No es la primera vez que se considera a la naturaleza como un ser consciente, pero son muy pocos los hombres de ciencia que así lo creen. Además, sugiere que la mente no se encuentra atrapada en el cerebro.

La CIA entrena a sus agentes para que no miren directamente a las personas a las que siguen, ya que, de lo contrario, estas pueden “sentir” que las están observando y darse la vuelta. Este hombre sostiene que esto se debe a que la conciencia se extiende más allá del cerebro.

Rupert Sheldrake es un biólogo que ha escrito más de 100 artículos científicos y 9 libros, y ha colaborado en la redacción de otros 6. Sus libros han sido traducidos a 28 idiomas. En 2013, un importante grupo de expertos suizo lo nombró uno de los 100 pensadores más importantes del mundo.

En ResearchGate, un popular sitio web para científicos, ocupa el 4 % de los primeros puestos en interés de investigación.

En Google Scholar, su trabajo ha sido citado en numerosas ocasiones, lo que le ha valido altas calificaciones académicas.

Durante doce años consecutivos, la revista Watkins lo ha incluido en su lista de personas vivas más influyentes en el ámbito espiritual.

Su trabajo ha aparecido en muchas revistas y periódicos de renombre, y ha aparecido en la radio y la televisión de la BBC.

Rupert Sheldrake. Crédito de imagen: editorialkairos

En la entrevista, el filósofo Hilary Lawson pregunta a Rupert Sheldrake por qué la comunidad científica ha sido tan crítica con su trabajo, a pesar de que ha tenido mucho éxito entre el público en general. Sheldrake explica que la comunidad científica no es un grupo único, sino que está formada por muchas personas diferentes con opiniones diferentes.

Resonancia mórfica

Cuando compartió sus ideas por primera vez, algunos científicos se mostraron interesados y amables, mientras que otros se mostraron más escépticos. Tuvo experiencias especialmente positivas con científicos de la India, que se mostraron abiertos a sus ideas, como la resonancia mórfica.

Pero las cosas cambiaron después de que publicara su primer libro, A New Science of Life o Una nueva ciencia de la vida, en 1981. Un influyente editor de la revista científica Nature, Sir John Maddox, criticó duramente el libro e incluso dijo que era “un libro para quemar”. Este ataque público hizo que Sheldrake pareciera un outsider o un hereje a los ojos de muchos científicos, lo que hizo que otros tuvieran miedo de apoyarlo abiertamente.

Sheldrake cree que los científicos que más le atacan son ateos militantes. Explica que estas personas tratan la ciencia materialista casi como una religión y, como su trabajo desafía su visión del mundo, reaccionan con mucha fuerza. Este tipo de críticas también aparecen en plataformas como Wikipedia, donde un grupo llamado “guerrilla escéptica” ha tomado el control de su biografía e impide que otros la modifiquen.

Sin embargo, Sheldrake también afirma que la mayoría de los científicos no son tan extremos. Cuando da charlas en instituciones científicas, a menudo se le acercan personas en privado para decirle que están muy interesadas en su trabajo y que han tenido experiencias similares, como sentir conexiones telepáticas o percibir cuándo su perro sabe que están llegando a casa. Pero admiten que tienen miedo de hablar de ello porque no quieren ser juzgados o atacados por sus compañeros. Sheldrake les dice que no están solos y que muchos de sus colegas sienten lo mismo en secreto.

“Conciencia existe en todo el universo”

Sheldrake está de acuerdo en que tiene una visión filosófica. Su visión del mundo es holística: cree que la conciencia existe en todo el universo, que la mente se extiende más allá del cerebro y que la naturaleza tiene una especie de memoria, lo que él llama “resonancia mórfica”. Estas ideas van en contra de la visión materialista y mecanicista habitual de la ciencia, que considera que todo es materia y máquinas. Pero Sheldrake afirma que la diferencia clave es que él cree que todas estas opiniones, incluida la suya, deben debatirse abiertamente y ponerse a prueba científicamente. Realiza experimentos para comprobar sus teorías.

Dice que quienes se oponen a él no quieren un debate abierto. En cambio, tachan de “pseudociencia” todo lo que no encaja en su visión materialista del mundo e intentan cancelarlo o suprimirlo. Él considera que se trata de una situación injusta y parcial.

Sheldrake señala que en la mayoría de los ámbitos de la vida, como la filosofía, la política o la religión, hay muchos puntos de vista diferentes y la gente lo acepta. Pero en la ciencia, dice, no existe una verdadera cultura de debate abierto sobre ideas controvertidas. En cambio, la opinión dominante lo controla todo: la financiación, las revistas especializadas, los puestos de trabajo, la revisión por pares y el asesoramiento científico del Gobierno. Quienes no están de acuerdo con la corriente dominante suelen ser marginados y silenciados.

Sheldrake considera que sus ideas son modelos, no la verdad definitiva. La resonancia mórfica es la idea de que la memoria existe en la naturaleza y que las formas y comportamientos del pasado influyen en los actuales basándose en su similitud.

Sheldrake says that his theory of morphic resonance, which he describes as a theory of memory, could have several real-world uses.

He explains that this theory includes not only the memory we have in our minds but also a kind of collective memory that influences learning.… pic.twitter.com/ACv7R8DTmy

— Vicky Verma (@Unexplained2020) May 19, 2025

“Debe existir algún tipo de memoria en la naturaleza”

Él cree que debe existir algún tipo de memoria en la naturaleza porque, en su opinión, la biología evolutiva no tiene sentido sin ella. Pero admite que, aunque está bastante seguro de que el fenómeno es real, no sabe con certeza si su explicación específica es correcta.

Dice que es el único modelo detallado de este tipo que existe actualmente, aunque hay otras ideas más generales que tocan la memoria en el universo, como las creencias hindúes y budistas sobre el karma, que también implican efectos que viajan a través del tiempo.

Sheldrake compara su situación con la evolución de la ciencia a lo largo del tiempo. Por ejemplo, Michael Faraday propuso la existencia de los campos eléctricos y magnéticos sin saber exactamente cómo funcionaban. Más tarde, James Clerk Maxwell creó un modelo matemático que incluía el “éter”, que fue ampliamente aceptado hasta que la teoría de la relatividad de Einstein demostró que el éter no existía.

Luego, la física cuántica introdujo ideas completamente nuevas. Así, los modelos cambiaron con el tiempo, pero los fenómenos reales, como la electricidad y el magnetismo, siguieron siendo reales e importantes. Él ve su teoría de los campos mórficos y la resonancia de la misma manera: el fenómeno puede ser real, pero el modelo que lo explica puede evolucionar.

Por eso sigue realizando experimentos. Si ya supiera la verdad, dice, no habría necesidad de seguir probando sus ideas. El objetivo es explorar y descubrir, no afirmar que ya tiene todas las respuestas.

“Memoria colectiva en el universo”

Sheldrake afirma que su teoría de la resonancia mórfica, que describe como una teoría de la memoria, podría tener varios usos en el mundo real. Explica que esta teoría incluye no solo la memoria que tenemos en nuestra mente, sino también una especie de memoria colectiva que influye en el aprendizaje. Según él, si la resonancia mórfica es real, las personas podrían aprender más rápido y mejor aprovechando las experiencias de otras personas que ya han aprendido lo mismo en el pasado.

Afirma que esto podría explicar por qué las personas suelen aprender mejor las habilidades prácticas, como los deportes o el uso de herramientas, a través de la práctica y la repetición, en lugar de a través de los libros. Cree que este enfoque podría ser especialmente útil en la enseñanza de idiomas.

Por ejemplo, los estudiantes podrían beneficiarse más de métodos inmersivos y basados en la experiencia que conecten con esta memoria colectiva, en lugar de memorizar reglas gramaticales y listas de verbos (como le enseñaron a él el francés).

También cree que la resonancia mórfica podría ser importante en el tratamiento de problemas relacionados con la memoria, como el Alzheimer u otros problemas psicológicos.

De cara al futuro, imagina que si pudiéramos construir ordenadores basados en la resonancia mórfica (que, según él, tendrían que ser analógicos en lugar de digitales), podrían acceder a bancos de memoria compartidos. Estos ordenadores podrían dar lugar a un tipo de inteligencia artificial que fuera verdaderamente inteligente, y no solo una simulación del pensamiento humano.

Sheldrake también habla de otra área de su investigación: la idea de la mente extendida. Esto incluye cosas como la sensación de ser observado, la telepatía y las intuiciones sobre acontecimientos futuros (lo que él llama “presentimiento”).

Él cree que si pudiéramos entrenar a las personas para mejorar estas habilidades intuitivas, podrían ser mejores para detectar peligros o responder de forma más natural a situaciones de la vida cotidiana. Afirma que hay mucho potencial para el entrenamiento en esta área.

Sheldrake explica que las leyes de la naturaleza se fijaron en el momento del Big Bang y nunca cambian. En cambio, sugiere que, al igual que la naturaleza evoluciona, las “leyes” de la naturaleza también podrían cambiar y crecer con el tiempo. En lugar de llamarlas leyes (que es un concepto muy humano), Sheldrake prefiere pensar en ellas como hábitos de la naturaleza, patrones que se repiten y se fortalecen cuanto más se producen, al igual que los animales o las personas desarrollan hábitos. (Fuente)

Todo en la naturaleza está guiado por campos mórficos

Él cree que todo en la naturaleza, incluidos los seres vivos, los pensamientos e incluso los comportamientos sociales, está guiado por campos invisibles llamados campos mórficos. Estos campos transportan la memoria del pasado e influyen en el comportamiento presente. Por lo tanto, si algo ha sucedido muchas veces antes, es más probable que vuelva a suceder. Así es como las especies heredan los instintos o cómo se forman y evolucionan los idiomas y las culturas.

Él dice que estos campos mórficos también afectan a nuestras mentes. Por ejemplo, la sensación de que alguien te está mirando o la experiencia de pensar en alguien justo antes de que te llame podrían no ser coincidencias, sino ejemplos de telepatía a través de los campos mórficos. Según Sheldrake, no se trata de magia ni de fenómenos paranormales, sino de un proceso natural. Los experimentos han demostrado que las personas suelen adivinar correctamente quién les llama por teléfono, lo que podría ser una forma común de telepatía humana. También se observa un comportamiento similar en animales, como los perros, que saben cuándo llegan sus dueños a casa.

Los campos mórficos no se limitan al cerebro, sino que pueden llegar mucho más allá del cuerpo, al igual que los campos magnéticos van más allá de los imanes o las señales de los teléfonos móviles van más allá del teléfono. Estos campos ayudan a explicar las conexiones entre personas o animales, incluso a largas distancias.

Autor: Vicky Verma – Fuente: H&W

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Por: CodigoOculto.com

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