El descubrimiento de agua de 1.200 millones de años en Sudáfrica demuestra que el agua más antigua del mundo en una mina canadiense no era una aberración, y que podrían existir depósitos de este tipo en otros planetas.
En 2016 se encontró el agua más antigua del mundo a 3 kilómetros de profundidad en el fondo de una mina canadiense. Dado que el récord anterior se había establecido tres años antes en un nivel superior de la misma mina, parecía que podía haber algo especial en esa ubicación. Ahora, sin embargo, el mismo equipo ha encontrado agua a una profundidad similar en la mina de oro y uranio de Moab Khotsong, en Sudáfrica, y tiene al menos 1.200 millones de años. Al igual que el agua canadiense, contiene elementos que permiten a la vida sobrevivir sin acceso a la energía del Sol.
Muchas formas de vida sobreviven sin luz solar directa, por ejemplo en cuevas y en el fondo del océano. Sin embargo, para la mayoría, el Sol sigue siendo la última fuente de energía; por ejemplo, las especies bentónicas dependen de los alimentos que se filtran desde la superficie del océano. Las excepciones son las formas de vida que viven en torno a los respiraderos hidrotermales del fondo marino y los microbios que viven del hidrógeno en las profundidades.
Aún no se han establecido los límites de profundidad de estas formas de vida alimentadas por hidrógeno, pero un nuevo artículo publicado en Nature Communications aporta pruebas de que los hábitats excepcionalmente profundos y antiguos pueden ser muy abundantes. Las aguas que se encuentran bajo Moab Khotsong presentan concentraciones de elementos producidos por la desintegración radiactiva más elevadas de las que se han visto hasta ahora, y algunas de ellas ofrecen oportunidades para la vida.
El Dr. Oliver Warr, de la University of Toronto, y sus coautores encontraron agua dentro de rocas cristalinas precámbricas a 2.9 kilómetros de profundidad. Señalan que estas rocas cubren aproximadamente el 72 por ciento de la corteza continental de la Tierra por superficie, y pueden representar hasta el 30 por ciento de las aguas subterráneas del planeta.
Las reacciones entre el agua y ciertos tipos de roca producen aquí gas hidrógeno. Aunque la producción es lenta en cualquier interfaz específica, en un área tan grande puede producir un inmenso volumen de gas a lo largo del tiempo, proporcionando una importante fuente de energía para los microbios, o tal vez para los seres humanos si podemos aprovecharla. Parte del hidrógeno reacciona con el carbono para producir metano e hidrocarburos más complejos, lo que amplía la gama de microorganismos que puede soportar.
Mientras tanto, la desintegración radiactiva de isótopos inestables produce partículas alfa, que se convierten en helio mediante la captura de electrones, proporcionando una fuente para el que podría ser el recurso más finito. El uranio, el torio y el potasio de las rocas circundantes se descomponen para producir elementos más ligeros, incluidos los gases nobles (helio, neón y argón), cuya concentración aumenta con el tiempo y proporciona una medida de la edad del agua en la que están atrapados.
Warr dijo en un comunicado:
“Piensa en ello como una caja de Pandora de la potencia de producción de helio e hidrógeno, que podemos aprender a aprovechar en beneficio de la biosfera profunda a escala global”.
El documento no explora hasta qué punto la vida ha aprovechado lo que ofrece Moab Khotsong. Sin embargo, futuros estudios no sólo podrían revelar un ecosistema profundamente ajeno, sino que podrían proporcionar información sobre el potencial de vida en las profundidades de otros mundos, donde el agua es abundante pero la luz solar no está disponible.
Éste es sólo el segundo ejemplo de aguas subterráneas de más de mil millones de años, pero hay una diferencia importante con respecto al anterior. En Kidd Creek, en Canadá, el aislamiento de las aguas subterráneas era total, mientras que en Moab Khotsong el agua no podía mezclarse, pero los gases nobles más ligeros han escapado difundiéndose a través de las rocas, lo que ha provocado discrepancias en la concentración entre los distintos elementos.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Nature Communications.
Gracias por leernos. Te invitamos a seguirnos en nuestra Página de Facebook, para estar al tanto de todas las noticias que publicamos a diario. También puedes unirte a nuestro Grupo oficial de Facebook, y a nuestra comunidad en Telegram.
0 comentarios