David Adair, de niño fue un fanático de los cohetes y naves espaciales que, con tan solo 17 años, consiguió el premio más grande de Ciencia en 1960 por parte de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos ¿La razón? diseñar y probar exitosamente una tecnología nunca antes vista: un motor de contención electromagnética de fusión nuclear.
Adair, con solo 17 años consiguió desarrollar un cohete que no solo alcanzaba la velocidad de la luz, sino que la superaba, lo que nos podía colocar en escenario de viajes interestelares. Según los rumores, el cohete fue probado con éxito en una zona totalmente enigmática y misteriosa para nosotros: el Área 51.
Muchos escépticos aseguran que esto no es más que una leyenda urbana. Y existen ciertas cuestiones que nos pudieran hacer dudar ¿Cómo consiguió Adair el diseño de ese motor en 1960?
Él mismo nos responde: gracias a la NASA. La organización poseía 18 diseños diferentes de motores. Curiosamente, solo dos usarían propulsión sólida o líquida…
¿Quién es David Adair?
Antes de empezar, debemos conocer a una de las mentes más prodigiosas de la historia. David Adair era niño genio en materia de astrofísica e ingeniería. Podía leer y comprender literatura avanzada. Estos libros los encontraba en la biblioteca local, donde el bibliotecario lo encontró corrigiendo algunos datos que se encontraban en los libros de astrofísica. Razón que lo llevó a ordenar más textos del tema.
Con el tiempo, Adair fue enamorándose cada vez más de todo el tema espacial; las naves, los viajes. Diseñando motores de cohetes que usaban fluidos criogénicos. Esto lo llevó a desarrollar un sistema totalmente nuevo; un motor de fusión electromagnética. Según sus propias palabras, con este tipo de motor, el cohete podría alcanzar las 8.654 millas por hora en, apenas, cuatro segundos.
Una vida encaminada por la ciencia y los cohetes
Adair fue reconocido con el galardón más importante en el campo de la ingeniería y ciencia por parte de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, lo que lo llevó a ser conocido nacionalmente. Ese premio le ayudó mucho, pues comenzó a recibir fondos federales de la Fundación Nacional de Ciencias del Departamento de Educación.
Después de haber realizado su motor a los 17 años. Fue llevado al Centro de Pruebas de Misiles de White Sands, ubicado al sur de Nuevo México. En ese lugar se realizaría la prueba de su creación.
Le solicitaron que lo dirigiera desde un lago seco, con unas coordenadas específicas en Nevada. Aquel lugar era una base militar secreta llamada Groom Lake, conocida actualmente como el Área 51. Adair pudo hacer despegar y lanzar el cohete sin inconvenientes, realizando un aterrizaje en el lugar indicado, con sus paracaídas abiertos correctamente y listos para su reutilización inmediata.
Después de este incidente, fue trasladado de la base Groom Lake, donde lo recibieron agentes del gobierno para llevarlo a una instalación subterránea donde le mostrarían un motor casi idéntico al suyo. Sin embargo, este tenía algunas diferencias nunca antes vistas. La agencia le solicitó reparar ese motor, cosa que le extrañó, pues era bastante superior al suyo.
Obedeció y, al estudiar todo el mecanismo, comprendió por qué era tan diferente; ese motor no había sido fabricado en la Tierra. Como era de suponerse, empezó a preguntar sobre lo que sucedía. Obviamente, todo se torció a partir de ese punto.
¿Conspiración alienígena y militar?
En su estadía en el Área 51, conoció al ex científico de cohetes Nazi, Arthur Rudolph. Apenas reconoció a este sujeto, también descubrió que una de las intenciones de la agencia era usar su cohete en la Guerra Fría como un «primer ataque letal».
Otra de las personas involucradas en la conspiración era el general Curtis LeMay. Aquel que un día le ayudó a conseguir fondos para su proyecto y que había sido un soporte para él mismo y su familia en momentos de abrumo.
LeMay era reconocido como un gran traficante de guerra y que usaba estrategias agresivas. Entre sus ideales estaba la guerra nuclear. Creía que con un primer ataque exitoso tendría la capacidad de borrar un país entero del mapa.
De hecho, LeMay fue la persona encargada de desarrollar el programa de Comando Aéreo Estratégico, en el cual se arrojaba el 80% de su artillería durante el primer ataque.
Bajo este ideal, era necesario el motor de Adair. Su velocidad con la propulsión de fusión electromagnética lo haría indetenible y 100% eficaz.
Conociendo esto, el joven se vio en la necesidad de sabotear de alguna manera su cohete para que no fuese usado como un arma nuclear. Y así lo hizo; en un movimiento audaz, usó grasa de grafito que recolectó rápidamente para provocar una reacción química con el deuterio. Un isótopo indispensable para conseguir las reacciones de la fusión electromagnética durante el funcionamiento del motor.
El plan fue un éxito. El motor explotó masivamente. Sin embargo, aquello enfureció a la organización, especialmente a Rudolph quién le amenazó con la cárcel perpetua, trabajando de por vida en dichas instalaciones y muriendo para el mundo exterior. Pero para su sorpresa, LeMay una vez más le ayudó, y valiéndose de los cuestionamientos a Rodolph por su pasado Nazi, lo desacreditó, permitiéndole a Adair marcharse.
Esto nos lleva a pensar y a preguntarnos ¿Sabemos realmente cual es el verdadero alcance tecnológico de las potencias mundiales? ¿Es realmente cierto que no hemos llegado a otros planetas? No lo sabemos, y posiblemente no lo sabremos hasta que sea demasiado tarde para nosotros.
Referencias: Los Ángeles Times, Gaia
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Maravilloso conocer todas estas noticias que no salieron nunca a la luz pública, por eso me encanta leer codigo oculto