Lo que faltaba… Geoglifos antiguos en el desierto de Atacama en Chile han sido destruidos por corredores en vehículos todoterreno.

Los antiguos geoglifos, grabados en las laderas por civilizaciones de hace más de 1.000 años, están siendo atacados por corredores todoterreno de todo el mundo, que llegan cada año en sus vehículos todoterreno: motocicletas, jeeps, quads y buggies. Dejando profundas huellas de neumáticos en uno de los paisajes más áridos de la Tierra, estas acciones están borrando (y han borrado), algunas de las tallas históricas de 30 metros de largo, que son bastante fáciles de ver. Sin embargo, este hecho no parece disuadir a los conductores que buscan emociones fuertes.

Geoglifos del desierto de Atacama: Una elaborada historia de más de 3.000 años

Los competidores abordan circuitos de larga distancia por el desierto de Atacama, borrando las obras de grupos indígenas que comenzaron hace unos 3.000 años: estas obras incluyen vastas e intrincadas figuras de animales, humanos y símbolos en las laderas del Atacama. Particularmente bien conservadas, sobre todo en la región de Alto Barranco, en Tarapacá, las carreras todoterreno, tanto autorizadas como ilegales, han perturbado esta zona, causando una creciente preocupación, según informa The New York Times.

Aérea de más geoglifos atravesados por huellas de neumáticos. Crédito de imagen: Fundación Desierto de Atacama

Imágenes recientes obtenidas con drones, publicadas por el arqueólogo Gonzálo Pimentel, presidente de la Fundación Desierto de Atacama, muestran la magnitud de la destrucción. Pimentel ha descrito los geoglifos como el “libro de historia del desierto”, pero los vehículos, incluidos los camiones de las explotaciones mineras, están dejando cicatrices en estas antiguas obras de arte. Los geoglifos del Alto Barranco están atravesados por cientos de huellas de neumáticos, un recordatorio físico del desprecio por este patrimonio cultural.

Fundación Desierto de Atacama escribió en un post de Instagram:

“El lugar donde dejas tu huella es tu decisión. No lo hagas en los geoglifos. No sobre la historia de esta tierra”.

La destrucción ha provocado la indignación de activistas y arqueólogos, que sostienen que el Gobierno no está protegiendo estos valiosos yacimientos. El daño no es sólo un golpe a la historia, sino también a los medios de subsistencia de los residentes locales. Guías turísticos como Luis Araya, que dirige visitas arqueológicas a Alto Barranco, afirman que la situación es desesperada. Para Araya y más de 30 familias de la región, la conservación de estos geoglifos es clave para sus ingresos. “Me siento triste, frustrado, impotente“, dice al describir el impacto de los daños.

El desierto chileno de Atacama es uno de los lugares más áridos de la Tierra, con lluvias esporádicas durante todo el año. El clima extremo, con su sol abrasador y sus duras condiciones, hace que la vida en el desierto sea escasa, dejando el paisaje prácticamente intacto durante millones de años.

El Dr. Pimentel explicó:

“Este paisaje ha permanecido igual durante 25 millones de años”.

Las marcas también han sido causadas por camiones de carreras todoterreno y también por mineros. Crédito de imagen: Fundación Desierto de Atacama

Las mismas condiciones que hacen de Atacama un paraíso para los arqueólogos también atraen a los aficionados a los deportes extremos, atraídos por el terreno remoto y escarpado. Sin embargo, las huellas de vehículos creadas por estas carreras, señaló Pimentel, son tan perdurables como los propios geoglifos antiguos:

“Al igual que los geoglifos, las huellas de vehículos permanecerán allí”.

Las partes interesadas: ¿Quién tiene la culpa?

Arqueólogos y activistas han intentado combatir el problema instalando grandes señales de advertencia alrededor de las zonas arqueológicas, alertando a los conductores de la importancia del área. Según Marcela Sepúlveda, presidenta de la Sociedad Chilena de Arqueología, estas señales hacen imposible que los conductores puedan alegar desconocimiento de los geoglifos.

Dice con rotundidad:

“Los geoglifos son gigantescos. Nadie puede alegar que no los vio. Eso es imposible”.

El residente local y activista Sr. Pérez Reyes ha liderado los esfuerzos para proteger los geoglifos desde 2017, recopilando pruebas de los daños causados por las carreras, informa The Smithsonian. Junto con otros residentes de Tarapacá, ha vigilado de cerca a los conductores que se aventuran demasiado cerca de los geoglifos, recopilando fotos y datos. A pesar de estos esfuerzos, el gobierno ha seguido concediendo la aprobación para grandes eventos de carreras, frustrando a los activistas locales.

Otras marcas causadas por vehículos todoterreno. Crédito de imagen: Fundación Desierto de Atacama

Los organizadores de una de ellas, el Atacama Rally, niegan toda responsabilidad por los daños causados en Alto Barranco. Gerardo Fontaine, director de la carrera, señaló que los participantes conocían perfectamente las rutas designadas, rastreadas por GPS. Los corredores fueron notificados inmediatamente si se desviaban del recorrido, dijo. Añadió que estas rutas habían sido aprobadas por las autoridades regionales.

Fontaine argumentó:

“El verdadero problema son los conductores que alquilan motos y corren por el desierto sin permiso. Nadie les dice nada”.

En 2022, el funcionario regional Daniel Quinteros Rojas aprobó el Atacama Rally con la condición de que los corredores se ciñeran estrictamente a las rutas preestablecidas. Sin embargo, después de la carrera, los organizadores no presentaron los datos del GPS para el análisis posterior a la carrera, lo que impidió a los funcionarios determinar si los corredores se habían desviado del recorrido y dañado los geoglifos.

Quinteros admitió que había limitaciones en la capacidad del Gobierno para supervisar el impacto de estas carreras, lo que llevó a la decisión de detener las futuras aprobaciones de rally en Tarapacá. Fontaine, por su parte, afirmó que el coste de compartir los datos del GPS con las autoridades era demasiado elevado tanto para el rally como para el gobierno.

Después de la carrera de 2022, el Sr. Pérez Reyes presentó una denuncia formal ante las autoridades judiciales de Tarapacá, alegando que la ruta del rally había cruzado zonas arqueológicas protegidas. Sus pruebas incluían fotos de corredores atravesando a toda velocidad dunas cercanas a zonas sensibles. A pesar de la denuncia, no se ha emitido ninguna sanción.

El último Atacama Rally, celebrado el 7 de septiembre de 2023, tuvo lugar a 965 kilómetros al sur de Tarapacá, en Tierra Amarilla. Aun así, la carrera no estuvo exenta de polémica. Un mes antes del evento, el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile emitió una declaración a las autoridades regionales, advirtiendo que el recorrido del rally cruzaba 16 áreas de importancia arqueológica y paleontológica. El Consejo exigió a los organizadores de la carrera y a las autoridades regionales que tomaran medidas para evitar daños a estos yacimientos.

La publicación de nuevas imágenes de drones ha espoleado a las autoridades federales. La ministra de Bienes Nacionales, Marcela Sandoval, anunció que funcionarios habían visitado Alto Barranco para iniciar una investigación sobre la destrucción. Sin embargo, reconoció que sería difícil identificar y procesar a los responsables, ya que muchas de las huellas de neumáticos llevan allí años.

Mientras tanto, el gobierno chileno está reuniendo a expertos para desarrollar estrategias de conservación de los geoglifos que quedan intactos, sensibilizar a los participantes en el rally del desierto y mejorar la señalización de las zonas arqueológicas sensibles. Aunque estas medidas ofrecen esperanzas, la protección a largo plazo de la frágil historia cultural de Atacama sigue siendo incierta.

[FT: ancient-origins.net]

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