El 1905, Nikola Tesla dio a conocer una patente bajo el título “El arte de transmitir energía eléctrica a través del medio natural”, inspirado en su investigación en las Pirámides de Egipto.
Para Nikola Tesla, la Tierra era un enorme generador de energía. Ese tema lo aborda en la patente mencionada, describiendo una serie de generadores en todo el mundo, capaces de aprovechar la ionósfera para recolectar energía. Entre ellos, se encuentran las Pirámides de Egipto.
El secreto de las Pirámides de Egipto y la Energía
Cubiertas de piedra caliza blanca, la cual tiene propiedades aislantes, además de contener pequeños cristales y metales dentro de su núcleos de granito; las Pirámides de Egipto se plantea como un artefacto capaz de contener energía. Según Tesla, este último elemento poseía propiedades ligeramente radioactivas, lo que permitía la ionización del aire.
Además, se construyeron sobre inmensos canales de agua subterráneos que evocan a las “Líneas Ley“; misteriosas alineaciones de energía localizadas en vórtices magnéticos en la mayoría de lugares del mudo. Como los círculos de piedras o monumentos megalíticos. Se cree que fueron construidos con algún propósito desconocido por pueblos prehistóricos y culturas megalíticas, modificadas por el tránsito acuífero de los subsuelos o grietas de terrenos que entran en fricción.
Se cree que sociedades antiguas, como los Templarios, tenían grandes conocimientos de estas líneas, por lo que construían edificaciones siguiéndolas. Por esa razón, las principales capitales del mundo occidental erigieron vórtices de estas líneas.
Se cree que existe un gran vórtice en cada continente y en la antigüedad, el centro de cada uno era considerado un lugar sagrado. El vórtice se expande de un modo circular y su radio se extiende por cientos de kilómetros.
Cada uno se expande y contrae, según las complejas condiciones que pueden afectarlos, además poseen profundidad y altura. De esta forma, la superficie total de un vórtice terrestre es esférica, con extensiones verticales a la atmósfera, y subterránea para conectar con las estructuras más profundas de la Tierra.
Para comprobar su teoría, Tesla construyó sus propias versiones de pirámides. Así erigió la Estación Experimental Tesla, en Colorado y la Torre Wardenclyffe, mejor conocida como Torre Tesla.
Estas instalaciones tenían como objetivo probar la transmisión inalámbrica de energía. Además, sus localizaciones estaban basadas en la de las pirámides y su relación con la órbita elíptica del planeta y el ecuador.
Energía eléctrica inalámbrica
En noviembre de 1890, Tesla consiguió iluminar un tubo vacío, sin cables, solo con la energía del aire, o Éter, como él lo llamó. Así empezó la obsesión de Tesla con la transmisión inalámbrica de energía. Algo que la tecnología moderna sigue sin conseguir.
Actualmente sigue siendo investigada por numerosos científicos, con pequeños avances. En 2007, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) logró iluminar una bombilla de 60 vatios, ubicada a unos pocos metros de una fuente eléctrica.
Para hacerlo, usaron las bobinas Tesla, utilizadas para transmitir electricidad basada en la resonancia, haciendo vibrar las bobinas.
El sueño de Nikola Tesla
Tesla dedicó muchos años de su vida a su más grande objetivo; transmitir energía sin cables, basándose en la conductividad de la ionósfera. Su intención era distribuirla gratuitamente al planeta.
Para lograrlo, erigió la Torre Wardenclyffe, con la que quiso demostrar que era posible. Pero la falta de presupuesto impidió que la estación, siquiera, terminase de construirse.
La torre debía su nombre a James S. Warden, abogado y banquero que donó los terrenos. Después de su muerte, el complejo Wanderclyffe pasó por distintos propietarios, siendo la multinacional Agfa su última dueña. Fue puesta en venta en 2009, quedando abandonada y siendo, actualmente, un lugar donde jóvenes se reúnen para beber alcohol.
El Tesla Science Center y el gobierno de Suffolk, estudian hacerse con el lugar y restaurarlo para convertirlo en un centro educativo y museo científico.
Los vestigios de civilizaciones antiguas nos han dejado pruebas de su capacidad para utilizar energía eléctrica, aunque los eruditos ortodoxos se encarguen de negar todos estos hallazgos. También es de conocimiento popular que se construyeron grandes pirámides alrededor de todo el mundo y, casualmente, todas estas edificaciones se encuentran sobre las Líneas Ley.
Esto, sin duda, le da muchos más puntos de credibilidad a la teoría de Tesla y su obsesión por investigar las pirámides de Egipto. Por desgracia, el serbio tenía muchos “enemigos” a los que no les convenía que consiguiera su objetivo. ¿Cómo sería el mundo con energía eléctrica inalámbrica y gratuita? Exploremos, al menos imaginariamente “cómo sería el mundo de Nikola Tesla“.
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