Una misteriosa megaestructura antigua que representa un fragmento perdido de la historia se oculta bajo las frías y oscuras aguas del mar Báltico.
En la bahía alemana de Mecklemburgo, a 21 metros de profundidad, los científicos han hallado una antigua megaestructura de piedra que data de la Edad de Piedra, hace más de 10.000 años.
Con una longitud de casi un kilómetro y formada por grandes piedras, la estructura desafía toda explicación natural, lo que significa que parece haber sido construida deliberadamente con algún propósito, miles de años antes de que se la tragara el mar.
Blinkerwall
El equipo alemán de investigadores, dirigido por el geofísico Jacob Geersen, de la Kiel University, cree que se trata de un muro, tal vez para facilitar la caza de los cazadores-recolectores que habitaron la región hace tantos años.
Han bautizado su descubrimiento con el nombre de Blinkerwall.
Los investigadores escribieron en su artículo:
“El yacimiento representa una de las estructuras de caza artificiales más antiguas documentadas en la Tierra, y se encuentra entre las mayores estructuras de la Edad de Piedra conocidas en Europa.
Será importante para comprender las estrategias de subsistencia y los patrones de movilidad, e inspirará debates sobre el desarrollo territorial en la región occidental del mar Báltico”.
La Tierra han cambiado significativamente a lo largo de los milenios, moldeadas por el movimiento tectónico, la erosión y procesos climáticos como la glaciación y los cambios en el nivel del mar. Muchos asentamientos y estructuras costeros han sido arrastrados por las olas a lo largo del tiempo, languideciendo ocultos a la vista y fuera de fácil acceso.
Cómo la descubrieron
En los últimos años, sin embargo, las tecnologías en continuo desarrollo han empezado a revelar los tesoros ocultos del fondo marino. Geersen y su equipo descubrieron el Blinkerwall utilizando imágenes hidroacústicas de alta resolución, un vehículo submarino autónomo y buceadores humanos para explorar la bahía y cartografiar la verdadera extensión de la estructura.
Los datos recogidos revelaron un largo tramo de unas 1.670 piedras individuales, que abarcaban unos 971 metros. Estas piedras solían tener menos de un metro de alto y menos de dos metros de ancho, y se asentaban una al lado de la otra a lo largo de la estructura.
No parece creada por procesos naturales
Según el equipo, es poco probable que esta consistencia y pulcritud se deban a procesos naturales, como el transporte glaciar o el empuje del hielo.
Además, la estructura parece haber estado junto a un antiguo litoral o pantano. Sin embargo, es improbable que el Blinkerwall sirviera de presa para peces, ya que los investigadores no encontraron el flujo de agua necesario para su correcto funcionamiento.
Tampoco habría servido como defensa costera, ya que 2 metros es demasiado estrecho para la base de un muro costero. Y la construcción de un puerto, dicen, también es improbable, ya que la gente que habitaba la región hace más de 10.000 años probablemente no se dedicaba mucho a la navegación marítima.
Los investigadores escribieron:
“Basándonos en la información de que disponemos, la interpretación funcional más plausible para el Blinkerwall es que fue construido y utilizado como arquitectura de caza para conducir manadas de grandes ungulados”.
En aquella época, se trataba principalmente de renos o bisontes.
No es una idea tan extraña. Se han encontrado cientos de colosales estructuras de piedra diseminadas desde los campos de lava del desierto de Arabia Saudí hasta Asia central; los científicos creen que estas estructuras también se utilizaban para conducir rebaños de animales, facilitando su caza.
Posiblemente construido hace más de 10.000 años
Aunque datar este tipo de estructuras es difícil, los investigadores creen que el muro parpadeante se construyó hace más de 10.000 años, según la antigüedad de los elementos circundantes, y se sumergió bajo el mar Báltico hace unos 8.500 años.
Desde entonces, ha permanecido secuestrado bajo las olas, en un estado relativamente prístino que lo convierte en un valioso recurso para comprender la historia de la humanidad.
Los investigadores escribieron:
“La datación sugerida y la interpretación funcional del Blinkerwall hacen de él un descubrimiento apasionante, no sólo por su antigüedad, sino también por su potencial para comprender las pautas de subsistencia de las primeras comunidades de cazadores-recolectores.
El descubrimiento de este tipo de estructura arroja luz sobre muchos aspectos de los cazadores-recolectores regionales, especialmente en lo que respecta a su complejidad socioeconómica”.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Fuente: PNAS
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