet Propulsion Laboratory de la NASA probarán distintos métodos para que la Voyager 1 vuelva a hacer ciencia.
Stella Ocker, astrónoma de Caltech, dijo a NPR:
“No hemos estado recibiendo datos científicos desde que comenzó esta anomalía, y lo que eso significa es que no sabemos cómo es el entorno por el que viaja la nave espacial”.
Las reservas de plutonio de las sondas, que les proporcionan electricidad, también están empezando a agotarse, lo que ha llevado a sus operadores a tomar medidas para preservar los menguantes suministros de energía.
El astrónomo Stamatios Krimigis, que ha trabajado en la misión Voyager 1 desde el principio, dijo a NPR:
“Mi lema durante mucho tiempo fue 50 años o la ruina, pero más o menos nos estamos acercando a eso”.
Sabiendo que a las sondas Voyager se les está acabando el tiempo, los científicos han estado elaborando planes para una nueva misión que, si la NASA la financia y la lanza, enviaría otra sonda aún más lejos en el espacio entre las estrellas.
Fuente: NPR
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