De acuerdo a un reciente estudio, es probable que la contaminación por plomo causara un descenso generalizado del cociente intelectual (CI) de la población en la antigua Roma.

Los efectos negativos para la salud de la exposición al plomo en la modernidad han sido ampliamente reconocidos. En los últimos 150 años aproximadamente, la contaminación atmosférica por plomo se ha debido en gran medida a la quema de combustibles fósiles, sobre todo al uso omnipresente de gasolina con plomo a partir de la década de 1920, una práctica que ya se ha eliminado.

Pero aunque esto pueda parecer un problema claramente moderno, las pruebas históricas y arqueológicas -como textos antiguos y restos óseos- indican que las personas que vivían en territorio romano hace miles de años estaban sometidas a niveles significativos de exposición al plomo atmosférico que podían afectar a la salud humana.

Aunque en la antigüedad existían varias vías de exposición al plomo, como el uso de vajillas vidriadas, pinturas, cosméticos e ingestión intencionada, la fuente más importante para la mayoría de la población rural no elitista puede haber sido la contaminación atmosférica de fondo derivada de la minería y la fundición de minerales de plata y plomo.

Estas actividades, que se realizaban a gran escala, constituían una parte importante de la antigua economía romana.

Joseph McConnell, del Desert Research Institute de Reno (Nevada), dijo en un comunicado:

“El periodo romano, tanto la república como el imperio, fue uno de los más importantes de la historia de la civilización occidental. La contaminación por plomo de la minería y fundición de plata de la época romana es posiblemente el primer ejemplo inequívoco de impacto humano a gran escala (continental a hemisférica) sobre el medio ambiente”.

En el estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores utilizaron registros de núcleos de hielo del Ártico y modelos de aerosoles atmosféricos para estimar las concentraciones y el posible impacto en la salud de la contaminación por plomo durante la época romana.

Analizaron núcleos de hielo del Ártico

Los registros de núcleos de hielo son largos cilindros de hielo perforados en las gruesas capas de hielo de las regiones polares. Funcionan esencialmente como cápsulas del tiempo, conservando información detallada sobre el clima y el medio ambiente de la Tierra a lo largo de cientos de miles de años.

Muestra de hielo en el fundidor durante los análisis químicos continuos del núcleo de hielo en el Desert Research Institute. Crédito de imagen: Sylvain Masclin

Los autores del estudio analizaron tres núcleos de hielo del Ártico que abarcaban el periodo comprendido entre el 500 a. C. y el 600 d. C.. Esto reveló que las concentraciones de plomo en la atmósfera europea aumentaron bruscamente hacia el año 15 a. C. -tras el auge del Imperio Romano- y se mantuvieron relativamente altas hasta el declive de la Pax Romana, a partir del 165 d. C. aproximadamente.

La Pax Romana fue un periodo de unos 200 años de relativa paz, estabilidad y prosperidad en todo el Imperio Romano, que comenzó con el gobierno del primer emperador Augusto en el 27 a. C. y duró hasta el 180 d. C. aproximadamente.

Los niveles de contaminación atmosférica por plomo observados después del año 15 a. C. no volvieron a superarse hasta principios del segundo milenio, durante la Alta Edad Media.

McConnell explica:

“Un aspecto importante de este estudio es que, gracias a la arqueología, teníamos una idea de dónde se encontraban las minas y fundiciones de la época romana. Gracias a una modelización atmosférica de vanguardia, pudimos determinar con razonable exactitud cómo variaban los niveles de exposición en todo el imperio». Hay que tener en cuenta que las pruebas arqueológicas e históricas sugieren que el Imperio Romano fue la única gran fuente de emisiones de plomo en el hemisferio occidental durante este periodo.”

Basándose en estudios epidemiológicos modernos, los investigadores estimaron que estos niveles habrían provocado un aumento de la cantidad de plomo en la sangre de los niños pequeños durante la época romana. Teniendo en cuenta la magnitud de este aumento, los autores sugieren que la exposición al plomo en la infancia habría provocado un declive cognitivo generalizado de entre 2.5 y 3 puntos de CI en todo el Imperio.

Para situar esto en contexto, los descensos del CI que señala el estudio fueron aproximadamente un tercio de los observados en EE. UU. a finales de la década de 1970, poco después de que se aplicara la Ley de Aire Limpio, y aproximadamente el doble de los registrados a principios de la década de 2010.

Muestras longitudinales de testigos de hielo a la espera de ser analizadas en busca de plomo y otras sustancias químicas mediante el sistema analítico continuo de testigos de hielo del Desert Research Institute. Crédito de imagen: Sylvain Masclin

En la actualidad ocurre algo similar a la antigua Roma

Los niveles de plomo en sangre y los efectos sobre la salud cerca de las fundiciones modernas son mucho mayores en las inmediaciones y disminuyen casi exponencialmente con la distancia a las fundiciones. Según los investigadores, lo mismo habría ocurrido en la época romana.

McConnell afirma:

“En mi opinión, la conclusión es que los registros detallados de la contaminación por plomo en el Ártico, junto con los sofisticados modelos atmosféricos y la epidemiología moderna, indican que las actividades industriales humanas dañaban la salud humana de forma mensurable hace más de 2.000 años”.

La exposición al plomo se ha asociado a una serie de efectos sobre la salud, e incluso se sabe que niveles relativamente bajos afectan al desarrollo cognitivo de los niños.

Hielo en el barril de testigos durante la perforación de la capa de hielo de Groenlandia. Crédito de imagen: Joseph McConnell

También se ha relacionado el deterioro del sistema inmunitario con la exposición a niveles bajos. Por eso resulta «intrigante» que la destructiva peste antonina -la primera gran epidemia del Imperio Romano que mató a entre 5 y 10 millones de personas, aproximadamente el 10% de la población- se produjera inmediatamente después de dos siglos de emisiones atmosféricas de plomo muy elevadas, escriben los autores en el estudio.

McConnell afirmó:

“Aunque nuestros hallazgos sugieren que el envenenamiento por plomo derivado de la contaminación atmosférica de fondo no fue agudo, especialmente en comparación con otras vías de exposición como el agua potable procedente de tuberías de plomo, la vajilla de plomo, los cosméticos y la ingestión intencionada, fue suficiente para reducir el cociente intelectual en todo el imperio, tanto en las élites como en los no miembros de las élites, tanto en las ciudades como en las zonas rurales.

Nadie podía escapar a la exposición y a los efectos sobre la salud de la contaminación atmosférica por plomo. Dejo en manos de epidemiólogos e historiadores la evaluación de los posibles efectos en la historia”.

Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences.

[FT: dri.edu]

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