Wadi Al-Hitan, mejor conocido como el Valle de las Ballenas, ubicado a 160 kilómetros de las Pirámides de Giza, es un antiguo desierto que en la antigüedad fue un vasto océano. Ahora, se ha descubierto que resguarda uno de los mayores secretos de la evolución de la vida terrestre.
Esto nos demuestra que, más allá de ser la tierra de las pirámides y los faraones, Egipto guarda otros misterios escondidos bajo sus arenas.
El Valle de las Ballenas egipcio
Vista general del Valle de las Ballenas. Crédito: Guy Debonnet / Wikimedia Commons
Arqueólogos descubrieron a unos 160 kilómetros al suroeste de la meseta de Giza uno de los más grandes tesoros del mundo, al punto que fue designado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2005.
Wadi Al-Hitan posee cientos de fósiles de algunas de las primeras formas de ballenas, conocidas como arqueocetos, enterradas bajo las arenas del desierto.
Esto se debe a que, hace 40 millones de años aproximadamente, el vasto océano de Tetis cubría la región, en donde nadaban bestias extintas.
Entre ellas destacaban unas criaturas de más de 15 metros de largo, con enormes mandíbulas y dientes dentados. Cabe destacar que no se parecían en nada a lo que vive actualmente en los mares.
Fósiles en el desierto egipcio
Cuando las criaturas murieron, se hundieron en el fondo marino prehistórico. Millones de años más tarde, una fina capa protectora de sedimentos se acumuló sobre sus restos, fosilizándolos.
Con el pasar de los años, el océano se convirtió en un colosal desierto gracias a los vientos cargados de arena que cubrieron la superficie. Convirtiéndose en el último manto protector de los huesos de las ballenas prehistóricos que permanecieron oculta milenios.
Hace más de cien años, el viento que una vez cubrió los fósiles, fue el encargado de descubrirlos. El yacimiento es tan importante que los expertos sostienen que revela pruebas de la historia de uno de los mayores enigmas de la evolución de las ballenas; la aparición de la especie como mamífero oceánico a partir de la vida anterior como animal terrestre.
Actualmente, el yacimiento es un desierto de características geológicas singulares, convirtiendo al Valle de las Ballenas en uno de los sitios más importantes del mundo para demostrar el ya mencionado proceso evolutivo.
El proceso evolutivo de las ballenas
Recreación artística de un arqueocetos. Crédito: Nobu Tamura / Wikimedia Commons
El cómo vivían estos mamíferos quedó retratado con precisión durante su evolución. El número, la concentración y la calidad de los fósiles son únicos en Wadi Al-Hitan. Una cápsula del tiempo que proporciona pruebas de millones de años de vida y evolución marina.
Los restos los muestran perdiendo extremidades traseras, cuerpos hidrodinámicos y presentando aspectos de estructura ósea primitiva. Otros materiales fósiles encontrados en el yacimiento permiten reconstruir el entorno y condiciones ecológicas de la época.
Así, se puede observar perfectamente la transición de estos animales de terrestres a mamíferos marinos.
Aunque los fósiles descubiertos no son los más antiguos, su inmensa densidad en la zona y la calidad de su conservación es tal que se encontraron hasta contenidos estomacales intactos.
Gracias al hallazgo de restos de otros animales primitivos como tiburones, cocodrilos o peces cierras, los expertos han podido reconstruir con precisión las condiciones del yacimiento.
El hallazgo del lugar se hizo en 1903. Pero durante más de 80 años, el yacimiento cayó en el olvido, especialmente por el intrincado acceso.
Pero a finales de los 80, cuando se generalizó el uso de vehículos con tracción en las cuatro ruedas, las personas comenzaron a visitar y documentar el sitio.
Así, el Valle de las Ballenas atrajo a expertos, coleccionistas de fósiles y turistas. La gente recogía los fósiles sin documentar ni conservar correctamente. Esto provocó que desaparecieran muchos, lo que generó una advertencia sobre la necesidad de conservarlo correctamente.
Uno de los hallazgos más importantes fue el fósil más grande encontrado, con 21 metros de largo. El esqueleto tenía huellas de aletas de 5 dedos en sus extremidades delanteras y una inesperada existencia de patas traseras, pies y dedos de pies. Rasgos desconocidos en una arqueoceta.
Un lugar único
El fósil más grande del valle con 21 metros de largo. Crédito: Ahmed Mosaad / Wikimedia Commons
El yacimiento supera los valores de otros lugares parecidos, tanto en número, concentración, calidad y accesibilidad. Siendo un pasaje atractivo y protegido.
Además de las ballenas primitivas, también hay fósiles perfectamente conservados de reptiles, cocodrilos, tiburones, tortugas marinas y serpientes marinas. Muchas especies de peces óseos y rayas también están en el yacimiento, pero el mayor número de fósiles son dientes pequeños aislados. También hay restos de peces de mayor tamaño, como los rostra y clavijas de los peces sierra. Incluso, se encontró un rastrillo de pez sierra de 1.8 metros de largo.
Así mismo, también contiene conchas y numulites con forma de disco, también fosilizadas.
Los científicos sugieren que los estratos de Wadi Al-Hitan pertenecen al Eoceno Medio, e incluye una gran masa de fósiles de vertebrados en 200 kilómetros cuadrados. Si bien, los científicos identificaron muchos fósiles de ballenas, también catalogaron y reportaron fósiles de vacas marinas.
Estos restos pudieron restaurarse, revelando que tenían una forma serpentina y eran carnívoros.
Los investigadores también han descubierto restos de ballenas como el Basilosaurio. (Wikimedia Commons) / CC BY-SA 4.0.
El yacimiento se ha mantenido protegido porque no son muchos los que tienen acceso a él. Se cree que entre 1.500 y 2.000 turistas se aventuran a visitarlo por las extensas carreteras desérticas sin asfaltar y carentes de señales.
Además, se encuentra dentro de la zona protegida de Wadi El Rayan, pero parte de su yacimiento se convirtió en un lugar turístico, con pasarelas colocadas para los principales fósiles. También se construyeron pequeños refugios.
A eso se le suma las más de 15 especies diferentes de lugares del desierto y de mamíferos, como el zorro rojo y la mangosta egipcia. De hecho, una especie única de la región, el zorro fénec, suele verse en el yacimiento, visitando los campamentos en busca de comida.
Un lugar único que nos revela gran parte de la evolución en la Tierra de unas criaturas fantásticas. Quizás, otras “máquinas del tiempo” permanecen ocultas, albergando secretos aún más sorprendentes.
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