Una enorme y antigua isla que ahora yace en el fondo del océano Atlántico podría albergar vastas reservas de elementos de tierras raras y otros minerales valiosos. Conocida como Rio Grande Rise (RGR), la meseta continental sumergida se formó como una dorsal volcánica hace unos 40 millones de años y en su día fue una gran masa de tierra tropical cubierta de vegetación.
Situada a unos 1.200 kilómetros de la costa de Brasil, la RGR cubre unos 150.000 kilómetros cuadrados de fondo marino a profundidades que oscilan entre los 700 y los 2.000 metros. La idea de que la cresta pudo haber sido una isla flotó por primera vez en 2018, y ahora se ha confirmado gracias a un nuevo análisis de suelos dragados de la RGR occidental.
Evaluando las propiedades mineralógicas, geoquímicas y magnéticas del sedimento, los autores del estudio revelan que la muestra se compone principalmente de arcilla roja que coincide con la característica “tierra roja” (terra roxa) que se encuentra en muchas partes del estado de São Paulo. Dentro de la tierra, los investigadores detectaron numerosos minerales típicos de las alteraciones de las rocas volcánicas, como magnetita oxidada, hematita, goethita y caolinita.
En conjunto, estos hallazgos indican que la arcilla se había formado como resultado de una intensa meteorización química de rocas volcánicas en un clima cálido y húmedo con volcanes activos. Basándose en este análisis, los investigadores concluyen que la RGR estuvo expuesta a los elementos durante el Eoceno, que duró hasta hace unos 35 millones de años y se caracterizó por condiciones tropicales.
Luigi Jovane, profesor del Instituto Oceanográfico da Universidade de São Paulo (IOUSP) y autor del estudio, dijo en un comunicado:
“Nuestras investigaciones y análisis nos permitieron determinar que se trataba efectivamente de una isla. Desde el punto de vista geológico, descubrimos que la arcilla se formó después de que se produjera la última actividad volcánica hace 45 millones de años. Por tanto, la formación data de hace entre 30 y 40 millones de años. Y debió formarse como resultado de estas condiciones tropicales”.
Investigaciones anteriores también han revelado que la isla sumergida es rica en minerales valiosos como el cobalto, el litio y el níquel, así como en elementos de tierras raras muy preciados, como el telurio. Dado que estos materiales son componentes clave de las nuevas tecnologías que lideran la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles, es comprensible que exista un gran interés por extraer las riquezas naturales de la RGR.
Situada en aguas internacionales, la dorsal se rige actualmente por la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, aunque el Gobierno brasileño ha solicitado que su propia plataforma continental se amplíe legalmente para incluir la RGR. En realidad, esa solicitud tiene pocas posibilidades de ser aprobada, ya que la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS) estipula que una nación no puede poseer más de 200 millas náuticas de territorio marino más allá de su costa.
Jovane afirma:
“Para saber si es viable extraer recursos del fondo marino, hay que analizar la sostenibilidad y los impactos de esta extracción.Cuando se interfiere en una zona, hay que saber cómo afectará a los animales, hongos y corales, y entender el impacto que tendrá en los procesos acumulativos implicados”.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados la revista Scientific Reports.
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