El apoyo de la tecnología aunado al conocimiento de investigadores expertos, han logrado descubrir qué causó la aparición de una nube misteriosa que envuelve gran parte de Europa en el año 536 d. C. Las consecuencias de ese evento fueron tan nefastas, que provocaron una Pequeña Edad de Hielo en aquella época.
Algunos cronistas de ese tiempo llegaron a describir de forma muy detallada lo que ocurrió, uno de ellos fue Procopio de Cesarea, un reconocido historiador bizantino. Entre otras cosas señaló lo siguiente:
“Cuando Justiniano estaba en año 10 de su gobierno, sucedió algo que causaba miedo al hombre, algo impensable. El Sol se puso opaco y su brillo era como el de la Luna, parecía que estaba eclipsado, durante más de un año. En todo ese tiempo, los hombres estuvieron en guerra y le hicieron frente a la peste y hubo muchos muertos”.
Siglos después y gracias a los avances de la ciencia y la tecnología, un grupo de expertos lograron dar una explicación a lo sucedido en el año 536. Los resultados del estudio se publicaron en una prestigiosa revista llamada Climatic Change. Allí se muestra el verdadero origen de la nube que cubrió parte de Europa.
Un doble impacto cambió las condiciones climáticas
El equipo de científicos internacionales encabezados por Mateo Toohey, del Centro Helmhotz para la Investigación Oceanográfica GEOMAR, llegó a la conclusión que la densa nube que arropó a Europa, causando un cambio climático en la región, fue producida por dos explosiones volcánicas. Ambos impactos afectaron drásticamente el hemisferio norte del planeta, se considera que han sido los de mayor potencia en los últimos 1.200 años.
De acuerdo con las pruebas efectuadas por el grupo de investigadores, basándose en algunos datos que se agregaron a un programa, los volcanes hicieron erupción en un corto periodo de tiempo. La magnitud de la explosión de uno solo, ya era catastrófica, los dos juntos cambiaron la historia.
Como resultado el Mediterráneo y una gran parte del continente europeo, experimentaron los 10 años más fríos de los últimos 2 mil años. Tal vez por eso se le llama popularmente “La pequeña Edad de Hielo de la Antigüedad“. Más interesante aún, es la forma cómo se desveló este misterio.
Datos para analizar los impactos
Aunque ya se sabe el origen de la nube, todavía se desconoce el lugar exacto donde tuvieron lugar. Para probar que se trató de dos erupciones volcánicas, los científicos perforaron los glaciares de la Antártida y Groenlandia, para recabar información confiable.
Luego combinaron estos datos con descripciones actualizadas de la regulación solar, además analizaron las condiciones de los anillos de los árboles de algunas zonas afectadas. Los resultados demostraron que hubo un pobre desarrollo de la vegetación en general a lo largo de aquella época.
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Una vez reunida esta información, procedieron a cargarla en un programa que les permitiera simular tanto la propagación, como los efectos que podrían causar las nubes. Todo este ensayo, también ayudaría a esclarecer la magnitud del impacto y la posible ubicación de las regiones afectadas.
De esta manera se logró concluir que durante varios años, el planeta experimentó una disminución en la cantidad de radiación solar que debía recibir. La posible causa es la presencia de una enorme nube de ácido sulfúrico en la atmósfera, ocasionando la reducción gradual de la temperatura. Una media de 2° C (Celsius).
Escandinavia: una de las zonas que mayor daño recibió
Según lo explican los expertos acreditados en esta materia, Escandinavia sería uno de los territorios que más daño sufrió después de las erupciones. Las temperaturas extremas perjudicaron seriamente la actividad agrícola del país, comprometiendo negativamente su economía y producción alimentaria.
La evidencia arqueológica demuestra este hecho, puesto que en el siglo VI la parte más al norte de Europa pasó por una fuerte crisis social y económica a gran escala. Aunque se trata de un descubrimiento importante, aún no se ha identificado el lugar de origen de las erupciones.
Sin embargo los colaboradores de Mateo Toohey tienen algunas pistas y han señalado los posibles candidatos, entre ellos, Indonesia, América Central y posiblemente América del Norte.
En tiempos recientes también han sucedido explosiones volcánicas que han alterado el clima, por ejemplo se tiene registro de un volcán en Indonesia en 1815. Claro nada comparado con la gigantesca nube que cubrió Europa hace cientos de años.
Los hallazgos del estudio han sido publicados en la revista Climatic Change.
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