Un grupo de investigadores de una universidad londinense suponen que el intercambio de cuentos tradicionales entre pueblos antiguos servía como un instrumento «universal» para el establecimiento de relaciones entre tribus diferentes. La diplomacia de la prehistoria.
Antropólogos del University College londinense revelan que las historias y mitos de los pueblos antiguos servían como medio de unir a la población, concluye un estudio publicado en la revista Nature Communications.
Muchos antropólogos aceptan la teoría que religiones aparecieron con el objetivo de mantenimiento del orden social y el fortalecimiento de los vínculos entre miembros. Sin embargo, según avanza este estudio, los pueblos antiguos tenían otras formas de entablar relaciones, puesto que las primeras religiones aparecieron hace unos 13.000-15.000 años.
Uno de los coautores del trabajo de la universidad británica, Andrea Migliano, estudió junto a su equipo la vida de una tribu indígena de Filipinas, los agta: son cazadores y recolectores y viven ajenos a las nuevas tecnologías. Los especialistas advirtieron que los también conocidos como aeta otorgaban un respeto especial a aquellos miembros de la comunidad que contaban mejor las historias.
Los investigadores universitarios pidieron a los agta que les contaran historias y fábulas tradicionales de su tribu y vieron que la mayor parte de cuentos trataba del valor de la cooperación, la importancia de las normas sociales, la igualdad de género y la prohibición del uso de la violencia como instrumento para la solución de los conflictos.
Además, los mejores narradores de relatos, hombres y mujeres, tienen ventajas dentro de su tribu. Los otros miembros les respetan especialmente y tienen de media 0,5 hijos más que los demás.
Asimismo, los científicos estiman que la tradición de contar historias sirvió de prototipo a las religiones que aparecerían después.
El estudio ha sido publicado en la revista Nature Communications.
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