Un misterioso laberinto submarino fue hallado en México. En sus profundos y oscuros pasadizos, conocidos por conservar increíbles reliquias mayas, habita una asombrosa riqueza de vida microbiana.
Por primera vez, los investigadores han tomado muestras de algunos de los extremos más inaccesibles de estos sistemas de cuevas cartografiados, que abarcan 1.500 kilómetros. Encontraron prósperas metrópolis microbianas en las capas de agua dulce que se asientan sobre el agua salada procedente del Golfo de México.
El acuífero carbonatado de Yucatán, en México, es uno de los sistemas de aguas subterráneas más extensos de la Tierra y sólo se ha cartografiado correctamente una parte de él. Sus numerosos sumideros, algunos de los cuales son tóxicos, así como su compleja red de túneles subterráneos y sus enormes cuevas, proporcionan agua potable a diez millones de visitantes al año y a dos millones de habitantes.
Matthew Selensky, geobiólogo que trabajó en la investigación durante su estancia en la Northwestern University, dijo en un comunicado:
“Se trata de muestras increíblemente especiales de ríos subterráneos que son particularmente difíciles de obtener”.
Además de un importante gradiente salino, la vida en estas cuencas hidrográficas naturales debe enfrentarse a niveles estratificados de temperatura, acidez, luz y diferentes concentraciones de nutrientes.
Abundantes especies fueron secuenciadas
A partir de 78 muestras de agua recogidas por un audaz equipo de buceadores de cuevas, que forman parte del centro de buceo local Under The Jungle, la geobióloga Magdalena Osburn, de la Northwestern University, y su equipo secuenciaron genes para establecer la abundancia de distintas especies de microbios.
Los investigadores hallaron 4.183 secuencias únicas que representaban a 917 familias diferentes de microbios, con patrones únicos de especies en distintas zonas.
Osburn afirma:
“Las comunidades microbianas forman nichos distintos. Hay un elenco variado de personajes que parecen moverse según dónde se mire. Pero cuando se observa todo el conjunto de datos, hay un núcleo de organismos que parecen desempeñar funciones clave en cada ecosistema.”
Los investigadores observaron la misma familia de bacterias en los 12 lugares donde tomaron muestras: Comamonadaceae.
Estos diminutos organismos con forma de bastón son bien conocidos en el suelo y el agua. Necesitan oxígeno y utilizan flagelos en forma de cola para desplazarse.
Entre estos socios se encuentran bacterias que se alimentan de nitrógeno, como Gemmataceae, y otras especies como Methyloparacoccus, que aprovechan el metano, así como los microbios más conocidos que se alimentan de materia orgánica, dependiendo de las condiciones ambientales inmediatas.
A su vez, es probable que estos agentes influyan en la distinta química del agua que se observa en las distintas zonas del acuífero.
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Un ambiente aislado
Debido a su carácter aislado, gran parte de los ecosistemas del acuífero permanecen relativamente intactos en comparación con los entornos más expuestos de la superficie. Sin embargo, los contaminantes siguen filtrándose en este complejo sistema, incluidos fertilizantes, pesticidas, fármacos y productos de cuidado personal.
Un estudio reciente descubrió que sólo 13 de los 173 sumideros de formación natural examinados estaban libres de contaminantes, lo que pone de manifiesto que este lugar único también es vulnerable a la actividad humana, a pesar de su aislamiento.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Applied and Environmental Microbiology.
[H/T: NU]
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