El ámbar no solo es una sustancia maravillosa y hermosa que preserva a animales por millones de años, también ha permitido conocer cómo algunas pequeñas aves lograron sobrevivir a la extinción masiva inducida por un asteroide.
Un fragmento de ámbar hallado ha sido descrito como la “primera prueba fósil definitiva de la muda juvenil”.
Las aves fueron el único grupo de dinosaurios que sobrevivió al terrible impacto de un asteroide que provocó una extinción masiva hace unos 66 millones de años.
Sin embargo, no todas las aves que vivían entonces sobrevivieron. Esto ha creado un desconcertante enigma que los paleontólogos llevan décadas intentando desentrañar: ¿cómo sobrevivieron algunos antepasados aviares mientras que otros perecieron?
Ahora, dos nuevos estudios se centran en un posible rasgo: la muda.
La muda en las aves modernas
La muda es un proceso en el que las aves mudan y vuelven a tener plumas. Las plumas están formadas por queratina, la misma proteína que produce el pelo y las uñas de los humanos.
Las aves dependen de las plumas para realizar una serie de funciones, como volar, nadar, camuflarse, atraer a sus parejas, mantenerse calientes y proteger su piel de los rayos del sol.
Las plumas, por otra parte, son estructuras complicadas que no pueden repararse, razón por la cual mudan.
Jingmai O’Connor, conservador asociado de reptiles fósiles del Field Museum de Chicago, dijo en un comunicado oficial:
“No creo que mucha gente piense en la muda, pero es un proceso muy importante para las aves, porque las plumas intervienen en muchas funciones diferentes”.
Las aves modernas mudan generalmente una vez al año siguiendo un patrón “secuencial”. Esto significa que sólo reemplazan unas pocas plumas a la vez durante un período de unas pocas semanas. Esto les permite volar incluso cuando están mudando.
Mientras que otras especies de aves pierden todas sus plumas a la vez y se regeneran en pocas semanas, los autores subrayan que esto es inusual y que normalmente se da en aves acuáticas no aviares, como los patos.
El ámbar antiguo guarda el secreto
Los investigadores examinaron el proceso de muda en aves arcaicas en dos estudios recientes.
Gracias a unos fósiles de 99 millones de años de antigüedad, los investigadores pudieron remontarse a tiempos prehistóricos. Lo que descubrieron fueron plumas de crías de aves conservadas en ámbar.
Este ámbar se ha descrito como la “primera prueba fósil definitiva de la muda juvenil”.
Curiosamente, el espécimen presentaba una rara mezcla de características que no se encuentra en ninguna otra especie de cría de ave viva.
Esto se determinó basándose en su capacidad para fabricar plumas, así como en su dependencia de sus padres. Algunas aves recién nacidas, conocidas como aves altriciales, nacen desnudas y requieren amplios cuidados parentales antes de poder quedarse solas. Las especies precociales, en cambio, nacen con plumas y crecen solas. A pesar de ello, todas las aves recién nacidas pasan por mudas, que requieren mucha energía.
O’Connor explica:
“Este ejemplar muestra una combinación totalmente extraña de características precociales y altriciales. Todas las plumas del cuerpo están en la misma fase de desarrollo, lo que significa que empezaron a crecer simultáneamente o casi simultáneamente”.
El equipo cree que este espécimen pertenecía a los enantiornitinos, un grupo precocial de aves ya extinguido.
Los enantiornitinos estaban condenados al fracaso porque las crías necesitaban mantenerse calientes y, al mismo tiempo, pasar por una rápida fase de muda, sin ningún apoyo a mano.
O’Connor explica:
“Cuando cayó el asteroide, las temperaturas globales cayeron en picado y los recursos empezaron a escasear, por lo que estas aves no sólo tenían mayores necesidades energéticas para mantenerse calientes, sino que no disponían de recursos para satisfacerlas”.
Se cree que los enantiornitinos son una de las familias de aves más diversificadas que vivieron durante el Cretácico. Estas aves, al igual que los poderosos dinosaurios, fueron incapaces de soportar las condiciones del impacto del asteroide y acabaron extinguiéndose. Sin embargo, algunos antepasados de las aves modernas que mudaban una vez al año podrían haber sobrevivido a este impacto masivo de asteroide. Y esto allanó el camino para la evolución de las aves que vemos hoy en día, como los petirrojos, las palomas y muchas otras.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en las revistas Cretaceous Research y Communications Biology.
[H/T: ]
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