Hace 3.7 millones de años un misterioso ancestro humano habría dejado sus huellas en lo que hoy es Tanzania, en África, hace 3.7 millones de años.
Huellas antiguas revelan que un pariente misterioso de los humanos pudo haber vivido al mismo tiempo y en la misma zona que el famoso antepasado humano “Lucy” en Tanzania. Curiosamente, estas huellas enigmáticas poseen un paso cruzado inusual donde una pierna se cruza sobre la otra al caminar, según informa un nuevo estudio.
La evidencia sólida más antigua de caminar erguido entre homínidos, el grupo que incluye a los humanos, nuestros antepasados y nuestros parientes evolutivos más cercanos, son huellas descubiertas en Laetoli en el norte de Tanzania en 1978. Las huellas datan de aproximadamente 3.66 millones de años, y las investigaciones anteriores sugirieron que fueron elaboradas por un Australopithecus afarensis, la especie que se encuentra entre los principales candidatos a ancestros directos del linaje humano e incluye a la famosa “Lucy” de 3.2 millones de años.
Otras huellas descubiertas en el cercano “sitio A” en 1976 resultaron más enigmáticas. Una posibilidad era que estas huellas de formas inusuales, cinco huellas consecutivas, fueran dejadas por un homínido desconocido. Otra posibilidad era que fueron hechas por un oso que caminaba sobre sus patas traseras.
Estas extrañas huellas de “Laetoli A” nunca fueron excavadas por completo. Para resolver el misterio de los orígenes de estas huellas, los científicos han examinado completamente estas huellas y las han comparado con huellas de humanos, osos y chimpancés.
Uno de los primeros obstáculos importantes cuando los científicos comenzaron esta investigación “fueron nuestras dificultades para tratar de rastrear los moldes originales de las impresiones de Laetoli A desde su descubrimiento inicial“, dijo el autor principal del estudio, Ellison McNutt, antropólogo biológico del Heritage College of Osteopathic Medicine en la Ohio University.
McNutt dijo:
“No pudimos localizar ningún molde original y nos preocupaba que la exposición al sol y décadas de lluvias estacionales pudieran haber destruido las huellas fósiles originales”.
Afortunadamente, cuando los investigadores regresaron a Laetoli para volver a excavar las huellas, encontraron que “las lluvias en realidad habían lavado los sedimentos cercanos sobre las huellas originales, lo que las protegió y les permitió permanecer bellamente conservadas“, dijo McNutt.
Los científicos pasaron a limpiar, medir, fotografiar y escanear en 3D las huellas.
Aquí, un mapa topográfico de las huellas encontradas en el sitio A de Laetoli en Tanzania. Crédito: Stephen Gaughan y James Adams
McNutt dijo:
“Al observar las huellas ‘A’ completamente excavadas, supimos de inmediato que eran realmente intrigantes y potencialmente diferentes de las otras dos vías bípedas en Laetoli”.
Luego, McNutt y sus colegas se unieron a Ben y Phoebe Kilham, quienes dirigen el Kilham Bear Center, un centro de rescate y rehabilitación para osos negros en Lyme, New Hampshire. Identificaron cuatro osos negros juveniles semisalvajes en el centro que tienen pies similares en tamaño a los de las huellas de Laetoli A.
Los investigadores utilizaron jarabe de arce o puré de manzana para atraer a los osos a que se pusieran de pie y caminaran sobre sus dos patas traseras a través de un camino lleno de barro para capturar sus huellas. Descubrieron que el andar visto con las huellas de Laetoli A se parecía más a los de los homínidos que a los de los osos.
Jeremy DeSilva, paleoantropólogo de la Dartmouth University y autor principal del estudio, dijo en un comunicado:
“Cuando los osos caminan, dan pasos muy amplios, tambaleándose hacia adelante y hacia atrás. No pueden caminar con un paso similar al de las huellas del sitio A, ya que la musculatura de la cadera y la forma de la rodilla no les permiten ese tipo de movimiento y equilibrio”.
Además, las huellas sugieren pies más parecidos a los de los homínidos que a los de los osos. Los dedos de los pies y los pies de oso tienen forma de abanico y tienen tacones cónicos, mientras que las pisadas de Laetoli A, como los de los homínidos, muestran un dedo gordo prominente y un tacón ancho.
Esta imagen muestra una huella de Laetoli A3 (a la izquierda) y un molde de la huella de Laetoli G1 (a la derecha). Crédito: Jeremy DeSilva (imagen de la izquierda); Eli Burakian / Dartmouth (imagen de la derecha))
Los investigadores también recopilaron más de 50 horas de video de osos negros salvajes. Los osos caminaron sobre sus patas traseras menos del 1% del tiempo total observado, por lo que es poco probable que un oso haya dejado las huellas en Laetoli A, especialmente dado que no se encontraron huellas de este individuo caminando sobre cuatro patas. Además, los científicos señalaron que aunque se han encontrado miles de fósiles de animales en Laetoli, ninguna es de osos.
Sin embargo, las huellas de Laetoli A son diferentes a las de cualquier otro homínido conocido. Las huellas son inusualmente anchas y cortas, y los pies que las hicieron pueden haber poseído un dedo gordo del pie capaz de agarrarse con el pulgar, similar al dedo gordo de los simios.
Con todo, McNutt y sus colegas concluyeron que las impresiones de Laetoli A fueron hechas por un homínido aún no identificado, y no por el A. afarensis.
McNutt dijo:
“Nuestro trabajo sugiere que las huellas de Laetoli A son una de las pruebas inequívocas más antiguas en el registro fósil de homínidos de múltiples especies de homínidos que coexisten en la misma área en el mismo momento exacto. No es inconcebible que el individuo que hizo la vía A pudiera haber mirado a través del paisaje y visto individuos de A. afarensis”.
Curiosamente, este homínido caminaba con un paso cruzado inusual: cada pie cruzaba la línea media del cuerpo para tocar frente al otro pie.
McNutt agregó:
“La capacidad de este individuo para demostrar pasos cruzados es en realidad una de las líneas adicionales de evidencia de que Laetoli A fue creado por un homínido. Los primates que caminan principalmente a cuatro patas, como los chimpancés, carecen de las adaptaciones anatómicas necesarias en sus caderas y rodillas para permitirles mantener el equilibrio mientras colocan un pie en la línea media más allá del otro”.
Aunque los humanos generalmente no cruzan los pasos, “sucede ocasionalmente“, dijo McNutt. “Puede usarse como una estrategia para ayudar a caminar sobre superficies irregulares o resbaladizas“.
Crédito: Austin C. Hill y Catherine Miller
Aún así, es posible que los pasos cruzados no hayan sido el resultado de un homínido que intentaba mantener el equilibrio.
McNutt agregó:
“Otras opciones potenciales incluyen que este homínido individual en particular caminó de una manera peculiar. También es posible que esta especie de homínido desconocida se haya adaptado para caminar de esta manera. Podremos responder estas preguntas con mayor claridad a medida que se descubran más huellas”.
En el futuro, los investigadores tienen como objetivo continuar las excavaciones en Laetoli alrededor del sitio A.
McNutt agregó:
“Las impresiones adicionales de este individuo u otros hechos por la misma especie pueden darnos una mejor idea de cómo se movían por el paisaje y a qué especies pertenecían”.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Nature.
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