Tener conciencia nos define como humanos, nos brinda una sensación de propiedad y control sobre los pensamientos, emociones y experiencias que vivimos a diario.
Un gran porcentaje de expertos creen que la conciencia puede segregarse en: experiencia de la conciencia (conciencia personal) y los contenidos de la conciencia, que incluyen aspectos como los pensamientos, las creencias, percepciones, sensaciones, recuerdos, intenciones y emociones.
Por esta razón es que se supone que estos contenidos de la conciencia son causados o controlados por nuestra conciencia personal; pues se entiende que los pensamientos no podrán existir hasta que pensemos en ellos.
Ahora, una nueva investigación, publicada en Frontiers of Psychology, plantea argumentos que sugieren que esto estaría errado.
Se cree que nuestra conciencia personal no cree, causa o elije nuestras creencias, sentimientos o percepciones. En cambio, los contenidos de la conciencia se generan «detrás de escena» mediante sistemas rápidos, eficientes y no conscientes en nuestros cerebros.
Todo esto sucede sin ninguna interferencia de nuestra conciencia personal, que se sienta pasivamente en el asiento del pasajero mientras ocurren estos procesos.
En pocas palabras, no elegimos conscientemente nuestros pensamientos o nuestros sentimientos, nos damos cuenta de ellos.
No solo una sugerencia
Esto puede sonar extraño, sin embargo mirémoslo de la siguiente manera: al despertar cada mañana notamos como recuperamos fácilmente el conocimiento; luego de haberlo perdido la noche anterior, como pensamientos, emociones. Sean bien recibidos o no, llegan ya formados nuestra mente de nuevo. Además podemos percibir como los colores, formas que vemos se construyen en objetos significativos o caras memorables sin ningún esfuerzo o aporte de nuestra mente consciente.
Consideremos por un momento que los procesos neuropsicológicos que tienen la función de mover su cuerpo o usar palabras para formar oraciones tienen lugar sin involucrar su conocimiento personal. Creemos que los procesos responsables de generar los contenidos de la conciencia hacen lo mismo.
Nuestro pensamiento ha sido influenciado por la investigación de trastornos neuropsicológicos y neuropsiquiátricos, así como también por estudios de neurociencia cognitiva más recientes que usan hipnosis.
Los estudios que usan la hipnosis muestran que el estado de ánimo, los pensamientos y las percepciones de una persona pueden verse profundamente alterados por la sugestión.
En dichos estudios, los participantes pasan por un procedimiento de inducción de la hipnosis, para ayudarlos a entrar en un estado mentalmente concentrado y absorto. Luego, se hacen sugerencias para cambiar sus percepciones y experiencias.
Por ejemplo, en un estudio, los investigadores registraron la actividad cerebral de los participantes cuando levantaron su brazo intencionalmente, cuando fue levantado por una polea, y cuando se movía en respuesta a una sugerencia hipnótica de que estaba siendo levantado por una polea.
Las áreas similares del cerebro estuvieron activas durante el movimiento involuntario y el movimiento «externo» sugerido, mientras que la actividad cerebral para la acción intencional fue diferente.
Entonces, la sugerencia hipnótica puede verse como un medio de comunicar una idea o creencia que, cuando se acepta, tiene el poder de alterar las percepciones o el comportamiento de una persona.
La narrativa personal
Esto puede causar que nos preguntemos de dónde provienen nuestros pensamientos, emociones y percepciones. Creemos que los contenidos de la conciencia son un subconjunto de las experiencias, emociones, pensamientos y creencias generadas por procesos no conscientes dentro de nuestros cerebros.
Este subconjunto toma la forma de una narrativa personal, que se actualiza constantemente. La narrativa personal existe en paralelo con nuestra conciencia personal, pero esta última no tiene influencia sobre la primera.
La narrativa personal es importante porque proporciona información que debe almacenarse en su memoria autobiográfica (la historia que usted se cuenta a sí mismo) y le da a los seres humanos una manera de comunicar a otros las cosas que hemos percibido y experimentado.
Esto, a su vez, nos permite generar estrategias de supervivencia; por ejemplo, aprendiendo a predecir el comportamiento de otras personas. Las habilidades interpersonales como esta sustentan el desarrollo de las estructuras sociales y culturales, que han promovido la supervivencia de la humanidad durante milenios.
En base a esto podemos argumentar que es la capacidad de comunicar los contenidos de la narrativa personal de uno, y no de la conciencia personal, lo que les da a los humanos su ventaja evolutiva única.
¿Cuál es su finalidad?
Si la conciencia personal o experiencia de la conciencia no nos aportan una ventaja particular, no se puede establecer cuál es su propósito.
Sin embargo, como un acompañamiento pasivo a procesos no conscientes, no creemos que los fenómenos de la conciencia personal tengan un propósito.
Nuestras conclusiones también plantean preguntas sobre las nociones de libre voluntad y responsabilidad personal. Si nuestra conciencia personal no controla los contenidos de la narración personal que refleja nuestros pensamientos, sentimientos, emociones, acciones y decisiones, entonces quizás no deberíamos ser responsables de ellos.
En respuesta a esto, argumentamos que el libre albedrío y la responsabilidad personal son nociones que han sido construidas por la sociedad. Como tales, están integrados en la forma en que nos vemos y entendemos a nosotros mismos como individuos y como especie.
Debido a esto, están representados en los procesos no conscientes que crean nuestras narrativas personales, y en la forma en que comunicamos esas narraciones a los demás.
El hecho de que la conciencia prime sobre lo demás no quiere decir que tengamos que prescindir de nociones cotidianas importantes, como el libre albedrío y la responsabilidad personal.
De hecho, estas están integradas en el funcionamiento de nuestros sistemas cerebrales no conscientes. Tienen un poderoso propósito en la sociedad y tienen un profundo impacto en la forma en que nos entendemos a nosotros mismos.
La investigación ha sido publicada en Frontiers of Psychology.
Este artículo ha sido publicado en CodigoOculto.com
Descubrieron el agua tibia…
La conciencia no tiene nada que ver con la mente. La mente es subjetiva. Es instrumento del ego.La conciencia es completamente espiritual. Es instrumento del Ser.Es decir de nuestro ser divinal.Las emociones, los sentimientos, los pensamientos constantes son producto de la mente que no descansa para no dejarnos conectar con nuestra conciencia o nuestro verdadero Ser.
Arlett, el estudio ha involucrado muchas pruebas y fases, y no podemos descartarlo solo hablando. Saludos.
a diferencia de los animales , el ser humanoide recibe de la creación no solo la consciencia o disco duro de la esppecie sino la autoconsciencia que es individual y esta es la que nos hace parecidos a los “dioses” porque un pensamiento propio produce movimiento de energía y es capaz de crear si se une a la intención por el tiempo necesario, es por ello que cuando logramos voluntad entonces somos dueños de nuestros pensamientos y libre albedrío. debemos entender que no todos los humanoides tienen o adquieren autoconsciencia simultáneamente y que esta se desarrolla en varias vidas no en una sola….