“La Comunicación con inteligencia de otras estrellas, será posible, algún día, y en la medida que los planetas de esas estrellas sean más antiguos que el nuestro. Los seres que allí vivan, deberían tener más información, que para nosotros sería de un valor enorme”. Guglielmo Marconi, 1919.
En 2004 me encontraba investigando los misterios de Akakor. Fue durante esa recolección documental, cuando me topé con el nombre de Guglielmo Marconi. En aquel texto que ahora vamos a referir, el legendario autor galo Robert Charroux, se hacía eco de una historia increíble, narrando lo siguiente:
Laboratorio Subterráneo en los Andes
Mario Rojas Avendaro escribió su relato, “a partir de las declaraciones que le habría hecho un ex discípulo de Guglielmo Marconi: el físico, filólogo y humanista Narciso Genovese, profesor de un instituto de la baja California. Según N. Genovese, los discípulos de Marconi, a la muerte de su maestro en 1937, decidieron continuar sus estudios y sus experimentos, sobre la utilización de la energía solar o cósmica, pero tomando todas las precauciones necesarias para que estas no pudieran servir a la guerra o a fines criminales. Noventa y ocho sabios y técnicos de diferentes naciones, habrían formado una sociedad análoga al Comité Pugwash 1, y se habrían retirado a una región desierta de la Cordillera de los Andes (o de la selva), donde viven aislados e ignorados. Su trabajo consiste, en domesticar las fuerzas eléctricas del espacio pacífico y universal”.
Robert Charroux menciona en su relato a Mario Rojas Avendaro, un periodista mexicano sindicado como fuente principal, en la emisión de esta curiosa declaración. En cuanto al sitio andino no mencionado como residencia de este laboratorio asombroso, Charroux, sugiere en su libro, El Enigma de los Andes escrito en 1974, que el límite fronterizo entre Venezuela y Brasil, donde se alza la meseta de Sarisariñama, poblada por los abismales agujeros, conocidos como Tepuey, ocultaría en sus entrañas a la misteriosa instalación. Curiosamente, aquella zona es objeto también de otros rumores, que Charroux no se priva de señalar.
Narra Charroux:
Varias veces, hombres extraños y extrañamente vestidos han sido vistos en los bosques de Jaua-Jidi. No parecen querer acercarse a los indios, y se aventuran sólo a poca distancia de los cráteres. Su piel es de color marfil amarillento: tienen grandes ojos, como los de los jaguares, largos cabellos de diferentes colores. Parecen temerosos y huyen en cuanto oyen un ruido insólito. Se cree que viven en una región que se extiende en el fondo de los cráteres y en inmensas salas subterráneas. Hay entradas secretas y desconocidas que dan al bosque”.
Por supuesto esta última línea llevaría a esta escritora hacia el insondable mundo subterráneo, pero dejemos este párrafo en suspenso, y volvamos a nuestra central de científicos.
Cuando Charroux publica su libro en los setenta, aquella extraña información sobre discípulos de Marconi ocultos en la selva venezolana, trabajando en instalaciones subterráneas, intriga a muchos estudiosos ¿Se trata de algo posible, o hablamos de pura invención? Otro autor, Narciso Genovese, presentado como discípulo de Marconi, alimenta aún más la leyenda. Veamos.
Narciso Genovese. Primer Contacto Marciano
“El Doce de Octubre de 1956 a las doce horas meridianas, se realizó sobre la faz de la Tierra, el acontecimiento cósmico más importante de todos los siglos, después de la venida de Nuestro Señor El Cristo. Uno de los más ilustres miembros de la mencionada Sociedad Científica, el ilustrísimo Señor Narciso Genovese dice que a esa hora precisa, salió la ‘EXPEDICIÓN COLÓN’ rumbo a Marte”. Yo He Estado en Marte. Narcisio Genovese, 1958.
Son muy escasos los datos biográficos existentes, haciendo difícil poder reconstruir la vida de Narciso Genovese, aunque lo vamos a intentar. Según se informa, nació en Turín, Italia, allá por 1911. Más tarde se produce su primera emigración a la República del Salvador, para luego radicarse finalmente en Tijuana, México. Genovese se mueve en las sombras, desconociéndose sus actividades, que finalmente salen a luz a fines de los cincuenta, cuando lanza Yo He Estado en Marte, 1956, convirtiéndolo en una celebridad pública, al conocerse sus controversiales afirmaciones sobre un viaje al planeta rojo, que lo tuvo como uno de sus tripulantes.
Aunque al principio presentó su relato como producto de la ciencia ficción, luego varió su discurso, y alegó en su experiencia nada era imaginario, declarando: «que lo que aquí he relatado, no es más que una condensación, un resumen, una pálida imagen de un acontecimiento histórico, cuya realidad proyecta consecuencias desconcertantes». En su libro además de hacer mención a su fantástica expedición, Genovese entregará una enigmática historia, sobre una instalación científica oculta en algún lugar de Sudamérica, y que resultara clave en su posterior travesía hacia tierras marcianas, empresa que tiene a Guglielmo Marconi, como mentor principal.
Atendamos a Genovese:
Quién esto escribe tuvo el honor de visitar a Marconi en Génova, en su barco estudio, poco después de haber iluminado desde allí la ciudad de Sidney (Australia), Me acompañaban en esa visita cuatro estudiosos alemanes. Nuestro objetivo, era obtener explicaciones del Maestro de cómo podía dominarse la corriente eléctrica, hasta dirigirla alrededor de la Tierra, y hacerla detenerse en un punto determinado. Marconi afirmó desconocer propiamente lo que es la electricidad en sí, pero que podían comprobarse efectos que denunciaban mucha analogía entre esta misteriosa energía, y la fuerza universal que mantiene entre todos los astros, un equilibrio tan perfecto. Particularmente creía que lo que nosotros conocemos por electricidad, parecía no ser más que una chispa de la energía solar, rústicamente aprisionada por nosotros, y siendo el sol el centro irradiador de la misma, bien podría ser la energía un vehículo para cualquier punto del espacio dominado por él mismo”.
En otro punto Genovese se inclina por pensar:
Si esta energía que nosotros llamado eléctrica, señorea el Universo difundiendo vida, luz y calor, ¿por qué no podría aprovechársela como medio transmisor? ¿No podría guiarse como cualquier vehículo, como se dirigen las ondas sonoras en la radio? De ser esto posible, el hombre podría llegar donde quiera que llegue, un rayo de sol”.
Este proyecto que enuncia Genovese, es el que va a dar pie la creación de un círculo a fin a las ideas de Marconi, más tarde materializado en la creación de una central científica, que como decimos se habría instalado en los andes sudamericanos. Aquel grupo según Genovese, estuvo conformado por un centenar de investigadores europeos. La financiación habría corrido por cuenta de las arcas vaticanas, quién a la muerte de Marconi fue su albacea en notas y diarios privados del sabio italiano, que liberó aquellos valiosos papeles a esta corte de estudiosos, con la condición, de no operar para ningún país extranjero.
Ahora bien un dato curioso, es que Genovese brinda algunos datos geográficos que difieren del relato más tarde publicado por Charroux, donde es en las profundidades del temido Matto Grosso, en la frontera con Colombia y Brasil, como la zona donde se habría instalado finalmente, aquel alucinante complejo científico.
¿Pero aquello era posible? Esta escritora encuentra muchas contradicciones en lo explayado por Narciso Genovese, fallecido en 1982 y quién nunca aportó pruebas sobre sus dichos. Sin olvidar que su relato marciano, se inscribe dentro de su adherencia como contactado, que en los cincuenta alcanzó su pináculo más alto. Sin embargo, cuando todo invitaba al descarte, en 2009 fui abordada por Alan Cordova Rochdain, quién desde México me sorprendió con su testimonio, brindado detalles inéditos sobre el caso, materializado luego en una entrevista que llevara a cabo para mi blog, Crónica Subterránea.
Según me relatara Alan, conoció a Narciso Genovese durante la década de los setenta, a quién llegó a tener como profesor de Ciencias y Taller de Lectura y Redacción, en un instituto secundario de Tijauana. Cuando lo consulté sobre si Genovese había mencionado algunas de estas alocadas historias a sus alumnos, sobre ciudades ocultas, y posterior viaje marciano, así como su vinculación con Marconi, me respondió que sí, aportándome lo siguientes datos.
Cuando hablaba de él (MARCONI), lo hacía con mucho respeto, y solía referirse a él como MI MAESTRO… Algunas veces le cuestionábamos al profesor Genovese en la clase de ciencias, que quién fue mejor, Tesla o Marconi, y creedme, se molestaba bastante. Además, cuando no tenía muchas ganas de darnos la clase normal, nos platicaba que él, había sido parte de grupo numeroso de científicos, que se habían juntado en Europa, y luego se habían instalado en alguna parte de Sudamérica, para realizar estudios de alta envergadura sobre las ondas de radio (nunca reveló el sitio exacto), solo decía, que todavía había gente trabajando allí, y que ese lugar estaba bajo tierra, camufladas las entradas a las instalaciones, por la selva. Decía que algunos lugareños, les servían como asistentes, en los trabajos de limpieza y comida. Nos contaba que después de la desaparición de Marconi, (por que dejaba entre palabras que no había muerto), ellos se encargaron de darle seguimiento a muchos otros proyectos, que Marconi les había heredado. El profesor hablaba que habían desarrollado naves sin alas, en forma esférica, y que la energía que las movía era la energía solar. Nos contó que ellos hicieron una cartografía del planeta tan precisa, como nunca se había hecho antes, y todo gracias a estas naves creadas por los científicos, que trabajaban en Sudamérica, ya que se podían desplazar a gran velocidad, y estar en lugares diferentes en un corto tiempo. Además, de haber enviado señales de radio al espacio, con mensajes de paz, amor y hermandad. También, hablaba que desarrollaron un arma capaz de desaparecer una pequeña montaña, que era un rayo de energía, decía, que ellos la perfeccionaron, ya que su maestro Marconi empezó con ese experimento.
Dijo que nunca la usarían en contra del ser humano, que solo era para la defensa de un posible ataque de algún planeta maligno a la Tierra. También comentaba que habían alcanzado un alto nivel en el uso de las señales de televisión, pero que el mundo no estaba preparado para usarlas, ya que se requería del uso de potentes emisoras, que necesariamente deberían estar fuera del planeta, orbitando alrededor”.
Por supuesto toda esta información fascinante, que Alan Cordova Rochdain me aportara e nuestra inolvidable entrevista, despertó en mí un mundo de interrogantes sobre las afirmaciones de Genovese, y especialmente sobre la figura de Guglielmo Marconi, cuya vida parecía guardar muchos secretos. Hora de indagarlos.
Un enigma llamado Guglielmo Marconi
Nacido en 1874, en Bolonia Italia, Guglielmo Marconi vivió una infancia acomodada. De su padre, un banquero de prestigio, heredó el gusto por los negocios, que más tarde aplicaría con tanta soltura. Su madre quién tenía una destilería de whisky, le contagió el refinamiento inglés, debido a sus orígenes irlandeses.
No contó con una educación formal, sino que tuvo desde temprana edad un tutor privado. Se dice que un profesor de física Vicenzo Rosa, fue su mentor en su interés por el mundo científico, que lo llevara apasionarse por el electromagnetismo y la corriente eléctrica. A la edad de 20 años comenzó a frecuentar la importante Universidad de Bolonia, una de las más prestigiosas de Europa, donde tomó clases con Augusto Righi. Sin embargo muchos de sus biógrafos coinciden, que fue gracias al artículo publicado por el físico alemán, Heinrich Rudolf Hertz, quién describiera, «la forma que las ondas electromagnéticas se propagan por el espacio, y como las había podido utilizar gracias a un oscilador creado por él mismo», fue que Marconi conjeturó esta idea, pudiera utilizarse para «transmitir señales telegráficas inalámbricas», y todo gracias al oscilador enunciado por Hertz. A la edad de 23 años, y luego de algunos intentos experimentales su proyecto se hizo realidad, posibilitando la transmisión inalámbrica. Increíblemente Italia, su país natal, no apoyó los esfuerzos del joven Marconi, que lo llevaron a trasladarse a Inglaterra donde pudo patentar finalmente su «Sistema de Telegrafía Inalámbrica». Fue el inicio de una brillante carrera, que en 1909 alcanzaría repercusión mundial al concedérsele el Premio Novel de Física, compartido con Ferdinand Braum.
Captando Señales Extraterrestres
En 1920 el periódico británico Daily Mail, publica una entrevista a Marconi, que causa rápida sensación. Bajo el título ¿Podrá la Tierra comunicarse con otros planetas?, el científico italiano entrega sorprendentes declaraciones.
Afirma que las estaciones de radiotelegrafía a menudo reciben señales de radio, de las cuales nadie hasta ahora tiene éxito en descubrir el origen. Son señales enviadas desde una gran distancia, y fuera de la zona atmosférica terrestre porque, al mismo tiempo, son captadas por estaciones de radiotelegrafía distantes, como Londres o New York. No ha sido posible dice Guglielmo Marconi, descifrar un mensaje comprensible, incluso si se utiliza una especie de alfabeto morse que se repite muchas veces. Marconi dice, que las investigaciones científicas sobre el origen de las señales continúan, y que no puede dar una explicación confiable al fenómeno, pero que no escudriña, estas señales de radio puedan provenir de otros planetas o del sol”.2
El reportaje finalizaba con un interrogante lanzado por el propio diario, quién se cuestionaba, si la detención de estas señales eran evidencias de que la humanidad, estaba siendo contactada por inteligencias espaciales. Una década antes de producidas estas afirmaciones por parte de Marconi, el científico croata Nikola Tesla, se había referido en 1901 a la captación, de «extrañas perturbaciones eléctricas en su laboratorio», que creía provenientes de Marte, mientras trabajaba en su laboratorio de Colorado Springs. 3
Curiosamente en 1900, la Academia de Francia decretaba la convocatoria al Premio Guzmán, otorgando 100.000 francos a quién fuera capaz de detectar señales extraterrestres. Dejo al lector medite sobre su impacto.
Elettra – La Nave del Milagro
Luego de finalizada la Primera Guerra Mundial, donde Marconi tuvo una participación muy activa dentro del gobierno italiano, disfrutando de un cargo como senador, el audaz científico decidió volver a su tarea como investigador de vanguardia, centrando sus estudios en las comunicaciones por onda corta. Fue así que en 1919 adquirió el yate Elettra 4, bautizado en honor a su hija, y que fuera equipado con instrumentos de los más avanzados. Allí Marconi tenía no solo una estación móvil, «con el cuál podía trabajar cualquier hora del día o la noche, aislado del mundo, independiente de la curiosidad o distracciones». Elettra se convirtió en su segundo hogar.
Aquella nave laboratorio fue además objeto de intensos rumores, que iban desde experimentos con baterías miniaturizadas, y funcionamiento de la antigravedad. Aunque muchas de estas extrañas experiencias, que Marconi llevara a cabo durante la década del veinte y treinta, fueron ocultadas, uno de sus colaboradores más cercanos, Adelmo Landini, dejó escrito en varios libros sus impresiones del genial físico. Uno de las observaciones más interesantes, es su sospecha sobre que Marconi, a quién describe como muy reservado, estaba trabajando en «la influencia de las ondas de radio», como una forma de favorecer el crecimiento de las plantas. Sin embargo un proyecto aún más ambicioso, parecía ocupar un lugar de privilegio en los desarrollos de Marconi. Veamos.
El Rayo de la Muerte
“Espero que no se me considere un soñador, si preveo la posibilidad de transmitir y acumular energía a gran distancia, mediante ondas electromagnéticas concentradas, en muchos haces paralelos de mínima dispersión”. Texto extraído de una conferencia dictada por Marconi en New York, durante 1928.
Esta historia que vamos a narrar, nace de la pluma de Rachele Mussolini, quién en vida fuera esposa del Duce Benito Mussolini, y que finalizada la Segunda Guerra Mundial, publicara un interesante libro de memorias, Mussolini al Desnudo, abordando en uno de sus capítulos, intrigante experiencia protagonizada por Marconi allá por junio de 1936.
“Hacia final de junio del mismo año, Benito Mussolini tuvo nuevamente la oportunidad de cambiar el curso de los acontecimientos: Guglielgo Marconi, había desarrollado un invento revolucionario. Con la ayuda de una radio misteriosa, podía interrumpir el circuito eléctrico de los motores de cualquier tipo de vehículo, que funcionaba con un imán. También se podían detener coches, motocicletas y derribar aviones”.
En otro pasaje, Rachele Mussolini alega haber sido testigo como este invento paralizó a cientos de vehículos, mientras se encontraba transitando una carretera que conducía de Roma, a las playas de Ostia. Según Rachel, el Duce le confesó pormenores de aquella tecnología revolucionaria.
«Aquel invento de Marconi, puede dar a Italia un poder militar superior a la de todos los otros países del mundo». El Duce también declaró, aquel invento se iba a conocer como el rayo de la muerte.
Muchos estudiosos creen esta narrativa, es producto de una propaganda difundida por el malogrado dictador italiano, al mejor estilo ciencia ficción, y que merece descartarse. Pero si aquello realmente ocurrió, ¿Marconi realmente alcanzó esos conocimientos, o existe otra variante para explicar esta alocada historia? Al parecer sí. Un intercambio producido entre Marconi y Landini, narrado en su libro, brinda pistas que quizás arrojan luz sobre el enigma del rayo mortal.
Expresa Marconi:
Estoy seguro que debe haber en el medio del espectro de frecuencias, una frecuencia capaz de matar más o menos rápidamente un microorganismo en particular”. Agregando: “tantas frecuencias como la cantidad de microbios. En resumen, suficientes para resolver las enfermedades del hombre, los animales y las plantas”. También expreso su desagrado en que las potencias pudieran desarrollar armas mortíferas, por el sabio denominadas como ‘secretos infernales'”.
Como vemos en la trascripción realizada por Landini, emerge un Marconi más consciente de su entorno, un pacifista, buscando mejorar la vida del hombre.
Radio Vaticana
Otro capítulo asombroso en la vida de Marconi, es su vinculación con la santa sede, y especialmente su relación con el Papa Pío XII, Achille Damiano Ambrogio Ratti, quién impulsara la instalación de una radio en muros vaticanos. Marconi no solo cumplió el sueño de este Papa, amante de la tecnología, sino que también trabajó en otros proyectos secretos bajo el amparo Vaticano, que habría aportado fondos. Se habla incluso del uso de microondas para la radiolocalización, antesala del radar. Giugliano Marconi fallecería en 1937, aquejado de problemas cardíacos. Hasta aquí.
Quedan muchos interrogantes sobre Marconi, quien actualmente resulta una figura controversial para las nuevas generaciones, siendo cuestionados muchos de sus descubrimientos, cuyo origen se atribuye a Nikola Tesla como verdadero inventor. Más allá de estas amargas reclamaciones, Marconi resume un capítulo de importancia, marcando el pulso del naciente siglo XX, donde un nuevo mundo empezó a gestarse.
Curiosidades:
El Titanic y Marconi
En la biografía que escribiera su hija Degna conocido como My Father Marconi, se narra como el científico burló el trágico destino del Titanic en aquel 1912, que casi lo tuvo como pasajero. Y es que a último momento Marconi, decidió embarcarse en otro navío, El Lusitania, debido a que esta nave contaba con un servicio de telegrafía, más rápido que el utilizado por el Titanic. Pero eso no fue todo, sino que gracias a su invento el Titanic sería auxiliado por el Carpathia, ayudando a salvar casi 800 personas, rescatadas de aquel terrible naufragio.
Las Extrañas Muertes de Marconi Electronic Systems
En 1982-1990 se hizo público un reporte aterrador, sobre el fallecimiento de científicos, en su mayoría expertos en informática, que habían colaborado para la Marconi Electronic Systems , compañía inglesa especializada en tecnología de vanguardia, centrada en la industria de la Defensa. Se habla de un complot de tipo gubernamental, y el espeluznante caso sigue abierto entre los investigadores.
1 Este comité que funcionó en la década del cincuenta, tenía como objetivo trabajar para el desarme mundial. Contó con la adhesión de científicos de todo el mundo.
2 En 1924 el astrónomo norteamericano David Peck Todd, solicitó al Ejército y Armada de su país, se decretara EL Día Nacional de Silencio de la Radio, con el objeto de captar inteligencias marcianas. El extraño experimento no obtuvo ningún resultado.
3 En 2016 un biógrafo de Tesla publicó que estas supuestas interferencias detectadas, tendrían al propio Marconi como emisor de aquellas enigmáticas señales, efecto provocado debido a sus experimentaciones radiales.
4 Elettra es un nombre derivado del griego, que significa brillante. En su acepción como Electra, recuerda a la capital de la Atlántida, que se decía, resplandecía con su luz de ámbar (producto de la electricidad por fricción).
Bibliografía:
Libros:
- Charroux, R. El Enigma de los Andes: Madrid: Plaza & Janés, 1974. (Enlace)
- Collins, T. Open Verdict. London: Sphere, 1990. (Enlace)
- Genovese, N. Yo He Estado en Marte. México, 1958.
- Landini, A. Marconi sulle vie dell’etere. Torini: SEI, 1960. (Enlace)
- Marconi, D. My Father Marconi. London: Universal Digital Library, 1962. (Enlace)
- Mussolini, R. Mussolini al Desnundo. Buenos Aires: Emecé, 1957. (Enlace)
Sites:
- Artemi, M.
Marconi Death Ray: Not Only an Italy-Vatican Tale (Enlace)
El día en que Tesla confundió a Marconi con los extraterrestres (Enlace) - Gatti, C.
Quante vite salvò GUGLIELMO MARCONI ? (Enlace) - Goldstern, D.
Yo Conocí a Narciso Genovese. Entrevista Exclusiva con Alan Cordova Rochdain (Enlace) - Guillermo Marconi: biografía, y todo lo que desconoce de él (Enlace)
- MARCONI, Guglielmo (1874-1937) (Enlace)
- Mey, C.
EL YATE “ELETTRA” DE GUGLIELMO MARCONI (Enlace) - Philips, O.
TESLA, MARCONI AND THE SECRET CITY IN THE CLOUDS (Enlace) - Redferen, N.
The Mystery of the Marconi Deaths (Enlace)
The Secrets of Tesla and Marconi – The UFO-Mars connection (Enlace)
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