Existen mitos relacionados con la mente. Uno de ellos refutados por la ciencia, es que usamos apenas el 30% de nuestro cerebro. Pero no significa que el órgano más importante de nuestro cuerpo no sea capaz de realizar cosas increíbles, como el de materializar seres que después intentarán controlarnos.
Un egregor es una acumulación de energía que se concentra en planos no físicos, desde el etérico al mental, y que está asociado a un determinado concepto, arquetipo, emoción o forma de pensamiento. Hay egregores positivos, o podríamos decir que, compuestos por energías de carga positiva, y hay egregores que son todo lo contrario, asociados a miedos, temores, y todo el abanico de emociones y energías derivados de ellos.
Pero para comprender el origen de los egrégores antes debemos hablar de las larvas, ya que para que haya egrégores, primeramente, debe haber larvas. Mucho se ha hablado de las larvas en el ámbito del esoterismo, de hecho, según algunos maestros del hermetismo, el descubrimiento de estas y de sus modos de operar ha sido uno de los mayores aportes del esoterismo moderno.
Las Larvas, parásitos astrales
Las larvas son el producto de la condensación de energías negativas producidas por una persona, las cuales se concentran en un punto a partir del cual comienzan a tomar una identidad propia hasta tornarse como una criatura autónoma. Cuando nuestros pensamientos y sentimientos negativos se repiten y persisten, van tomando un cuerpo propio. Así es que comienza a conformarse una larva, la cual adherida al campo áurico de la persona y se alimenta de la energía de su anfitrión. Una larva se asemeja a lo que la psicología llama un complejo, una estructura psíquica independiente de quien la posee. Nuestras obsesiones, sean del tipo que sean, son larvas. De hecho, toda obsesión es un sentimiento o un pensamiento que se sienten y piensan por la persona, independientes de su deseo y su voluntad. Las larvas funcionan como parásitos energéticos, los cuales viven de nosotros, en especial de nuestra energía psíquica. Las obsesiones, temores y vicios son claramente larvas. Todo lo que siendo nuestro nos domina sin que nosotros podamos controlarlo es una larva. Como ocurre con los malos hábitos, lamentablemente, erradicarlas no es sencillo especialmente cuando estas llevan muchos años de formadas. Las larvas no quieren morir, y al vivir exclusivamente de nosotros, tienden a realimentar los sentimientos y pensamientos que las mantienen vivas. Ellas inducen el temor al temeroso, aportándole ideas que lo atormentan; llenan de sentimientos de ira al iracundo; incentivan deseos apasionados en el lujurioso, etc. No solo las obsesiones son larvas, también lo son nuestros prejuicios, ideas y sentimientos arraigados, irracionales e inamovibles.
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Los Egrégores
Al igual que las larvas, los egrégores una vez que han adquirido independencia se tornan autónomos del grupo de personas que lo ha generado pasando a dominarlas. El objetivo de estas criaturas finalmente es apoderarse de su creador. Actualmente nuestra sociedad está de algún modo «infectada» de energías egregóricas por la influencia de los medios de difusión y la instalación masiva de ideas. Así es que, gregariamente, las ideas se repiten y asumen como verdades absolutas. Un claro ejemplo son las constantes noticias negativas sobre la pandemia que vemos diariamente, provocando una psicosis en caer contagiado al menor descuido. Aunque nos cueste aceptarlo, somos manipulados por los egrégores más fuertes los cuales se expresan a manera de ideas irrefutables, de prejuicios y de dogmatismos ciegos. Todo aquello que moviliza a las masas en torno a una idea destructiva es un egrégor. El nazismo, así como todas las corrientes radicales poseen su egrégor. Un egrégor equivale a la zona oscura provocada por un objeto iluminado. Cuando quienes deben trasmitir una verdad en paz lo hacen desde el totalitarismo y la violencia están creando un egrégor, que lo convierte cada vez más fanáticos e intolerantes.
Dentro de los dogmas religiosos pueden surgir algo así como «falsos dioses» los cuales son adorados muchas veces en lugar de la verdadera divinidad. La inquisición ha sido uno de los grandes egrégores de la iglesia romana, así como lo ha sido también la inquisición protestante. Estos falsos dioses nos hacen vivir lo falso como verdadero, lo intrascendente como trascendente. Cuando los egrégores se han desarrollado en el tiempo adquieren algo así como un ‘cuerpo simbólico» el cual es siempre una expresión cabal del imaginario que los formó.
Se debe tener en cuenta que ciertos demonios son en realidad egrégores así como muchas deidades oscuras de la antigüedad como el Moloch fenicio. Cuando los egrégores reciben culto o adoración por medio de ritos, su poder se torna terriblemente poderoso en especial si se alimentan de la energía recibida de sacrificios. Toda muerte que se realiza en nombre del egrégor lo alimenta e incrementa su poder. Las grandes guerras han alimentado a los egrégores nacionalistas gracias a la inconmensurable energía producida por la voluntad de millones de personas sumado al poder mágico/energético que posee la sangre, fuerzas que han dado a los egrégores que son las guerras una vitalidad abismal. No son las almas de los difuntos lo que alimenta al egrégor si no la voluntad de los que luchan y el dolor de los que sufren.
En la creación de egrégores se utiliza la imagen de deidades de todo tipo, no solamente de los grandes cultos del pasado, sino también puede ocurrir con personajes de novelas, seres de las leyendas o de la literatura. Esto que parece tan fantástico y hasta un juego es en verdad extremadamente peligroso. Al alimentar de vitalidad a estas imágenes por medio de un culto, se les está abriendo la posibilidad de que en un momento adquieran una vida propia. Estas se convierten en egrégores, en entidades artificiales. Los egrégores son entidades parasitarias porque viven de la energía de aquellos que los crean.
Se cree comúnmente que todo aquello que está relacionado a una creencia colectiva es producto de un egrégor. Algunos confunden a los seres de luz, a los seres espirituales con egrégores lo que es un error. Los seres de luz como por los ángeles son creaciones divinas y no humanas. Los espíritus de luz a diferencia de un egrégor, se acercan a las personas actuando como entidades benefactoras, generadoras de luz y de vida, mientras que los segundos son vampiros que viven de quienes están ligados a su energía. Si un grupo humano con un sentimiento negativo en común se disuelve, su egrégor muere lentamente ya que se le quita la energía vital del grupo que lo ha formado.
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¿Por qué es tan difícil desligarse de un egregor?
En una etapa inicial, el egregor de un grupo cede parte de su energía hacia la persona para que experimente una mejoría. Si se trata de un grupo vinculado con la religión, la espiritualidad o la sanación y la persona está enferma, esta suele mejorar de su enfermedad, o incluso curarse. Este bienestar aparente le creará una dependencia hacia el grupo y sin saberlo, su devoción lo convertirá en un nuevo alimentador del egregor.
Si en un determinado momento la persona siente la necesidad de abandonar esta energía grupal, el egregor le pondrá obstáculos para que deje gran parte de su energía en él o a base de fuerza de voluntad después de percatarse del origen de la manipulación. Está es la razón principal por la que algunas personas son incapaces de abandonar posiciones mentales aberrantes o por qué es tan difícil abandonar una secta.
El Tulpa
Dentro del budismo tibetano, un tulpa es un “vajrayāna”, es decir, una entidad espiritual creada por el pensamiento. Según Walter Evans en «El Libro Tibetano de la Gran Liberación», el tulpa se crea a través de la visualización clara, intensa y sostenida de un objeto o entidad; y que sólo las mentes cultivadas en la meditación, como los yoguis o los lamas tibetanos, son capaces de crear y deshacer tulpas a voluntad.
El tulpa es como un fantasma o ectoplasma creado por un monje o iniciado después de una larga meditación. No es una simple visión, sino un fenómeno dotado de consistencia física, que es capaz incluso de emitir olores y sonidos, entre otras cosas. Puede tomar la forma de un animal, un objeto, un edificio, un paisaje o un ser humano.
La persona que crea un Tulpa tiene que estar seguro de querer crear uno, porque se puede convertir en una gran carga para su creador.
Creación y evolución de un Tulpa
Para crear un tulpa es necesario tener una mente disciplinada, habituada al aislamiento, y contar con la ayuda de ciertos rituales que permitan la materialización de las ondas mentales. Sin embargo, a diferencia del espiritismo occidental, no se requiere de la presencia de un médium y las sesiones para su creación pueden realizarse a plena luz del día.
Según la creencia, este ser puede hacerse visible a otras personas, llegando incluso a adquirir voluntad propia. Por lo general, estas proyecciones mentales tendrían una vida corta. Lo normal es que se desintegren casi inmediatamente después de ser creadas. Sin embargo, si el pensamiento que los creó fuese particularmente intenso, producto de una obsesión o de un temor arraigado, la onda de pensamiento transformaría la materia mental en una energía que tendría una vida más larga e intensa. El ente va aumentando su poder a medida que más gente crea en su existencia.
Una vez que los tulpas empiezan a existir en forma autónoma, sin que sus creadores hayan tomado la precaución de controlar cuándo aparecen y cuándo desaparecen, se supone que dejan de ser imaginarios y ya no son tan fáciles de controlar o de eliminar.
El Tulpa De Alexandra David Néel
El caso más famoso documentado acerca de un tulpa fue el de la exploradora Alexandra David Néel. Ella fue además una famosa escritora, periodista, orientalista y espiritualista franco-belga. En 1924, Alexandra viajó a Lhasa, capital del Tíbet, una ciudad vedada para los extranjeros en aquel entonces.
Los monjes tibetanos que la acogieron le comentaron acerca de los tulpas, y Alexandra intentó crear uno a través de un prolongado proceso que le costó meses de visualización y de constantes ritos místicos.
El tulpa que eligió crear era un inofensivo monje pequeño, gordo, alegre y bonachón. Este ser imaginario fue visto por Alexandra en una sesión, y desde allí comenzó a seguirla a donde iba como si fuese una mascota. Durante esta primera fase solo Alexandra era capaz de ver al tulpa, pero sus continuas interacciones con este ser fueron confiriéndole más energía, y posteriormente cuentan que algunos monjes lo llegaron a ver.
Pero lo peor vino después, cuando se percató que el experimento le salió mal. El tulpa creado por Alexandra comenzó a cambiar de aspecto, volviéndose delgado y adoptando rasgos faciales malévolos, junto con una sonrisa pícara y una mirada maligna. Según su propio testimonio, el tulpa se volvió agresivo e impredecible. Entonces, Alexandra se sintió atemorizada, sobre todo después de que ciertos monjes le confirmaron haber visto al tulpa maligno junto a ella, que se estaba desfigurando rápidamente.
En su libro Magic and Mystery in Tibet, Alexandra narra que le tardó seis meses disolver al tulpa; y años después, comentó su experiencia con el tulpa en estas palabras:
“No hay nada extraño en el hecho que pueda haber creado mi propia alucinación. Lo interesante es que, en estos casos de materialización, otras personas ven las formas de pensamientos creadas”.
El Experimento Owen
Algunos parapsicólogos están convencidos que un significativo número de casos de fantasmas y poltergeist no son más que materializaciones mentales creadas por “energía psíquica de alta coherencia”. Ese era el caso de la Sociedad de Toronto para la Investigación Psíquica, cuyo director el Dr. A.R.G. Owen, organizó un experimento a inicios de los años 70s para probar si era posible “crear un fantasma”.
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Owen reunió a ocho sujetos de distintas profesiones, y les encargó la tarea de crear un personaje histórico ficticio. El personaje construido por los voluntarios fue un aristócrata al que llamaron Philip Aylesford, un inglés del siglo XVII, que sufrió por su matrimonio no correspondido, pero a la vez terminó provocando en forma involuntaria la muerte de su amante gitana, tras lo cual se suicidó lanzándose desde la torre de su castillo. Todos estos detalles fueron acompañados por bocetos, relatos, conversaciones y descripciones que sirvieron para que el grupo visualice una imagen más vívida del personaje que serviría de tulpa.
El equipo realizó sesiones de visualización grupal durante más de un año, pero nada daba resultado y lo único que notaron era que algunos miembros afirmaban sentir una “fuerte presencia”.
Sin embargo, todo cambió cuando optaron por el método espiritista. Con el ambiente adecuado usando velas, penumbra, una mesa redonda, y el típico proceso en el cual los participantes se toman las manos, empezaron a realizar invocaciones. Poco tiempo después de este nuevo método, en una sesión todos presenciaron que alguien golpeaba la mesa, y entonces intentaron entablar comunicación con la entidad. Acordaron que un golpe sería un sí, dos golpes serían un no. Sorprendentemente, la entidad respondió, y todas sus respuestas correspondían con la descripción de Philip Aylesford. También cuentan que la mesa llegó a flotar y, por último, que el espíritu no sabía nada que no reflejase algo de Philip Aylesford y su mundo ficticio.
El grupo concluyó que realmente habían creado un tulpa, sin embargo, quedará en el misterio si realmente fue un espíritu que había estado con ellos desde tiempo atrás y se entretenía haciéndose pasar por Philip Aylesford.
Cómo crear un tulpa
En internet se puede conseguir mucha información sobre este tema, pero es atemorizante la cantidad de personas fascinadas por los tulpas que advierten que es muy frecuente que algo malo suceda si se consigue crear uno. Un hecho particularmente perturbador es que éstos cambian caprichosamente de forma y con frecuencia de manera nada agradable.
En un testimonio de un joven obsesionado por el tema, aseguró que consiguió crear su propio tulpa en dos meses; pero que se degeneró en una abominación horrenda que lo atemorizaba frecuentemente a lo largo del día. Comentó que se paralizaba por el terror cada vez que miraba hacia la puerta de su dormitorio y el ser estaba viéndolo fijamente. Sus intentos por desintegrarlo no funcionaban porque el tulpa lograba moverse y molestarlo a voluntad. La situación le preocupó más cuando su hermana menor le comentó que a veces sentía una presencia en su dormitorio.
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A pesar del dilema entre abrir una puerta a lo desconocido o arruinar el equilibrio mental de manera deliberada, algunos experimentadores han publicado las instrucciones detalladas para conseguir crear un tulpa. ¿Te atreverías a crear uno?
Video Programa Paradigma 0: Egregors y Tulpas: Entidades artificiales
Bibliografía
Libros:
- Stiglich Francisco, 2018, Manual de Alta Magia
Sitios web:
- Egregors o Energías Grupales
https://manosquecuran.es/que-es-un-egregor/ - Egregors
https://murmuraundeseoalasestrellas.wordpress.com/2013/02/12/egregors/ - Egregor, Arcontes y Granja Humana
https://www.elajoproducciones.com/post/2017-09-07-egregor-arcontes-y-granja-humana - ¿Qué es una Tulpa?
https://www.wattpad.com/368206657-gu%C3%ADa-completa-de-las-tulpas-%C2%BFqu%C3%A9-es-una-tulpa - El Poder Del Pensamiento: Qué Es Un Tulpa Y Cómo Eliminarlo
https://magazine.imaginaciontalento.com/que-es-un-tulpa-y-como-eliminarlo/ - Tulpa ¿Que es? y Como se crea
https://www.facebook.com/elricondelloborojo/posts/2287737957928886/ - Cómo crear un tulpa
https://es.wikihow.com/crear-un-tulpa - Los Tulpas: Entes engendrados por el poder de la mente
http://www.pasarmiedo.com/el-mas-alla/parapsicologia/2207-los-tulpas - Egrégores y Tulpas: Seres creados por la mente humana
https://www.taringa.net/+paranormal/egregores-y-tulpas-seres-creados-por-la-mente-humana_h3rh1 - Una Tulpa, un Egregor, un Arconte
http://elpoderdelosritualesdl.blogspot.com/2018/11/una-tulpa-un-egregor-un-arconte-i.html - Egregor Personal
https://sanacion-akashica.blogspot.com/2019/06/egregor-personal.html
Por: Pedro Noguchi
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