Un astrónomo aficionado en Japón logró observar y capturar el impacto de un objeto contra Júpiter, causando una enorme explosión.
El 15 de noviembre, un astrónomo aficionado japonés detectó un destello de corta duración en Júpiter, una señal reveladora de un impacto.
Júpiter, un gigante gaseoso, tiene una poderosa atracción gravitatoria que ha causado choques espectaculares similares a lo largo de los años. Éste ni siquiera fue especialmente potente -a diferencia de otros impactos jupiterianos anteriores que la humanidad ha podido ver, no parece haber ningún daño visible persistente en la atmósfera gaseosa del planeta-, pero no por ello deja de ser fascinante.
Heidi Hammel, astrónoma planetaria que trabaja con el Telescopio Espacial James Webb de NASA, dijo en un comunicado:
“Anoche hubo otro impacto en Júpiter. El destello brillante es un bólido: una estrella fugaz en la atmósfera de Júpiter”.
昨晩の木星閃光のGIF動画です。 pic.twitter.com/4DC1lFguoi
— 鈴木邦彦 (@kunihiko_suzuki) November 16, 2023
Bola de fuego sobre Júpiter
Los bólidos como el que se ve en el vídeo no son exclusivos de Júpiter; más conocidos como bolas de fuego, un pequeño puñado de estos cuerpos celestes ultrabrillantes entran en la atmósfera de la Tierra cada año. Se consumen rápidamente y a menudo llegan a la atmósfera terrestre a través de extensas regiones oceánicas, por lo que son difíciles de detectar desde tierra.
Aunque es posible que esta bola de fuego no haya causado ningún daño real a Júpiter, otras colisiones sí lo han hecho. En 1994, el gigante gaseoso fue bombardeado durante varios días con fragmentos del cometa Shoemaker-Levy 9, un acontecimiento que, según la NASA, dejó “enormes y oscuras cicatrices en la atmósfera del planeta y elevó penachos sobrecalentados a su estratosfera”.
Hammel, que en su momento “dirigió las observaciones en luz visible del cometa” con el telescopio espacial Hubble de la NASA, considera ese impacto como un punto de inflexión en las relaciones entre la Tierra y los asteroides.
Hammel dijo en 2019 sobre el impacto:
“Shoemaker-Levy 9 fue una especie de puñetazo en las tripas. Realmente vigorizó nuestra comprensión de lo importante que es monitorear nuestro vecindario local, y entender cuál es el potencial de impactos en la Tierra en el futuro”.
Los bólidos no han representado un gran problema para el planeta Tierra, y como demostró la exitosa prueba DART de la NASA el año pasado, la humanidad ha progresado significativamente en nuestros sistemas de defensa contra asteroides. Pero este último bólido nos recuerda que la última frontera es a veces un brutal juego de coches de choque cósmicos.
[H/T: MS]
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