Mediante simulaciones por computadora la Agencia Espacial Europea ha comunicado que logró establecer la causa principal del problema.

Simulación por computadora. Crédito: ESA

Un fallo de un segundo en el sistema de navegación es lo que provocó que el módulo de aterrizaje Schiaparelli se estrellara en Marte el mes pasado en el marco de la misión espacial ruso-europea ExoMars, según creen los investigadores de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés).

Antes de chocar contra la superficie marciana el 19 de octubre el aparato envió a la Tierra datos que acaban de ser analizados de manera preliminar.

La ESA ha anunciado que la entrada en la atmósfera y el frenado empezaron según lo esperado. Los paracaídas se abrieron a una altitud de 12 kilómetros y a una velocidad de 1.730 kilómetros por hora. Tras descender otros cuatro kilómetros, el Schiaparelli se liberó del escudo térmico. El altímetro de su radar Doppler funcionó correctamente y sus mediciones se incluyeron en el sistema de guía, navegación y control.

“Sin embargo, la saturación –medición máxima– de la unidad de medición inercial (IMU) se produjo poco después del despliegue del paracaídas. La IMU mide las tasas de rotación del vehículo. Sus resultados en general fueron los previstos a excepción de este acontecimiento, que persistió durante cerca de un segundo, más de lo que cabía esperar”, reza el comunicado.

Los datos erróneos fueron asimilados por el sistema de navegación, generando información negativa sobre la altitud, como si el Schiaparelli estuviera aterrizado ya, mientras que todavía estaba a unos 3,7 kilómetros de altura.

Esto a su turno desencadenó la separación prematura del paracaídas, un breve disparo de los propulsores de frenado y la activación de los sistemas postamartizaje.

La investigación se apoyó en simulaciones por ordenador. La imagen completa de lo que le pasó al Schiaparelli será revelada a principios del año que viene por una comisión investigadora internacional que se está formando actualmente.

El programa espacial ruso-europeo ExoMars, desarrollado en 2005, arrancó el 14 de marzo de 2016 con el lanzamiento de la nave espacial rusa Protón, con el objetivo de averiguar si alguna vez Marte albergó formas de vida y encontrar posibles fuentes de la misma.