Bajo nuestros pies, a muchos kilómetros de profundidad se oculta un “mundo” con ciertas similitudes a la superficie terrestre. Un estudio publicado recientemente, informa que cerca del núcleo de la Tierra existen montañas cinco veces más altas que el Everest.
La investigación revela que el interior de la Tierra es mucho más complicado de lo que creíamos. Veamos.
Según un nuevo estudio publicado en Science Advances el 5 de abril, se ha identificado una capa entre el manto y el núcleo de la Tierra –aproximadamente 3.000 kilómetros bajo tierra-, probablemente densa y delgada, sumergida bajo el fondo oceánico, utilizando imágenes sísmicas a gran escala.
Algunas regiones de esta capa tienen alturas que van desde menos de unos 5 kilómetros hasta más de 40 kilómetros, lo que subraya cómo el interior de la Tierra es mucho más complicado de lo que pensábamos.
Montañas subterráneas de la Tierra
Los datos más recientes sugieren que esta capa podría ser la ultra-low velocity zone (ULVZ) o zona de velocidad ultrabaja, que, como es bien sabido, es un antiguo fondo oceánico resultante de una subducción subterránea ocurrida hace mucho tiempo. Esencialmente, el material oceánico es arrastrado hacia el interior del planeta, donde se encuentran dos placas tectónicas, una sumergiéndose bajo la otra. Aunque la ULVZ no es un concepto nuevo para la ciencia, hasta ahora sólo se había observado en zonas aisladas.
Por primera vez, el equipo pudo investigar una zona significativa del hemisferio sur en alta resolución utilizando una técnica en profundidad que examina los ecos de las ondas sonoras de la barrera núcleo-mantel.
Durante cuatro viajes a la Antártida, la autora principal, la profesora Samantha Hansen, de la University of Alabama, junto con sus estudiantes y otras personas, desplegaron una red sísmica que recogió datos durante tres años.
Las 15 estaciones de la red enterradas en la Antártida utilizaron las ondas sísmicas producidas por los terremotos de todo el mundo para crear una imagen de la Tierra por debajo, muy parecida a un escáner corporal en un entorno médico.
Zonas anómalas detectadas
El equipo internacional descubrió en los datos sísmicos una energía inesperada que llegaba varios segundos después de la onda reflejada en el límite.
El Dr. Edward Garnero, coautor del estudio, explicó en un comunicado de prensa:
“Analizando miles de registros sísmicos de la Antártida, nuestro método de obtención de imágenes de alta definición detectó zonas anómalas de material en el CMB en todos los lugares que sondeamos.
El espesor del material varía desde unos pocos kilómetros hasta decenas de kilómetros. Esto sugiere que estamos viendo montañas en el núcleo, en algunos lugares hasta cinco veces más altas que el monte Everest”.
Es posible que estas “montañas” subterráneas desempeñen un papel importante en la liberación de calor del núcleo magnético del planeta. Los investigadores también destacaron que las plumas del manto, o puntos calientes, pueden transportar material de antiguos fondos oceánicos de vuelta a la superficie a través de erupciones volcánicas.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Science Advances.
Referencias: The University of Alabama / Interesting Engineering
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