Todos hemos escuchado el famoso dicho «la realidad supera la ficción». Lo decimos cuando nos pasa algo sorprendente, exagerando el hecho. Sin embargo, cuando vemos al pez rape, descubrimos que la naturaleza, en ocasiones, sí puede ser aún más extraña que la ciencia ficción.
El zoólogo danés, Johannes Christopher Hagemann Reinhardt, recibió en 1833, en Copenhague, un extraño pez esférico que nunca antes había visto.
Éste fue el primer Lophiiformes conocido por la ciencia, llamado «pez balón». Sin embargo, esto solo sería comienzo de una especie de peces tan enigmáticos y extraños que aún continúan sorprendiendo.
Lophiiformes: peces que parecen sacados de una película de terror
Actualmente hay 170 especies de 12 familias de Lophiiformes o «rape» en las profundidades de los mares. Además, la diversidad que existe dentro de las familias lo vuelven aún más extraños.
La mayoría de los nombres por los que se conocen estos peces, se deben a las «monstruosas» formas que han desarrollado; Diablo del mar, Trampa de lobos y soñador pugnaz o Sapo Tirano, son algunos de los más conocidos.
Estos peces existen en todas las aguas del mundo, pero verlos es toda una odisea ya que habitan en zonas de 300 y 5.000 metros bajo el mar. Es por eso que se continúan descubriendo nuevas variedades.
Visualmente, esta criatura parece sacado de una película de terror retorcida, y para las pequeñas criaturas del fondo marino, son un verdadero monstruo.
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El rape recibe su nombre gracias a la «bombilla» que utilizan de señuelo para capturar a sus presas.
Los peces o crustáceos pequeños se ven atraídos por la luz y cuando están lo suficientemente cerca, el rape abre sus fauces y captura a la presa.
Esta forma extraña de cazar tiene una explicación: su cuerpo. Al no ser unos cazadores activos, su cuerpo no ha evolucionado para nadar velozmente. Es por ello que tiene formas tan extrañas y nada hidrodinámicas.
La comida en el fondo marino es sumamente escasa. De hecho, al estudiar a los rape capturados, la mayoría de ellos «estaban vacíos». Sus estómagos no tenían nada. Esto hace que, cualquier criatura que logre comer, la digieren muy lentamente. Al punto que, aún dentro del estómago, la presa continúa viva.
Es por esa razón que su boca es prácticamente su cuerpo. Esto genera que el estómago pueda estirarse hasta el doble de su tamaño.
Pero estas criaturas salidas del averno más terrorífico son inofensivos para el ser humano. Su tamaño estándar alcanza apenas los 16 centímetros. Más o menos el tamaño de una pelota de voleibol.
Depredadores perfectos
Esto ha sido uno de los misterios más grandes de estos peces; su «caña de pescar» es capaz de brillar casi un kilómetro en profundidades donde la luz del sol no llega. Esto se debe a unas bacterias luminiscentes.
¿De dónde salen estas bacterias? Nadie lo sabe.
Los rape nacen en las profundidades oceánicas como unas larvas minúsculas y transparentes. En esa etapa apenas flotan para alimentarse y viven así hasta que llegan a su forma adulta.
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Su señuelo, llamado esca, no se desarrolla hasta alcanzar esta etapa, por lo que no tiene oportunidad de nutrir esas colonias bacterianas. Esto continúa siendo investigado por los especialistas.
Hasta el momento, ninguna de estas bacterias se ha encontrado viviendo libremente en el mar ¿Nacen con el rape? ¿Se desarrollan con él?
Más extraño aún es que, ciertas especies, no se limitan solo al esca. El Phyllorhinichthys balushkini tiene un sistema de caza mucho más elaborado; guías luminosas que sobresalen de su cuerpo que parecen fibra óptica.
Cryptopsaras couesii se vale de puntos brillantes que tiene en el lomo y el Thaumatichthys usa señuelos lumínicos en su paladar.
Pero hay más; la mayoría de los peces tienen sus dientes adheridos a sus mandíbulas, pero el rape no. Algunos de los colmillos de estas criaturas pueden dislocarse o desprenderse.
Karly Cohen, candidata a doctorado que estudia la biomecánica de los dientes de los rape en la Universidad de Washington, explica que, para entender esto, usa una técnica llamada histología.
Los dientes de los peces se incrustan en bloques de resina, después corta el bloque de forma microscópica. Así pueden identificar tejidos específicos como el esmalte, pulpa, ligamentos u otros. De esta forma pueden saber cómo desarrollan sus dientes.
Actualmente se está usando la tomografía computarizada. De esta forman pueden «cortar» virtualmente todo el pez y estudiar cada sección.
La reproducción más extraña del planeta
Otro misterio de los peces es su sistema de reproducción, la cual es considerada como la más extraña del planeta.
Los machos son, literalmente, unos parásitos de las hembras. Al ser hasta 10 veces más pequeños y tener como única función reproducirse, utilizan órganos olfativos sumamente desarrollados para detectar a las hembras.
Una vez encontrada, la muerden con dientes en forma de gancho ubicados en la parte delantera de la boca que se desarrollaron únicamente para esta función.
Después de esto, liberan una enzima que disuelve la piel de su boca y se fusiona con la hembra. Así, los machos se vuelven totalmente dependientes de la hembra para vivir.
Al fusionarse, comparten el mismo sistema circulatorio, convirtiéndose en «testículos vivos». Lo más extraño es que, a pesar de tener un macho adherido a ella, la hembra continúa buscando pareja. De hecho, se han encontrado especímenes hasta con 12 machos adheridos.
Esta fusión, es posible ya que su cuerpo no genera la mayoría de las moléculas que se defenderían de un cuerpo extraño. Además de que carecen de células T y anticuerpos.
Peligros para el rape
Al vivir en aguas tan profundas, tienen muy pocos depredadores. Esto podría hacernos creer que su población no corre peligro, pero esto no es del todo cierto.
La explotación minera en los fondos marinos es la amenaza mayor de estos peces. Las nuevas tecnologías podrían disparar sedimentos y residuos mineros desde el fondo hasta la columna de agua, permaneciendo en el medio del mar.
Este es el hábitat común de los rape y de miles de otras especies marinas. Esta contaminación podría dañar las branquias de las criaturas, matarlos de hambre, alterar su ecosistema entre otras cosas.
El cambio climático también es un peligro latente, pues podría aumentar la estratificación del océano. Esto provocaría que el agua no se mezcle de la superficie hasta el fondo, generando que no llegue el oxígeno necesario.
Obviamente, esto es pura suposición; El Lophiiformes es una criatura tan extraña que no se sabe cómo podría verse afectado en todos estos casos.
Los estudios sobre estos peces de pesadilla continúan. Pero su rareza y lo esquivos que son complica las cosas ¿Hacia dónde va su evolución? ¿De dónde provienen? Esto nos lleva a pensar en las criaturas marinas que aún desconocemos totalmente y que podrían habitar las profundidades marinas.
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