Las “zonas terminator” no parece un buen lugar para buscar vida extraterrestre, pero podría ser nuestra mejor oportunidad, según sugiere una nueva investigación. Estas zonas están marcadas por un crepúsculo perpetuo y son una característica de la mayoría de los planetas conocidos con perspectivas de albergar vida y estar lo suficientemente cerca como para estudiarlos. Por consiguiente, la cuestión de su habitabilidad es una de las más importantes para determinar nuestras perspectivas de encontrar vida más allá del Sistema Solar.
La mayoría de las lunas, como la nuestra, están unidas a su planeta por un mecanismo de marea, con un lado siempre orientado hacia el planeta. Los modelos sugieren que lo mismo ocurre con la mayoría de los planetas en órbitas cercanas. Es probable que los planetas cerrados a una estrella como el Sol estén demasiado calientes para albergar vida -incluso Mercurio aún no está cerrado marealmente-, pero la cosa cambia en el caso de las enanas rojas.
Las enanas rojas son, con diferencia, el tipo de estrella más común de la galaxia y si un planeta está lo suficientemente cerca de ellas como para no ser un mundo de hielo, probablemente esté bloqueado por las mareas. A distancias adecuadas, es probable que su lado diurno esté demasiado caliente y que reciba llamaradas. Su lado nocturno no tendrá ninguna fuente de energía para la vida. Por tanto, las perspectivas dependen de una estrecha región conocida como zona terminator, por lo que un artículo publicado en The Astrophysical Journal concluye que ésta puede ser adecuada.
La Dra. Ana Lobo, de la University of California Irvine, dijo en un comunicado:
“Se busca un planeta que se encuentre en el punto óptimo de temperatura para tener agua líquida”.
Posible candidato
Próxima Centauri b, el planeta más cercano a la Tierra fuera del Sistema Solar, es un ejemplo de mundo con bloqueo mareal en el que la zona terminator alberga alguna esperanza de vida.
Aunque las temperaturas medias y la exposición a la radiación de muchas zonas terminator podrían ser adecuadas para el agua líquida, e incluso para la fotosíntesis, eso no significa necesariamente que la vida sea posible allí. Por un lado, estas zonas estarían sometidas a fuertes vientos incesantes provocados por la diferencia de temperatura. La evaporación en el lado diurno podría crear atmósferas cargadas de vapor de agua y un efecto invernadero galopante. Un desierto abrasador y un campo de hielo dejarían poco espacio para los océanos a temperaturas moderadas.
Esto ha generado incertidumbre sobre si las temperaturas serían lo suficientemente estables en tales condiciones como para mantener agua líquida, por lo que Lobo y sus coautores realizaron una modelización detallada. Su conclusión es que, dadas las condiciones iniciales adecuadas, los lagos y estanques podrían sobrevivir.
En contradicción con lo que solemos buscar en los planetas, las perspectivas son mejores si el agua no es demasiado abundante.
La Dra. Aomawa Shields, coautora del estudio, dijo en un comunicado:
“Ana ha demostrado que si hay mucha tierra en el planeta, el escenario que llamamos ‘habitabilidad terminator’ puede existir con mucha más facilidad.
Estos nuevos y exóticos estados de habitabilidad que nuestro equipo está descubriendo ya no son material de ciencia ficción: Ana ha realizado el trabajo necesario para demostrar que tales estados pueden ser climáticamente estables”.
Habitabilidad en exoplanetas
Si la vida sólo puede sobrevivir en una pequeña porción de la superficie de un planeta, es posible que no modifique la atmósfera en la medida en que lo ha hecho en la Tierra, lo que podría dificultar mucho la detección de la presencia de vida. Sin embargo, la reducción de la nubosidad podría compensar esta situación.
Es poco probable que Próxima b sea descuidada, dada su ubicación única y su tamaño similar al de la Tierra. Sin embargo, trabajos como el de Lobo podrían determinar si otros planetas cercanos con bloqueo mareal o planetas más distantes alrededor de estrellas más grandes son el centro de atención de los telescopios capaces de detectar la composición atmosférica.
Las zonas Terminator no deben su nombre a los robots asesinos, sino a la línea que separa el día de la noche en la Luna. La terminología se ha extendido a otros planetas.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en The Astrophysical Journal.
Crédito imagen de portada: depositphotos.com
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