Luego de la muerte, ciertas células del cerebro humano continúan activas. Algunas células incluso aumentan su actividad y crecen en proporciones gigantescas, según una investigación de la Universidad de Illinois en Chicago y publicada por Nature Communications.
Desde hace algún tiempo se viene hablando de que realmente podría haber algo después de la muerte. El hecho de que el cuerpo quede completamente destruido y no mostremos signos de vida en el sentido clásico no significa que todo en el cuerpo «muera».
Se ha informado de que los científicos podrían haber descubierto una de las pruebas más significativas de la existencia de vida después de la muerte, según afirman muchos a la luz del nuevo descubrimiento. Observaciones demuestran que ciertos genes del cuerpo sólo empiezan a activarse y manifestarse después de la muerte.
Anteriormente, estos genes estaban latentes y sólo se activaban tras la muerte del organismo. Permanecen en estado inactivo hasta que el organismo deja de funcionar por completo y tal fenómeno no se observa en ningún otro gen o célula.
Genes post-mortem
Hasta ahora, los investigadores han descubierto 500 genes denominados “post-mortem”.
En un principio se pensó que estos genes podían ayudar al organismo cuando este se descompone y que el propio organismo controla el proceso de apagado. Sin embargo, las pruebas realizadas demuestran que su importancia es mucho mayor.
Tras la muerte del organismo, algunos genes permanecen activos. Unos 500 genes se activan a las dos horas de la muerte, algunos de los cuales funcionan durante largos periodos de tiempo, mientras que otros permanecen activos durante varios días.
Los científicos también observan genes que se activan tras la muerte y siguen activos de forma continuada.
¿Relacionado a la conciencia?
Basándose en estas observaciones, algunos investigadores especulan con la posibilidad de que estos genes sirvan como una especie de rastro del proceso implicado en la salida de la conciencia del cuerpo tras la muerte.
Existe la teoría de que los genes y células activos durante el desarrollo fetal se reactivan al final de la vida del organismo. Esto puede ser un intento del organismo de recrearse a sí mismo. Sin embargo, este intento fracasa y la conciencia abandona el cuerpo de forma permanente.
La confirmación de esta teoría sería una prueba irrefutable de la existencia de una vida después de la muerte. Muchos creen que la investigación de este proceso ayudará a resolver el misterio de la muerte y a determinar qué es realmente el alma, si es que existe.
Quizá estos cientos de genes sean la clave para desentrañar la vida después de la muerte, tan debatida en los círculos casi científicos, y nos ayuden a comprender qué nos ocurre después de morir.
La investigación está dando resultados que insinúan que la muerte no es el final, sino sólo el principio de algo nuevo.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Nature Communications.
[FT: neurologia]
¿Te gustó este contenido? Te invito a compartirlo con tus amigos. Síguenos en nuestra Página de Facebook, para recibir a diario nuestras noticias. También puedes unirte a nuestro Grupo Oficial y a nuestra comunidad en Telegram.
Crédito imagen de portada: depositphotos.com
0 comentarios