Hasta ahora no ha sido posible determinar en qué momento de la historia nuestros antepasados empezaron a convivir con perros. Según estimaciones, es posible que hace 30.000 años tuvimos alguna forma de relación con los animales, aunque la forma de esta relación es muy discutida y no sería precisamente tan amorosa.
Ahora, nueva evidencia sugiere que aproximadamente hace 14.200 años, la gente sentía cariño y amor por los perros, tratándolos como mascotas.
Recientemente un grupo de investigadores han analizado el fósil de un perro de avanzada edad, y han podido determinar que dichos restos podrían evidenciar una antigua relación con los caninos, más fuerte de lo que pensábamos.
Se trata de los restos de Bonn-Oberkassel, descubiertos en Alemania hace aproximadamente un siglo y que datan de hace 14.200 años. Este fósil es muy singular por una serie de razones.
Inicialmente, los investigadores encontraron el fósil del perro enterrado junto a dos esqueletos humanos. Sus compañeros humanos eran un hombre de unos 40 años (al morir) y una mujer de 20 años. Esto indica que los huesos de Bonn-Oberkassel corresponden al primer hallazgo de un perro doméstico, junto a sus posibles dueños. Sin embargo, el entierro también contiene restos de otro canino, lo que también sugiere que sería el único hallazgo de ese tipo que contendría dos caninos.
Se ha podido establecer que los supuestos amos de Bonn-Oberkassel pudieron haber sido cazadores-recolectores, viviendo de forma nómada en el centro de Europa. Estos cazadores podrían haber perseguido a manadas migratorias de renos y mamuts por medio de bosques boreales; y utilizando a sus perros para ubicar y seguir a sus presas. Esto ha llevado a pensar en la posibilidad de una relación temprana entre hombres y perros motivada por un razonamiento utilitarista.
Sin embargo, los nuevos análisis del fósil muestran que el animal habría tenido un comienzo difícil, y que los humanos probablemente lo habrían cuidado hasta que logró su mejoría. Esto ha indicado a los investigadores que los individuos cazadores y recolectores de la antigua región que hoy es Alemania, trataban a sus perros no solo como un recurso sino que también los cuidaban como mascotas.
Los investigadores hallaron indicios que el perro habría sufrido una infección en el interior de su boca y dientes, posiblemente causado por morbilivirus o moquillo canino, entre la edad de 19 a 23 semanas; es decir cuando era un cachorro. Y también determinaron que la enfermedad habría aparecido hasta en 3 ocasiones durante todo ese periodo.
Luc Janssens, coautor del estudio, dijo en un comunicado:
La primera infección sería suficiente para ser letal para la mayoría de los perros en la naturaleza. Luego vinieron dos peleas adicionales, y la probabilidad de que el animal sobreviva sin ayuda humana es muy, muy baja”.
Según los investigadores, mientras el perro se encontraba enfermo no habría sido de utilidad para los cazadores, pues probablemente habría tenido diarrea y vómitos, y muchos menos hubiera podido cazar para alimentarse. Esto muestra que el animal pudo ser mantenido como una mascota, probablemente se le alimentó con la comida obtenida por los humanos, hasta que el perro pudo contribuir en la cacería de las presas.
El estudio científico ha sido publicado en Journal of Archaeological Science.
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