Una reciente investigación sugiere la posibilidad de la existencia de vida basada en plasma en la atmósfera terrestre. Es decir, organismos biológicos totalmente diferentes a todo lo conocido y que podrían replantear nuestra visión de la biología.

¿Alguna vez se ha preguntado si hay vida más allá de la Tierra? La mayoría de nosotros imaginamos la vida extraterrestre como organismos basados en el carbono que necesitan agua y oxígeno para sobrevivir. Pero, ¿y si existiera otra forma de vida que no dependiera de estas condiciones?

Vida basada en plasma en la Tierra

¿Y si hay una forma de pre-vida que existe en el estado de plasma, el cuarto estado de la materia?

Esta es la intrigante pregunta que un equipo de investigadores de diversas disciplinas e instituciones ha explorado en un nuevo estudio publicado en la revista Astrobiology.

El estudio, titulado “Extraterrestrial Life in Space. Plasmas in the Thermosphere: UAP, Pre-Life, Fourth State of Matter“, presenta pruebas y argumentos a favor de la existencia de entidades basadas en plasma en la termósfera, la capa de la atmósfera terrestre que se extiende desde unos 90 a 600 km por encima de la superficie.

Entidades parecidas a plasma de hasta 1 km n de tamaño moviéndose en la termósfera de la Tierra. Crédito de imagen: STS-75 / NASA

¿Gigantescas criaturas de plasma?

Los investigadores analizaron imágenes de vídeo de 10 misiones del transbordador espacial de la NASA, que muestran plasmas autoiluminados de hasta un kilómetro de tamaño que exhiben comportamientos semejantes a los de la vida real, como alimentarse de radiación electromagnética, cambiar de forma y tamaño, moverse a distintas velocidades y direcciones, congregarse, interactuar y dejar estelas.

En el siguiente vídeo puede verse formas de plasma que entran en contacto, se cruzan y dejan una estela de plasma a su paso. Son ejemplos de “colisionalidad” y “canibalismo energético”. Filmado por la STS-75.

También compararon estos plasmas con los observados y filmados por astronautas, pilotos militares y civiles a lo largo de los años, a menudo clasificados como Fenómenos Aéreos o Anómalos No Identificados (UAP por sus siglas en inglés).

El estudio sugiere que estos plasmas no son biológicos, sino que pueden representar una forma de pre-vida que podría evolucionar hacia formas más complejas incorporando elementos comunes en el espacio, como hidrógeno, carbono, nitrógeno y oxígeno.

¿Se alimentan de actividad electromagnética?

Los investigadores proponen que los plasmas son atraídos por la actividad electromagnética, y podrían explicar muchos de los avistamientos OVNI a lo largo de los siglos.

Los investigadores concluyen:

“Los plasmas son entidades electromagnéticas que tienen características celulares y muestran patrones de comportamiento distintos que se ven afectados por sus propiedades eléctricas, y esto hace que interactúen y se comporten de forma individual o colectiva”.

Cientos de plasmas brillantes en forma de cono y de nube con un núcleo interno filmados congregándose a 321 km por encima de una tormenta eléctrica por el STS-80. Procesado con el programa Fotor. Crédito de imagen: STS-80 / NASA

Dado que los plasmas de la termósfera se sienten atraídos por la actividad electromagnética y descienden a las tormentas eléctricas y a la baja atmósfera, es probable que expliquen al menos algunos de los numerosos informes sobre OVNIs / UAP de los últimos miles de años, incluidos los “foo fighters” observados por pilotos alemanes, japoneses y aliados durante la Segunda Guerra Mundial, y al menos algunos de los OVNIs de los que han informado recientemente pilotos de aviones a reacción.”

El estudio desafía las suposiciones convencionales sobre la naturaleza y el origen de la vida, y abre nuevas posibilidades para explorar y comprender el universo.

Los investigadores escribieron en su estudio:

“Los plasmas descritos en este informe son fenómenos electromagnéticos, y se estima que tienen hasta un kilómetro (o más) de longitud o diámetro. Se ha observado que los plasmas de la termosfera cambian de forma y aumentan o disminuyen de tamaño.

Los plasmas también pueden tener menos de unos centímetros de diámetro. A menos que se creen en un laboratorio, o se reúnan en grandes manadas en la baja atmósfera e interactúen o se aceleren a hipervelocidad, es mucho menos probable que los plasmas más pequeños se observen o detecten.”

Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Astrobiology.

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