El misterio aumento de la actividad cerebral en el momento de la muerte podría evidenciar que el “alma sale del cuerpo”, de acuerdo a una reciente investigación.

Un repentino estallido de energía que recorre nuestros cerebros cuando morimos podría ser evidencia de que el “alma abandona el cuerpo”, afirmó un profesor.

Un equipo de investigadores ha documentado durante mucho tiempo a pacientes que experimentan alucinaciones lúcidas y realistas después de la muerte clínica, cuando el corazón deja de bombear pero el cerebro presenta un aumento de su actividad eléctrica.

Evidencia de la existencia del alma

El Dr. Stuart Hameroff, profesor de anestesiología y psicología de la University of Arizona, dijo que cuando el paciente muere, la actividad cerebral podría insinuar que tenemos “almas”.

Dr. Stuart Hameroff. Crédito de imagen: Carl Geers

Investigadores de la Universidad George Washington colocaron pequeños sensores en el cerebro de siete pacientes clínicamente muertos minutos antes de que se desconectara el soporte vital en 2009.

Hameroff dijo a Project Unity en una entrevista reciente:

“Vieron cómo todo desaparecía y luego se producía esta actividad cuando no había presión sanguínea ni ritmo cardíaco”.

Hameroff dijo que los investigadores notaron una repentina ráfaga de actividad cerebral en un paciente, llamadas ondas gamma, que se cree que están involucradas en el sueño, la percepción y el movimiento.

Estas ondas, producidas por la activación y desactivación simultánea de las neuronas, duraron hasta 90 segundos y se detectaron en un electroencefalograma (EEG).

Pero, como subrayó Hameroof, se producían incluso después de que el corazón dejara de latir.

Hameroof agregó:

“Así que podría ser la experiencia cercana a la muerte, o podría ser el alma abandonando el cuerpo, tal vez”.

Los pacientes del estudio, que decidieron suspender los cuidados al final de la vida, eran dos hombres y cinco mujeres de entre 34 y 74 años.

Conciencia humana

El anestesista dijo que la conciencia, nuestro mundo interior, se encuentra en un “nivel más profundo” de nuestra plomería biológica de lo que pensamos.

Tan profundo, dijo, que nuestras mentes podrían operar a un nivel cuántico: la materia y la energía en su nivel más fundamental.

En lugar de que las neuronas se activen entre sí creando la conciencia, podrían ser los microtúbulos, diminutas estructuras celulares hechas de proteínas que controlan la forma de la célula y cómo se divide.

Esto significa que nuestra conciencia es lo último que se va cuando morimos.

Hameroff dijo:

“La cuestión es que demuestra que la conciencia es, en realidad, probablemente, un proceso de muy baja energía”.

Los investigadores añadieron:

“A medida que el cerebro alcanza un nivel crítico de hipoxia, el [potencial de acción, una señal eléctrica que dispara una neurona] se pierde en un gran número de neuronas, y esta pérdida de potencial eléctrico provoca una cascada de acción eléctrica”.

Conciencia humana. Crédito de imagen: depositphotos.com

Experiencias extracorporales

Los investigadores sugirieron, como otros lo han hecho, que esto es lo que causa las visiones vívidas y realistas experimentadas por algunas víctimas humanas de un paro cardíaco.

Algunos de los que sobreviven dicen que estas visiones, llamadas visiones en el lecho de muerte o “experiencias extracorporales”, pueden incluir visiones de una vida después de la muerte o de lo sobrenatural.

Aunque el rango de aquellos que las experimentan puede variar, el 88 % de los pacientes que sobreviven a una experiencia cercana a la muerte informan de al menos una visión.

Los investigadores escribieron:

“Ofrecemos esto como una posible explicación de la claridad con la que muchos pacientes tienen «experiencias extracorpóreas» cuando se reaniman con éxito de un evento cercano a la muerte”.

La actividad asociada con el procesamiento de información en un cerebro moribundo puede ser ocho veces mayor que durante un estado consciente.

Hameroff también citó un estudio del Dr. Robin Lester Carhart-Harris que analizó cómo los fármacos que alteran la mente pueden afectar la salud mental y el comportamiento.

Pidió a los voluntarios que se metieran en máquinas de resonancia magnética o que se sometieran a un electroencefalograma mientras recibían un goteo de psilocibina, el compuesto de las setas mágicas.

Mientras la máquina zumbaba, los pacientes cerraban los ojos y dejaban que les llegara cualquier torbellino de colores y alucinaciones.

Sin embargo, Cahart-Harris y su equipo descubrieron que la resonancia magnética era “ría y oscura, como si estuvieran en coma”.

Hameroff dijo:

“Creo que esperaban que la resonancia magnética se iluminara como una máquina de pinball cuando les dieron la psilocibina porque todo esto estaría sucediendo. No sabían cómo explicar esto”.

Resumen:

Una revisión y actualización de una controvertida teoría de la conciencia de hace 20 años afirma que la conciencia se deriva de actividades a un nivel más profundo y a una escala más fina dentro de las neuronas cerebrales. El reciente descubrimiento de vibraciones cuánticas en los «microtúbulos» dentro de las neuronas cerebrales corrobora esta teoría, según los autores de la revisión. Sugieren que los ritmos del EEG (ondas cerebrales) también se derivan de vibraciones de microtúbulos a un nivel más profundo, y que, desde un punto de vista práctico, tratar las vibraciones de los microtúbulos cerebrales podría beneficiar a una serie de afecciones mentales, neurológicas y cognitivas.

[FT: SD]

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Crédito imagen de portada: depositphotos.com