El año pasado, esta escritora publicó una primera aproximación sobre la fascinante vida de Helena Petrovna Blavatsky, fundadora del movimiento teosófico.
Desde ya todo abordaje de su biografía, como muchos investigadores vienen constatando, no resulta tarea fácil, debido en parte, a la ausencia de datos más esclarecedores, dificultando una mejor reconstrucción.
Por mi parte, el primer intento serio en cuanto a descifrar ciertos misterios de la esoterista rusa, ocurrió en 2004, materializado en un análisis crítico titulado, Sociedad Teosófica. Culto a los Mahatmas.
Aquel informe, debo admitir, molestó a la Sociedad Teosófica Argentina que se sintió aludida, debido a ciertos puntos de carácter controversial, desarrollados en el monográfico, refutando ciertos pasajes. Y es como digo, tarea monumental tratar de conocer la verdad sobre Blavatsky.
No obstante, estos desencuentros, considero su legado bibliográfico como de lectura obligatoria, e influencia notable, si se pretende ahondar en el mundo de lo oculto, aunque manteniendo cierta distancia, y repito de orden crítico, para así evitar perderse en lugares comunes.
Con advertencia en mano, vamos a centrar este trabajo sobre un punto capital en cuanto a Blavatsky y sus misterios, poniendo el acento en sus mentores desconocidos, los llamados Mahatmas. Vayamos tras esta pista.
La reivindicación de Helena Petrovna Blavatsky
“Mucha gente se pregunta ¿qué significa el nombre de Mahatma? ¿Son ellos personas reales? Y algunos han cuestionado la existencia de los Mahatmas. Ellos argumentos si los Mahatmas existen ¿por qué no los vemos? ¿Por qué evitan el venir al mundo y mostrar sus poderes? Sin embargo, la historia muestra, lo que les ha pasado a los personajes notables que han aparecido de tiempo en tiempo. Esta es razón suficiente, para que los Mahatmas deban continuar de la manera que ellos han adoptado”. J. Rodros. Blavatsky, 2005.
En 2018, tuve oportunidad de concurrir a una conferencia realizada en la Logia Rosacruz Amorc, localizada en Argentina. Tan sólo unos cuantos interesados acudimos a la cita, en esa fría noche de invierno, respondiendo sin saberlo, a un llamado irresistible.
Supongo el lector se estará interrogando, si esta escritora es miembro rosacruz, y diré, no lo soy en función, pero si me considero cercana a estas ideas desde muy joven.
También revelar que este centro rosacruz no me es desconocido, ya que allí en 2008 presenté por primera vez, ciertas evidencias del misterio de Tayos hasta entonces desconocidas. Lo cierto es que, en 2018, rosacruces y teósofos unieron fuerzas bajo un mismo interés, y que para quién escribe, se revela como suceso histórico.
Y es que lo discutido durante la conferencia abordó en su temario, intrigantes cartas de los llamados adeptos ocultos enviadas en diferentes períodos, a los principales miembros teosóficos. Recordemos, estas misivas siempre fueron catalogadas como un gran engaño, y atribuida su redacción, a los artilugios empleados por Blavatsky.
Hasta aquí nada sorprendente, sino fuera que el conferenciante presentó nuevas evidencias al caso, y de contenido explosivo. Narró un viaje grupal a Londres llevado a cabo en 2013, y realizado el mismo, en compañía de teósofos argentinos y también mexicanos. El periplo tuvo como meta observar en vivo Las Cartas de los Mahatmas.
Este material se compone en su mayoría de más de 150 escritos, así como otros documentos, que se creen datan de 1870-1890. Gran parte de estas transcripciones, además de Blavatsky y otros emisarios, tuvieron al periodista británico Alfred Sinett como su mayor receptor.
Es por eso que al fallecimiento de Sinett, su albacea testamentario, donó a la Biblioteca del Museo Británico toda esta extraña correspondencia, donde hasta ahora reposan.
Y aquí una primera cuestión, porque esta prestigiosa institución, quizás una de las famosas del mundo, decidió antes de aceptar esta donación, verificar su autenticidad, descartando cualquier signo de fraude.
Aquellas pericias resultaron reveladoras. Los análisis demostraron sin lugar a dudas, dos tipos de caligrafía, donde el color azul, se atribuye al famoso Maestro K.H, conocido como Kuthumi Hoomi Lal Singh, y en vívido rojo, la pluma del Maestro Morya, o «M».
Claro que muchos pueden opinar no cambia nada saber esta verdad, y que esos dos instructores mencionados, pudieran no ser los adeptos citados. Más allá de estas controversias, de alguna manera esta declaración por parte del Museo Británico, suena a una tardía reivindicación hacia la labor de Blavatsky.
Después de escuchar esta sorprendente conferencia, que en mi caso fue acompañada de algunas sincronicidades insólitas, los Mahatmas y sus misterios, volvieron intrigarme.
¿Estarían estos adeptos, vinculados al mundo subterráneo que investigo? Veamos si estas preguntas pueden tener respuestas.
Sociedad Teosófica. Culto a los Mahatmas
“Finalmente estaba cara a cara con el Mahatma del Himalaya, y él no era un mito, ni la creación de la imaginación de un médium, como algunos escépticos lo han sugerido. Tampoco era una alucinación, puesto que ya eran entre las nueve y diez de la mañana, y el sol brillaba siendo un testigo silencioso de la escena dese arriba. Lo veía a ÉL ante mí, en carne y hueso, y él me hablaba en acentos afectuosos y dulces”. De una carta de S. Ramaswami a su amigo Damovar, narrando su encuentro con Morya en Sikkin, India, octubre de 1882.
Vamos a trasladar la rueda del tiempo a 1851. Un Londres festivo asiste a la inauguración de una impresionante feria mundial, y reseñada más tarde, como la «Gran Exhibición de los Trabajos de la Industria de Todas las Naciones», evento monumental para esos tiempos.
Para la ocasión, un brillante Palacio Cristalino se erige como escenario de un muestrario exuberante, atrayendo multitudes a sus instalaciones. Mientras este atronador apogeo tiene lugar, una joven rusa de apenas veintitrés años, Helena Petrovna Blavatsky, se encuentra recorriendo aquella espléndida exhibición, ignorando su destino, está por dar un giro.
La inquieta muchacha, cuyas andanzas viene siendo eje de rumores extraños, detiene su paso ante una imponente cruz celta, absorta en contemplación. Pero su meditativa sesión no tarda en interrumpirse, cuando una nutrida comitiva hindú, se abre paso entre la muchedumbre.
Cuando Helena descubre al grupo, su mirada se petrifica, y cae presa de una intensa emoción. Un gesto simbólico la llevan a guardar compostura, y se decide no accionar. Quién detona esta parálisis no es otro que Morya, reconocido por la futura ocultista, como el guía de su infancia. Los tiempos teosóficos están por llegar.
Un pasaje más intenso del célebre encuentro, es retratado en las memorias de la condesa Constance Wachtmeister, narrándose lo siguiente.
“Durante su infancia Madame Blavatsky a menudo había visto cerca de ella una forma astral, que siempre parecía venir en los momentos de peligro, y salvarla justo en el punto crítico. HPB había aprendido a considerar esta forma astral, como un ángel guardián, y sentía, estaba bajo su cuidado y guía”.
Voy abrir mi primer paréntesis, y atienda bien el lector éste agregado. Décadas después de ocurridos estos hechos, calcúlese 1919, un matrimonio de origen ruso, Nicolás y Helena Roerich, hablarían de encontrarse en Londres con Morya, vaya casualidad, iniciándose luego la misión por todos conocida.
Más allá de esta anécdota picante, y parte del cotilleo ocultista, la pregunta abrasadora es sobre la identidad del misterioso Morya, el reputado maestro «M». Y aquí empieza una pista, que esta escritora encuentra irresistible.
Morya – Hijo de la Niebla de Fuego
“Él es un Rey Rjput de nacimiento, y usa barba oscura partida, cabello oscuro casi negro, que cae sobre sus hombros. Ojos oscuros y penetrantes, llenos de poder. Mide 2.01 m de altura, y tiene un porte marcial, habla en oraciones cortas y concisas como si estuviera acostumbrado a que se le obedeciese al instante. En su presencia hay un sentido de fuerza y poder abrumadores, y tiene una dignidad imperial que compele la más profunda reverencia”. C.W Leadbeater. Los Maestros y el Sendero.
Cuando se estudia a Morya, sus propias declaraciones impartidas como dijimos, no solo a Blavatsky, sino a otros interlocutores que juran haberlo conocido en persona, remiten sus orígenes a una antigua casta guerrera de origen hindú, el clan Maurya. Esta dinastía, habría reinado desde el 322 hasta el 185 a.C., siendo Chandragupta Maurya, reconocido como primer emperador de la India.
Y nuevamente atención, despliego mi segundo paréntesis, porque un heredero de esta dinastía va a dar que hablar. Se trata del legendario Asoka, llamado el Grande, 304-232 a.C., personaje que vengo siguiendo pista desde hace tiempo. Y es que estamos en presencia, de un auténtico eslabón perdido con insospechadas derivaciones, especialmente, en lo tocante al enigmático mundo subterráneo. Para entender este entramado, debemos dirigir la atención hacia algunos aspectos de su vida. Estamos ante el hombre que introdujo el budismo en la India, y fuera tenido gran defensor de la naturaleza, siendo considerado, como uno de los primeros ecologistas. Bajo su reinado, tuvieron lugar algunas de las edificaciones más sobresalientes de la India, en su mayoría, templos de increíble arquitectura.
Muchos estudiosos sugieren tras estas construcciones, se oculta evidencia de una antigua tecnología desaparecida. Y aquí mi tercer paréntesis, porque Asoka además de todas sus virtudes, es sindicado como fundador de una misteriosa orden secreta, referida por muchos ocultistas como La Hermandad de los Nueve Desconocidos.
En lo personal sobre esta misteriosa agrupación, y su fascinante líder, vengo acumulando importante dossier. Y aunque me encantaría extenderme sobre la cuestión, prometo volver sobre este importante asunto en otra ocasión.
Puedo sí decir como adelanto, hablamos de poderosos inmortales detentores de conocimientos increíbles, y que según pudo saber esta escritora, la agrupación seguiría actualmente activa. Inclusos sus ramificaciones llegan a los mismísimos Andes.
Si la vinculación Asoka – Morya realmente puede tener un asidero real, entonces podría entenderse mejor su misión, siendo Morya, como fuera declarado en la intimidad del movimiento teosófico, custodio de una remota ciencia espiritual, y adepto de un colegio invisible, presente en esta Tierra. Morya sería también descendiente de los Hijos de la Niebla de Fuego, los primitivos kumaras, que dotaron de razón e intelecto a la humanidad, según declaran viejos textos hindúes.
Koot Hoomi – Conexión Shambala
“Los Astras son, como podemos informar a nuestros lectores, un tipo de armas que uno encuentra constantemente en las antiguas leyendas hindúes, y que al principio son muy desconcertantes. A veces tienen una forma palpable, y por sus efectos al quemar el enemigo, etc., nos lleva a imaginar que no son más que cohetes o proyectiles, y que los antiguos hindúes conocían bien el uso de la pólvora. Pero otro conocido corrige esta idea. Encontramos al operador cruzando los brazos en el campo de batalla y, por mera meditación interna, enviado el Astra, que es arrestar o consumir al ejército hostil. Encontramos Astras de todo tipo, tanto en el campo fisiológico, psicológico y hasta elemental, llevando a concluir toda esa armería es de tipo espiritual”. El Sueño de Ravan, 1853. Texto de carácter anónimo que se atribuye a Kuthumi.
Koot Hoomi conocido luego como el abreviado de Kuthumi, el Maestro «K. H.», es generador de gran controversia en el mundo oculto. Sin embargo, es quizás la figura que más ayudó a comunicar mensajes de gran importancia, especialmente reflejados en Las Cartas de los Mahatmas, 1870-1890, obra exquisita, y de lectura obligatoria.
Estaba considerado como un gran erudito, que se dice dominaba varios idiomas. Su nacimiento tuvo lugar en la legendaria Cachemira hindú, aunque, así como Morya, imposible rastrear estos datos con fiabilidad.
Algunos creen Kuthumi responde a un seudónimo, aunque otros mal intencionados, sugieren pura invención tras su construcción como figura teosófica. En Las Cartas de los Mahatmas, existe una referencia que esta escritora cree intrigante, donde Kuthumi declara lazos con Edward Bulwer Lytton a través de una escuela secreta, lo cual nos redirige nuevamente a Londres como pista a sondear. Pero nuevamente, aunque tendríamos mucho trabajo para desandar sobre su caso, quiero detenerme en punto, ya que Kuthumi se dice uno de los primeros divulgadores en dar a conocer las primeras pistas acerca del reino de Shambala, revelada como la gran Logia de los Adeptos, y eje de la verdadera jerarquía planetaria.
En Las Cartas de los Mahatmas, sobre este importante centro espiritual Kuthumi exclama:
“Shamabala usualmente la conciben como una ciudad etérea flotando en el cielo, pero también tiene su contraparte física, ubicada en alguna parte remota de la meseta tibetana. En tiempos muy antiguos, era una isla, cuando el desierto de Gobi estaba en ese entonces cubierto por el mar”.
Un punto importante es establecer como el Maestro K.H. surge en la vida de Blavatsky. El contacto parece haber ocurrido en 1868, según lo aporta la escritora Marina César Sisson, en su impresionante trabajo sobre Blavatsky, que titula La Esfinge.
“Se presume que HPB fue a través de la India hacia algunas partes del Tíbet, y que esto ocurrió en alguna época de 1868; hay menciones de sus pasajes cruzando las Montañas Kuenlon y yendo por el Lago Palti (Yamdok-Tso), aunque esto sea geográficamente inconsistente. Fue en ese viaje hacia el Tíbet que ella encontró al Maestro KH por primera vez, y vivió en la casa de su hermana, en Shigatse. Ese puede haber sido el período en que ella pasó cerca de siete semanas, en las florestas a lo largo de las Montañas de Karakorum”.
Hasta aquí.
Conclusión
Podemos hablar mucho del maestro K.H., pero nuevamente exigiría mucho tiempo desarrollar todas las aristas del caso. Lo mismo podemos decir del maestro «M». Independiente de la opinión que cada uno eleve sobre estas personalidades, en su interacción con la teosofía, no hay dudas una influencia de orden sutil, irrumpió allá por el siglo XIX. El fin último tuvo como eje, liberar ciertas informaciones hasta entonces propiedad exclusiva del mundo culto, buscando potenciar el despertar humano.
Helena Petrovna Blavatsky jugó rol destacado durante esta delicada misión, guiada por un mandato que le fuera manifestada desde niña. Supongo es difícil aceptar como real, la existencia de una jerarquía planetaria existente en la Tierra, que algunos califican como el verdadero gobierno oculto, aunque pueda sonar a fantasía. Sin embargo, sus intervenciones a lo largo del tiempo, son muy reconocibles, esta escritora lo intuye. Una segunda oleada de estas interacciones tuvo lugar el siglo XX, aunque ataviado de otras vestiduras, pero con un mensaje recurrente al anterior, que aspira la humanidad se encamine hacia un destino superior. Continuará.
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Bibliografía
Libros
- Barker, A. Las Cartas de los Mahatmas. M. y K.H. a A.P. SINNETT. Barcelona, 1994.
- César Sisson, M. La Esfinge. Helena Blavatsky. Brasil, 2003.
- Roso de Luna, M. Una Mártir del Siglo XX. Helena Petrovna Blavatsky. Fundadora de la Sociedad Teosófica. España: Bernera, 2004.
- Sinnett, A.P. El Buddhismo Esotérico. Buenos Aires: Dédalo, 1978.
Sitios web
- Centro de Estudios de la Teosofía Original
Un Viaje a Londres, y un encuentro con la Cartas de los Mahatmas.
http://teosofiaoriginal.com.ar/index.php/novedades/56-un-viaje-a-londres-y-un-encuentro- con-las-cartas-de-los-mahatmas - Esotérica
¿Quiénes son los Mahatmas Kuthumi y Morya?
http://esoterismo-guia.blogspot.com/2011/06/mahatmas-kuthumi-kuthoomi-morya.html?m= - Filosofía Esotérica
Cardoso Aveline, C. La Dinastia Mauryan
http://www.filosofiaesoterica.com/the-mauryan-dynasty/
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GRACIAS. GRACIAS.GRACIAS.
Interesante reportaje pero un poco enredado en cuanto al hilo conductual. No obstante, ofrece datos sobre alguno de lis integrantes de la “hermandad blanca” que más allá del significante (blanca) y del significado que se la a atribuido para hacernos creer que son benévolos nos invita a seguir develando sus verdaderas intenciones fraguadas por lo visto desde el “intramundo”.
Gracias…
Interesante informacion y ojalá nos hablaras más sobre tus pesquisas de los mundos intraterrenos, felicitaciones eres gran escritora.