Un equipo de arqueólogos utilizaron la muografía para identificar una ciudad subterránea desconocida hasta ahora en Nápoles, Italia.
Un nuevo estudio ha descubierto posibles restos de un asentamiento griego bajo Nápoles (Italia). Este asentamiento de 2.500 años de antigüedad fue descubierto con ayuda de rayos cósmicos y láser.
Los restos pertenecían a los griegos y a las catacumbas de los cristianos que vivieron en esta zona durante la época romana, hace unos dos milenios.
Templos, un foro y numerosas tumbas subterráneas poblaban antaño esta zona. La zona que hoy conocemos como Nápoles se llamaba inicialmente Cumas, pero pasó a llamarse Neápolis hacia el año 650 a. C.
Antigua ciudad subterránea griega
Según el estudio, los investigadores sospechaban desde hacía tiempo que bajo las calles de esta ciudad se ocultaban antiguos enterramientos griegos, pero no pudieron encontrarlos todos.
La investigación publicada en la revista Scientific Reports, indica:
“Una pequeña parte de este tesoro arqueológico es accesible, gracias a las estructuras subterráneas como las cisternas de agua realizadas desde el siglo XVI o los refugios antiaéreos construidos durante la Segunda Guerra Mundial que atraviesan accidentalmente antiguas capas culturales”.
La técnica de la muografía
Gracias a esta última innovación, el equipo ha podido echar un vistazo bajo las calles sin necesidad de excavar. Según el estudio, este lugar alberga hipogeos, o cámaras funerarias de gente adinerada, del periodo helenístico griego (siglos VI a III a. C.). También contiene tumbas de la época romana tardía (siglos II-IV d. C.).
Estas tumbas se encuentran a casi 10 metros bajo las calles, por lo que resulta difícil encontrarlas antes. Los arqueólogos utilizaron la muografía para identificar este enterramiento subterráneo desconocido hasta entonces.
Un muón es una partícula subatómica, el componente más fundamental del universo. Se dice que los muones son similares a los electrones, pero más pesados y generados por los rayos cósmicos de la atmósfera terrestre. Estas partículas pueden atravesar estructuras duras como paredes y rocas.
Los expertos pueden medir el flujo de estas partículas, es decir, las partículas de muones presentes en una zona concreta, a lo largo del tiempo mediante la técnica de la muografía. Como resultado, puede ser posible crear una imagen tridimensional de las cavidades subterráneas.
Según se informa, el equipo colocó dispositivos de rastreo de muones a unos 18 m bajo tierra, basándose en una bóveda del siglo XIX, para descubrir el enterramiento desconocido. El equipo midió el flujo de muones desde este lugar durante 28 días. También realizaron un escaneado láser en 3D de estructuras previamente conocidas para comparar el flujo de muones.
El examen minucioso reveló que la cámara situada a gran profundidad era con toda probabilidad una necrópolis helenística. Por desgracia, no pudieron determinar qué contenía esta cámara oculta.
El estudio corre a cargo de un instituto de investigación llamado Istituto Nazionale di Fisica Nucleare, Sezione di Napoli, en Nápoles (Italia).
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Scientific Reports.
Crédito imagen de portada: depositphotos.com
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