La comunicación verbal es una de las muchas razones por las que los seres humanos hemos alcanzado tanto éxito como especie. Desde advertirnos mutuamente del peligro hasta comunicar información compleja, nuestra capacidad para hablar ha sido crucial.

Pero no sólo los humanos y otros animales han desarrollado una comunicación sofisticada. Mucha gente piensa que las plantas son pasivas, pero tienen su propia forma de interactuar entre ellas. La idea existe desde hace tiempo e incluso inspiró películas de Hollywood como Avatar.

Pero la ciencia reciente está demostrando que los sistemas de comunicación de las plantas pueden ser más complejos de lo que imaginábamos.

Estas redes de comunicación son sensibles y están en equilibrio. Imagínese lo perturbado que estaría nuestro mundo si los sistemas de redes globales se rompieran de repente. Las recientes interrupciones informáticas de Crowd Strikeson sólo un ejemplo de lo delicados que son estos sistemas y de lo importante que es la comunicación, y lo mismo ocurre con las plantas.

Como mostró la película de ciencia ficción “Avatar”, en la ficticia luna Pandora, los árboles estaban interconectados por una gran red subterránea por la que intercambian información y a la que todos podían acceder. Crédito de imagen: Avatar / 20th Century Fox

Para entender cómo los organismos que no pueden hablar se transmiten información entre sí, es importante comprender que los humanos también tenemos un sistema de comunicación no verbal. Esto incluye nuestros sentidos de la vista, el olfato, el oído, el gusto y el tacto.

Por ejemplo, las compañías de gas natural añaden una sustancia química llamada mercaptano “gas natural”, lo que le da ese característico olor a “huevo podrido” para advertirnos de las fugas. Piense también en cómo hemos desarrollado el lenguaje de signos, mientras que muchas personas son hábiles lectores labiales.

Además de estos sentidos, también tenemos equilibrioception (capacidad de mantener el equilibrio y la postura corporal), propiocepción (sentido de la posición relativa y la fuerza de las partes de nuestro cuerpo), thermoception (sentido de los cambios de temperatura) y nociception (capacidad de sentir dolor). Todas estas capacidades han permitido a los humanos sofisticar la comunicación y la relación con el mundo natural.
Otras especies, sobre todo las plantas, utilizan sus sentidos para difundir información a su manera.

¿Qué hacen los vecinos?

La mayoría de nosotros conoce el olor de la hierba recién cortada. Los volátiles o sustancias químicas que liberan las plantas y que asociamos a ese olor son una de las formas que tienen de comunicar a otras plantas cercanas la presencia de un depredador (en este caso, un cortacésped), lo que provoca un ajuste de las defensas de las plantas. En lugar de utilizar señales auditivas, las plantas emplean la comunicación inducida por sustancias químicas. Pero la comunicación de las plantas no termina con los volátiles.

Recientemente, los científicos han descubierto lo bien conectadas que están las plantas y la eficacia con la que pueden enviar mensajes a sus congéneres a través de sus raíces, señales eléctricas, una red de hongos subterráneos y microbios del suelo. Se descubrió la entrometida vigilancia vecinal de las plantas.

Los árboles están conectados por una red subterránea formada por hongos y microbios, plantea un reciente estudio. Crédito de imagen: jplenio / Pixabay

Por ejemplo, la electrofisiología es una disciplina científica relativamente nueva que estudia cómo se comunican e interpretan las señales eléctricas en las plantas y entre ellas. Con los grandes avances de la tecnología y la inteligencia artificial (IA), en los últimos años hemos asistido a una aceleración significativa del crecimiento en este campo de investigación.

Los científicos podrían estar a punto de realizar descubrimientos notables, con avances recientes que integran la comunicación de señales eléctricas dentro de las plantas y entre ellas en los invernaderos modernos para vigilar y controlar el riego de los cultivos o detectar deficiencias nutricionales.

Los científicos lo consiguen insertando pequeñas sondas eléctricas, similares a agujas de acupuntura, para comprobar cómo los cambios en las señales eléctricas se relacionan con el rendimiento de las plantas, como el transporte de agua y nutrientes y la conversión de la luz en azúcares importantes.

Los investigadores han llegado incluso a influir en el comportamiento de las plantas enviándoles señales eléctricas desde teléfonos móviles, haciendo que ejecuten respuestas básicas como abrir o cerrar las hojas de una Venus atrapamoscas.

Pronto podremos traducir completamente el lenguaje de nuestros cultivos

Una gran parte de la comunicación entre plantas tiene lugar bajo tierra, facilitada por grandes redes de hongos conocidas como la “wood wide web“. Esta red de hongos conecta árboles y plantas bajo tierra, permitiéndoles compartir recursos como agua, nutrientes e información. A través de este sistema, los árboles más viejos pueden ayudar a crecer a los más jóvenes, y los árboles pueden advertirse unos a otros de peligros como las plagas.

“Wood wide web” la red de hongos conecta árboles y plantas bajo tierra, permitiéndoles compartir recursos como agua, nutrientes e información. Crédito de imagen: archivo / codigooculto.com

Es como un Internet subterráneo para árboles y plantas, que les ayuda a apoyarse y comunicarse entre sí. Se cree que más del 80% de las plantas están conectadas, lo que la convierte en uno de los sistemas de comunicación más antiguos del mundo.

Al igual que Internet nos permite conectarnos, compartir ideas, conocimientos e información que puede influir en la toma de decisiones, la “wood wide web” permite a las plantas utilizar hongos simbióticos para prepararse ante los cambios medioambientales.

Sin embargo, perturbar el suelo mediante productos químicos, la deforestación o el cambio climático puede alterar los nodos de comunicación al afectar a los ciclos del agua y los nutrientes en estas redes, haciendo que las plantas estén menos informadas y conectadas. Aún no se han investigado mucho los efectos de la alteración de estas redes.

Pero sabemos que el comportamiento de respuesta de las plantas, como las respuestas de defensa y la regulación genética, puede verse alterado por su red fúngica si están conectadas a una.

Así que esta desconexión de la comunicación podría hacerlas más vulnerables, dificultando la protección y restauración de los ecosistemas en todo el mundo. Los científicos aún tienen mucho que aprender sobre estas redes tan complejas.

Sabemos que es importante ayudar a los niños a aprender a leer para que puedan orientarse en el mundo que les rodea. Es tan importante como asegurarse de que no desconectamos la comunicación de las plantas. Al fin y al cabo, dependemos de las plantas para nuestro bienestar y supervivencia.

[FT: theconversation]

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