Un equipo de investigadores han logrado trazar los patrones de migración de los primeros pobladores de América del Sur. Descubrieron ADN neandertal, denisovano y australasiano en los antiguos pobladores sudamericanos. Esto podría cambiar lo que sabemos de las antiguas migraciones en la historia.

Los primeros humanos que habitaron Sudamérica albergaban material genético de varias especies de homínidos euroasiáticos extinguidos, según ha revelado una nueva investigación. Además de ser portadores de ADN neandertal y denisovano, estos antiguos migrantes también poseían genes de países tan lejanos como Australia y Papúa Nueva Guinea, lo que plantea una serie de preguntas intrigantes sobre los primeros patrones de migración humana.

Andre Luiz Campelo dos Santos, de la Florida Atlantic University y autor del estudio, dijo en un comunicado:

“Hay todo un océano Pacífico entre Australasia y América, y aún no sabemos cómo estas señales genómicas ancestrales aparecieron en América Central y del Sur sin dejar rastros en América del Norte”.

Antiguos genomas analizados

Los investigadores analizaron los genomas de dos antiguos humanos del noreste de Brasil, cada uno de los cuales vivió hace unos 1.000 años. Al cotejarlos con otros genomas primitivos de América y con datos genómicos modernos de todo el mundo, los autores del estudio pudieron arrojar luz sobre la forma en que los pueblos se extendieron por Sudamérica.

Representación artística del aspecto del rostro de un denisovano. Crédito: Maayan Harel

Por ejemplo, los resultados indicaron una clara relación entre los dos genomas del noreste de Brasil y un individuo que vivió en el sureste de Brasil 9.000 años antes. Estos antiguos pobladores también estaban emparentados con otros individuos muertos hace mucho tiempo de lugares tan lejanos como Uruguay y Panamá.

Basándose en estos hallazgos, los investigadores sugieren que los primeros pobladores que llegaron a Sudamérica emigraron hacia el sur por la costa del Pacífico. Sin embargo, tras llegar a la parte sur del continente, al menos un grupo se separó de la población principal y se dirigió hacia el este, hacia un lugar llamado Lagoa Santa, en la costa atlántica de Brasil.

Basándose en la edad de los restos humanos más antiguos de esta región, los autores del estudio concluyen que “la escisión se produjo hace al menos 10.000 años”. Después de llegar a Lagoa Santa, diferentes grupos comenzaron a desplazarse hacia el norte y el sur, creando finalmente una ruta migratoria atlántica que conectaba Panamá y Uruguay hace unos 1.000 años.

Representación artística del aspecto del rostro de un neandertal. Crédito: National Geographic

Antigua migración a América del Sur

Por tanto, estos hallazgos confirman por primera vez que América del Sur fue poblada inicialmente por una oleada hacia el sur a lo largo de la costa del Pacífico antes de que una oleada secundaria se desplazara hacia el norte a lo largo de la costa del Atlántico.

Resulta fascinante que los investigadores también hayan encontrado ancestros denisovanos y neandertales en los antiguos habitantes de Panamá y Uruguay. Sin embargo, para su sorpresa, observaron una mayor cantidad de ADN denisovano que neandertal en estos genomas.

Se cree que los denisovanos vivieron en Asia durante el Paleolítico, aunque se han encontrado muy pocos restos físicos de esta especie humana antigua.

Mapa que muestra los primeros patrones de migración en América del Sur, comenzando con una ola hacia el sur a lo largo de la costa del Pacífico antes de moverse hacia el este hasta Brasil y finalmente hacia el norte y el sur hasta Panamá y Uruguay. Crédito: Florida Atlantic University

John Lindo, autor del estudio, dijo en un comunicado:

“Es fenomenal que la ascendencia denisovana llegara hasta Sudamérica. La mezcla debió producirse mucho antes, quizá hace 40.000 años. El hecho de que el linaje denisovano persistiera y su señal genética llegara a un individuo antiguo de Uruguay de sólo 1.500 años de antigüedad sugiere que se trató de un gran evento de mezcla entre una población de humanos y denisovanos.”

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Aunque las Américas fueron el último continente en ser habitado por los humanos, se sabe poco sobre cómo o cuándo llegaron los primeros pobladores. Y aunque los resultados de este estudio arrojan nueva luz sobre los movimientos y la ascendencia de estos primeros pobladores, los datos aportados sugieren que la historia genética de la región puede ser más compleja de lo que nunca imaginamos.

El estudio ha sido aceptado para su publicación en The Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, y una preimpresión está disponible para su lectura en bioRxiv.

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