Los monstruos de Tully rondaron los océanos de la Tierra hace 300 millones de años y dejaron tras de sí fósiles tan extraños que los investigadores ni siquiera se han puesto de acuerdo sobre si estas extrañas criaturas tenían columna vertebral. Ahora, más de 60 años después del descubrimiento de esta extraña criatura en 1958, una nueva investigación realizada con láser 3D revela que el monstruo de Tully era probablemente un invertebrado, pero no todo el mundo está convencido.
Este “bicho raro” evolutivo de aspecto alienígena -que sólo se encontró en los yacimientos fósiles de Mazon Creek, en Illinois- tenía un cuerpo blando, ojos en forma de tallo y un apéndice en forma de garra que le salía de la cara. Otros aspectos de su anatomía, sin embargo, están abiertos a la interpretación.
La última investigación, publicada el 16 de abril en la revista Palaeontology, forma parte de una serie de estudios que intentan clasificar a la criatura.
El monstruo de Tully
Los estudios más recientes sobre el monstruo de Tully (Tullimonstrum gregarium) sostienen que se trata o bien de un vertebrado pariente de los ciclóstomos modernos (incluidas las lampreas y los mixinos) del grupo de los cordados, o bien de un invertebrado desconocido. Ahora, investigadores japoneses creen haber descifrado el misterio con la ayuda de un escáner láser 3D.
Tomoyuki Mikami, estudiante de doctorado de la University of Tokyo e investigador del National Museum of Nature and Science de Tokio, dijo en un comunicado:
“Creemos que se ha resuelto el misterio de si se trataba de un invertebrado o un vertebrado. Basándonos en múltiples líneas de evidencia, la hipótesis vertebrada del monstruo de Tully es insostenible”.
Los investigadores escanearon más de 150 fósiles del monstruo de Tully para crear mapas 3D codificados por colores de las estructuras anatómicas del animal. También radiografiaron una probóscide bien conservada -el apéndice en forma de garra- para examinar los dientes de la criatura.
Los resultados sugieren que las características utilizadas anteriormente para argumentar que los monstruos de Tully son taxonómicamente ciclóstomos, incluidos los dientes y las bolsas branquiales, estaban mal interpretadas. Los dientes analizados en el nuevo estudio tenían bases abultadas, a diferencia de los dientes de los ciclóstomos, que son más delgados en la base. Según los autores, lo que parecían branquias eran en realidad segmentaciones del cuerpo.
Extraña segmentación encontrada
Lo más convincente de todo, según el equipo, es la segmentación encontrada en la cabeza de la criatura.
Mikami afirma:
“Esta característica no se conoce en ningún linaje de vertebrados, lo que sugiere una afinidad con los no vertebrados”.
Sin embargo, Victoria McCoy, profesora adjunta de la University of Wisconsin-Milwaukee, no está convencida. McCoy dirigió un estudio de 2016 que situaba a los monstruos de Tully cerca de los ciclosomas y otro de 2020 que descubrió que los tejidos de los monstruos de Tully estaban formados por proteínas como los de los vertebrados, y no por quitina, como los de los invertebrados.
McCoy dijo en un comunicado:
“No me hizo cambiar de opinión sobre lo que era el monstruo de Tully. Pero es información nueva, y eso definitivamente hace avanzar nuestra comprensión”.
McCoy se mostró entusiasmada por la aplicación de las imágenes en 3D por parte de los investigadores, pero tuvo “pequeñas objeciones técnicas con algunas de sus conclusiones”. Argumentó que los ciclóstomos son muy diversos en el registro fósil y, por tanto, algunas especies podrían haber tenido los dientes abultados documentados en el estudio. También señaló que la anatomía de los animales conservados en Mazon Creek se separa y se desplaza, lo que podría explicar la aparición de la segmentación.
McCoy dijo en un comunicado:
“La morfología real cambia mucho durante la fosilización. Si tienes mil especímenes, cualquier característica puede conservarse de cien formas distintas”.
Decidir a qué grupo pertenece el monstruo de Tully es importante porque la especie es tan inusual que ampliará la diversidad de cualquier grupo en el que acabe, cambiando la forma en que pensamos sobre ese grupo.
El último estudio también propone una posible solución a las discrepancias: que los monstruos de Tully podrían ser cordados no vertebrados, como los tunicados modernos o los lanceolados. Por ahora, sin embargo, el lugar del monstruo de Tully en el árbol evolutivo sigue sin estar claro.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Palaeontology.
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