Los astrónomos están cada vez más cerca de comprender el origen de las misteriosas explosiones de radio “rápidas” – de muy corta duración, pero que son intensos pulsos de ondas de radio que provienen del espacio exterior – después de una serie de recientes hallazgos contradictorios. Si bien la causa de estos poderosos repuntes aún se desconoce, el afán de los científicos por averiguar está impulsando un renacimiento en la radioastronomía. Gracias a la revolución en nuestra capacidad de analizar enormes trozos de cielo en tiempo real durante la próxima década, esto significará que la búsqueda de una respuesta está empezando a parecer muy prometedora.
El primer descubrimiento de una ráfaga de radio rápida, que duró sólo 5 milisegundos, fue anunciado en 2007 por científicos de minería de datos desde el radiotelescopio Parkes de Australia. Desafortunadamente, la ráfaga no repitió, por lo que no pudo ser confirmada independientemente por otros investigadores. Varios años pasaron antes de que nuevos estallidos fueran encontrados en diferentes lugares en el cielo usando telescopios independientes en Arecibo, Puerto Rico y Greenbank, Estados Unidos.
Pero los astrónomos no lograron ponerse de acuerdo sobre lo que había causado las explosiones. Otras señales captadas fueron atribuidas a eventos catastróficos que ocurren una vez – como una estrella de neutrones que choca con un agujero negro. Otras explicaciones incluyen enormes destellos de brillo, similar a las erupciones de las estrellas de nuestra propia galaxia, o simplemente señales de ondas de radio emitidas de la Tierra. Algunos incluso especularon que las señales podrían ser transmitidas por civilizaciones extraterrestres distantes.
Resultados desconcertantes
El 2 de marzo (2016), parecía que el misterio había sido finalmente resuelto cuando los científicos anunciaron la detección de lo que ellos interpretaron como un resplandor – una duración de seis días – a partir de una ráfaga de radio rápida. Por primera vez, fueron capaces de sugerir que la explosión podría haber venido de una galaxia a aproximadamente 6 millones de años luz de la Tierra. Los investigadores sugirieron que probablemente se originó cuando dos objetos compactos, como una estrella de neutrones y un agujero negro colisionaron.
Sin embargo, el entusiasmo de los astrónomos fue de corta duración. Apenas unos días más tarde, las nuevas observaciones desde el Very Large Array sugieren que estos resultados podrían ser defectuosos. La matriz había visto la señal hacerse más fuerte y no desvanecerse. Por lo tanto, los investigadores concluyeron que no era un resplandor de una explosión de radio rápida en lo absoluto, sino más bien la radiación de un agujero negro supermasivo en el centro de la galaxia devorando poco a poco el material de su entorno. Este es un fenómeno común; incluso los centros de las galaxias cercanas muestran el brillo de radio variable.
Para hacer las cosas aún más confusas, los astrónomos usando el radiotelescopio de Arecibo acaban de anunciar el descubrimiento de un conjunto de señales que argumentan que podría ser una ráfaga de radio rápida de repetición. Esta es una gran sorpresa, ya que hasta ahora se suponía que los estallidos eran eventos ocurridos una sola vez. Estas señales son diez veces más débiles que los estallidos de radio tradicionales rápidos y parecen tener propiedades diferentes. También sigue habiendo incertidumbre sobre la localización exacta de cada explosión en el cielo, por lo que no puede estar relacionado con un evento catastrófico. Está claro que muchas más explosiones de radio rápidas necesitan ser descubiertas y estudiadas antes de poder hacer generalizaciones acerca de su naturaleza y origen.
Una revolución tecnológica
Tratar de descubrir una ráfaga y, exactamente al mismo tiempo, determinar con precisión de qué parte del cielo viene, sigue siendo un reto importante para los observatorios, ya que sus telescopios tienen relativamente pequeños campos de visión. Esto también es un reto para los astrónomos que trabajan en longitudes de onda distintas de las bandas de radio que están buscando otros tipos de radiación electromagnética (como los rayos X o el tipo de luz óptica que podemos ver). Esta radiación puede haber sido emitida en el mismo evento que causó las explosiones de radio rápidas.
Si una señal de radio podría ser respaldada por los descubrimientos en estas otras partes del espectro, podríamos medir la distancia y entender los procesos físicos que impulsan estos eventos.
Todo esto puede parecer como un montón de obstáculos a superar, pero está sucediendo a un ritmo rápido. Así que tal vez en algún momento de la próxima década o dos sabremos si las “explosiones de radio rápidas” son creadas por extraterrestres o por eventos catastróficos… o simplemente provienen de nuestro planeta.
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