Recientes investigaciones sugieren que la humanidad podría encontrar pronto una respuesta a una de sus preguntas más antiguas y profundas: ¿qué es la conciencia?

Los investigadores que han participado en estudios recientes proponen un método innovador para abordar este misterio imperecedero: conectar cerebros humanos a ordenadores cuánticos. Piense en ello como un apretón de manos cósmico de cerebros, pero con mucha más ciencia y un toque de ese riesgo existencial a la antigua usanza.

Esta audaz hipótesis explora si la conciencia procede del entrelazamiento cuántico, un fenómeno reservado normalmente a las partículas subatómicas. De ser cierto, este experimento no sólo podría desvelar el misterio de la conciencia, sino también allanar el camino a nuevas formas de experimentar la realidad (o, como mínimo, otorgar a cualquier participante el derecho a presumir de ser un ser cuántico mejorado).

El entrelazamiento cuántico y el misterio de la conciencia

La conciencia es una experiencia universal, pero su mecánica sigue siendo enloquecedoramente elusiva. En su forma más simple, la conciencia puede definirse como el estado de estar despierto y consciente. Sin embargo, la cuestión de qué mecanismos la originan e incluso si puede ser una ilusión compleja surgida de múltiples procesos subyacentes en el cerebro que ofrecen a los humanos una experiencia más simplificada de lo que llamamos realidad.

Ahora, nuevas pruebas sugieren que los microtúbulos -estructuras diminutas dentro de las neuronas- podrían proporcionar el entorno perfecto para un entrelazamiento cuántico estable en el vasto paisaje neuronal del cerebro.

Crédito de imagen: AiCanvas / Public domain

Microtúbulos: ¿Las superestrellas secretas del cerebro?

El pasado mes de septiembre, una investigación pionera del profesor del Wellesley College Mike Wiest y sus estudiantes de posgrado sugirió que las estructuras tubulares microscópicas que se encuentran en el citoplasma de las células podrían ser la clave de la conciencia.

En su estudio, los científicos observaron que los fármacos dirigidos a los microtúbulos modificaban la rapidez con que las ratas perdían el conocimiento bajo los efectos de la anestesia. Estos hallazgos apuntan a que los microtúbulos podrían desempeñar un papel más importante en la conciencia de lo que se pensaba.

Partiendo de esta base, un equipo dirigido por Hartmut Neven, director del Quantum AI Lab de Google, propuso recientemente un ambicioso paso adelante: vincular directamente cerebros humanos a ordenadores cuánticos para resolver las persistentes dudas que los investigadores tienen sobre la conciencia.

El protocolo de expansión

Los investigadores llaman a su experimento propuesto protocolo de expansión. La idea es crear una interfaz física entre un cerebro humano y un ordenador cuántico que permita el entrelazamiento cuántico entre ambos sistemas. En otras palabras, imagínese su cerebro uniendo fuerzas con un superordenador cuántico.

Según los investigadores, esta conexión fusionaría el espacio de estados cuánticos del cerebro con el del ordenador, creando un estado combinado mayor.

Neven y su equipo explicaron en un reciente artículo en el que describen su trabajo:

“Esta superposición ampliada podría enriquecer la experiencia consciente del sujeto”.

A finales del año pasado, Neven dijo a New Scientist:

“Si una persona pudiera entrelazar su cerebro con un ordenador cuántico, crearía una superposición cuántica entre ambos sistemas. Cuando esta superposición se colapsa, la persona puede tener una experiencia consciente más rica, que requiere más bits para describirla: piense en N+M en lugar de sólo N”.

Este protocolo de expansión, que según Neven podría ampliar la conciencia en el espacio, el tiempo y la complejidad, sería como darle al cerebro una auténtica mejora cuántica.

Crédito de imagen: aytuguluturk / Public domain

Grandes preguntas, grandes retos

Aunque intrigante, el protocolo de expansión se enfrenta a algunos obstáculos. Conectar un cerebro a un ordenador cuántico requeriría procedimientos invasivos y tecnologías que, al menos por ahora, sólo existen en el reino de los ambiciosos entusiastas de la ciencia ficción. Sin embargo, con los recientes avances en interfaces como la innovadora -aunque controvertida- interfaz cerebro-ordenador Neuralink de Elon Musk, quizá sea un poco más fácil verlas como posibles realidades en un futuro próximo.

Aun así, no hay garantías de que las experiencias reportadas demuestren el papel del entrelazamiento cuántico en la conciencia, y no sólo las reacciones únicas de un cerebro al ser manipulado.

Los investigadores reconocen que existen otras vías prometedoras para explorar la conciencia. Por ejemplo, los estudios con gases inertes como el xenón pueden aportar información sin necesidad de conectar el cerebro al ordenador, algo que parece sacado directamente de un thriller distópico.

El futuro de la investigación de la conciencia

A pesar de su naturaleza especulativa, el protocolo de expansión ofrece un tentador vistazo al futuro de la investigación de la conciencia. Si tiene éxito, podría validar teorías de hace décadas y redefinir la forma en que entendemos la relación entre nuestras mentes y el universo.

Por ahora, el experimento sigue siendo teórico. Sin embargo, a medida que avanza la informática cuántica, la posibilidad de una mente humana conectada a ella puede acercarse más a la realidad. Hasta entonces, los investigadores de la conciencia tienen muchas otras tareas más concretas, pero igualmente fascinantes, en las que mantenerse ocupados.

La propuesta del equipo, detallada en el artículo “Quantum Interfaces for Consciousness Expansion” (Interfaces cuánticas para la expansión de la conciencia), recuerda que la búsqueda de la conciencia es tan vasta y misteriosa como el propio cosmos.

[FT: newscientist]

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