Un gran fragmento de basura espacial, posiblemente con un peso de varias toneladas, se encuentra actualmente en una fase de reentrada incontrolada, y se espera que partes de ella se estrellen contra la Tierra en las próximas semanas.

Si eso no es lo suficientemente preocupante, es imposible predecir exactamente dónde podrían aterrizar las piezas que no se quemen en la atmósfera. Dada la órbita del objeto, los posibles puntos de aterrizaje están en cualquier lugar de una banda de latitudes «un poco más al norte que Nueva York, Madrid y Beijing, y tan al sur como el sur de Chile y Wellington, Nueva Zelanda».

Los escombros son parte del cohete Long March 5B que recientemente lanzó con éxito el primer módulo de China para su estación espacial propuesta. El incidente se produce aproximadamente un año después de que otro cohete chino similar cayera a la Tierra, aterrizando en el Océano Atlántico, pero no antes de que supuestamente dejara un rastro de escombros en la nación africana de Costa de Marfil.

En ese momento, los expertos señalaron que se trataba de una de las piezas más grandes de escombros artificiales que jamás haya caído a la Tierra. No podemos decir con certeza qué destino le espera a esta última pieza de basura espacial.

Lanzamiento del cohete Long March 5B, que transporta el módulo central de la estación espacial Tianhe de China, el 29 de abril de 2021. Crédito: AFP

Basura espacial

Aunque no ha habido un anuncio oficial de la China National Space Administration sobre las maniobras planificadas, el South China Morning Post informa que las autoridades chinas están rastreando el proyectil y predicen que la mayor parte se quemará en la reentrada y lo que no lo haga caerá en aguas internacionales.

El escenario más probable es que los escombros caigan al mar, sin causar daños y sin dañar las áreas circundantes. Según Space.com, las probabilidades de que un individuo sea golpeado por un trozo de escombros espaciales que caen son de una en un billón. En los próximos días, los científicos podrán determinar qué tan cerca están los escombros de caer, pero hasta ahora, no se ha proporcionado mucha información.

China ha planeado 11 lanzamientos para fines de 2022, que poco a poco reconstruirán su nueva estación espacial. Todos estos probablemente utilizarán el mismo cohete Long March 5B, que ahora ha tenido dos reentradas fallidas al núcleo, por lo que se especula sobre cómo se abordará el problema.

Cambio de altitud del cohete Long March 5B ahora en descenso incontrolado de regreso a la Tierra. Crédito: orbit.ing-now.com

Algunos satélites se pueden mover a la órbita de un cementerio al final de su vida operativa. Si bien esto funciona bien para ciertas órbitas específicas a una altitud relativamente alta, no es práctico y peligroso comenzar a mover la gran mayoría de satélites entre planos orbitales. La mayoría de los millones de piezas de basura espacial están destinadas a orbitar de manera incontrolable durante muchos años o, si están en órbita terrestre baja, a descender gradualmente hacia la Tierra, con suerte quemándose en la atmósfera antes de entrar en contacto con tierra firme.

Un sistema de gestión del tráfico espacial coordinado a nivel mundial será vital para evitar colisiones que resultarían en la pérdida de control de los satélites, dejándolos caer sin poder hacer nada en órbita o caer de nuevo a la Tierra.

El seguimiento completo del movimiento y la funcionalidad de cada satélite es aún más difícil de lo que parece, porque inevitablemente requeriría que los países estuvieran dispuestos a compartir información que a menudo consideran asuntos confidenciales de seguridad nacional.

Pero, en última instancia, la cooperación mundial es esencial si queremos evitar un futuro insostenible para nuestras actividades espaciales. Mientras tanto, no olvides mirar hacia arriba de vez en cuando, es posible que veas algunos de los desechos más espectaculares del planeta.