Se identifica una duodécima anomalía en 3I/ATLAS: la orientación de los chorros no se ve afectada por la rotación
Publicado el 15 Nov 2025
© Imagen: M. Jäger, G. Rhemann, E. Prosperi / Frank Niebling y Michael Buechner

Las observaciones más recientes de 3I/ATLAS revelaron que los chorros expulsados desde el objeto mantienen una orientación definida a lo largo de distancias superiores al millón de kilómetros, sin mostrar el borrado esperado por la rotación medida meses antes. Esta discrepancia constituye la duodécima anomalía documentada, una señal adicional de que el comportamiento del objeto no encaja con los modelos cometarios convencionales y continúa planteando desafíos significativos para su interpretación.

La rotación conocida y el problema del borrado direccional

Los primeros datos obtenidos en julio y agosto de 2025 permitieron establecer que 3I/ATLAS gira con un periodo de 16.16 horas. Ese valor era consistente y, en principio, suficiente para anticipar cómo deberían comportarse los chorros producidos por la sublimación natural de volátiles. En un cometa típico, un chorro que nace en una región localizada de la superficie gira con el núcleo y termina proyectándose como un trazado amplio, marcado por la rotación acumulada a lo largo de días y semanas. Sin embargo, esto no es lo que muestran las imágenes recientes. Los chorros de 3I/ATLAS aparecen estrechos, largos y orientados en una dirección casi fija, sin señales claras de mezcla o dispersión angular.

El análisis parte de un cálculo simple: la velocidad del material expulsado suele rondar los 400 metros por segundo, lo cual implica que un chorro puede tardar cerca de un mes en recorrer la distancia observada. En ese tiempo, el núcleo habría completado decenas de rotaciones, generando un amplio abanico direccional. La ausencia de tal efecto es la base de la anomalía. Las imágenes, tomadas semanas después de las mediciones iniciales de rotación, deberían mostrar un registro acumulado de ese giro continuo, pero en cambio revelan líneas rectas y limpias.

Imágenes apiladas de 3I/ATLAS el 8 de noviembre de 2025. La dirección hacia el sol (opuesta a la flecha) apunta hacia la esquina inferior izquierda.

Imágenes apiladas de 3I/ATLAS el 8 de noviembre de 2025. La dirección hacia el sol (opuesta a la flecha) apunta hacia la esquina inferior izquierda. Crédito de imagen: M. Jäger, G. Rhemann, E. Prosperi.

Hipótesis propuestas para resolver la discrepancia

Varios escenarios teóricos han sido considerados para explicar por qué los chorros no aparecen borrados. Uno de ellos es que la rotación del objeto haya cambiado desde las primeras observaciones. Pero el propio autor señala que los gases que se evaporan de manera asimétrica tienden a acelerar la rotación, no a reducirla, lo que hace poco probable una desaceleración genuina.

Otro posible enfoque es que la iluminación solar cree condiciones extremadamente específicas en algunas cavidades de la superficie, activando chorros que solo emergen cuando el Sol incide en ángulos determinados. Aunque interesante, esta idea no alcanza a explicar los chorros que apuntan en dirección opuesta al Sol, cuyo origen requeriría mecanismos adicionales que no se describen en cometas conocidos.

También se ha planteado la posibilidad de que los chorros no representen emisiones actuales del núcleo, sino rastros de fragmentos eyectados que se desplazan independientemente de la rotación. Este escenario implicaría que 3I/ATLAS sufrió una ruptura previa, pero las imágenes disponibles indican que el objeto se mantuvo intacto durante su aproximación, sin mostrar señales claras de desintegración estructural. Además, la regularidad direccional de los chorros sugiere un origen estable y no caótico.

Una hipótesis más especulativa propone que los chorros podrían ser producto de algún tipo de propulsión dirigida, lo que permitiría explicar la orientación constante sin depender de la rotación. Esta idea no se afirma como conclusión, sino como un ejemplo de posibilidad abierta mientras no existan datos que confirmen o descarten mecanismos naturales convencionales.

Imagen profunda apilada de 3I/ATLAS, tomada el 9 de noviembre de 2025, mediante una combinación de cinco exposiciones, cada una de tres minutos de duración, con dos telescopios. La dirección hacia el sol es hacia la esquina inferior izquierda.

Imagen profunda apilada de 3I/ATLAS, tomada el 9 de noviembre de 2025, mediante una combinación de cinco exposiciones, cada una de tres minutos de duración, con dos telescopios. La dirección hacia el sol es hacia la esquina inferior izquierda. Crédito de imagen: Frank Niebling y Michael Buechner.

Una anomalía dentro de una lista cada vez más compleja

La orientación estable de los chorros se integra en una serie de once anomalías previamente documentadas. Entre ellas se encuentran la llegada retrógrada alineada con el plano de los planetas, la presencia de un chorro dirigido al Sol, una masa estimada muy superior a la de los otros objetos interestelares conocidos y composiciones químicas que difieren notablemente de los modelos estándar. Se suman también fenómenos como una polarización negativa extrema, coincidencias direccionales improbables, incrementos de brillo más rápidos de lo previsto en el perihelio y la coexistencia de chorros solares y antisolares que exigen un área activa descomunal.

La aceleración no gravitacional detectada en 3I/ATLAS, además, requiere la evaporación de un porcentaje considerable de su masa, un proceso que normalmente implicaría fragmentación, algo que las observaciones más tempranas no han confirmado. Esta tensión entre datos y teoría refuerza la importancia de analizar en detalle las propiedades físicas de los chorros para determinar si encajan en los modelos existentes o si sugieren mecanismos no descritos.

Perspectivas y mediciones futuras

Según el propio autor, la evaluación final dependerá de los valores precisos de la velocidad, composición y flujo de masa de los chorros, así como de una actualización del periodo de rotación. Si estos parámetros resultan compatibles con la sublimación natural de volátiles, las anomalías podrían resolverse dentro del marco convencional. Si no lo fueran, la posibilidad de un origen no habitual cobraría mayor relevancia.

Las observaciones continuarán proporcionando datos en semanas posteriores, y la duodécima anomalía, centrada en la orientación no borrada de los chorros, se ha convertido en un elemento clave para comprender la verdadera naturaleza del objeto. Su comportamiento desafía la explicación sencilla y mantiene abierto un debate que podría transformarse con los próximos registros.

Referencias: The 12th Anomaly of 3I/ATLAS: Orientation of the Jets is Not Smeared by Rotation, Medium, Avi Loeb. (Fuente)

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Por: CodigoOculto.com

Redacción CODIGO OCULTO

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La verdad es más fascinante que la ficción.

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