El incidente Roswell es uno de los casos más controversiales de la historia y, posiblemente, el caso más emblemático de la ufología. Don Schmitt, uno de sus principales investigadores, reveló que localizó junto a su equipo a cientos de testigos que aseguran tener información sobre lo ocurrido, incluyendo datos de un sobreviviente.
La revista Open Minds, durante la publicación de un artículo sobre el caso en 2011, le solicitó a Schmitt sus “mejores pruebas” sobre un piloto superviviente de la nave espacial que se estrelló. Así se dieron a conocer una serie de historias dadas por testigos y que podrían ser reales.
Testimonios sobre Roswell y el extraterrestre sobreviviente
Dan Dwyer junto a sus colegas en 1947. Cortesía: Open Minds.
El primer testigo es Frankie Dwyer Rowe, una niña que en 1947 tenía 12 años. Dwyer fue testigo de cómo militares amenazaban y advertían a su padre por lo que había presenciado.
Su padre, el fallecido jefe del Departamento de Bomberos de Roswell, fue uno los primeros en llegar el lugar después de recibir la llamada de un accidente. Dan Dwyer, junto a Lee Reeves, fueron los enviados con el sheriff del condado de Chávez y un par de ayudantes.
Llegaron momentos antes de que los militares aseguraran la zona y fueron testigos de que aquello no era un avión o un globo, sino una nave con “forma de huevo” que no reconocían.
Dwyer fue testigo también de 3 cuerpos humanoides muy pequeños a un lado de la nave. Sin embargo, había un cuarto pasajero. Según la descripción dada por el bombero, tenía la piel grisácea, sin pelo y con la cabeza y ojos grandes. Su altura no superaba a la de un niño de 10 años.
Se acercó a ellos, mientras los militares comenzaban a acordonar la zona. Los bomberos fueron retirados y escoltados a una lugar alejado y se les advirtió con vehemencia que no podían hablar del incidente con nadie.
Esa misma noche, otro grupo militar visitó a Dwyer y a su esposa en su residencia, amenazando al matrimonio de forma física, alegando que el gobierno tenía la potestad de eliminar, incluso, a sus hijos.
Otro testimonio proviene de George Wilcox, sheriff de Roswell para la fecha. Antes del fallecimiento de su esposa, le contó a su nieta, Bárbara, una historia que ella revelaría al mundo.
La mujer asegura que el suceso conmocionó tanto al sheriff, que no quiso volver a su cargo. Tanto él como su abuela le decían que no podían contarlo a nadie ya que los habían metido a la cárcel como precaución y los habían amenazado con eliminar a toda su familia si lo hacían.
Supuestamente, Wilcox recibió la denuncia de un hombre que fue testigo presencial del incidente; había una zona quemada y escombros, pero lo más llamativo eran 4 extraterrestres vistiendo trajes como de seda. Uno de ellos seguía con vida.
Testimonios de funcionarios
Imagen de Homer G. Rowlette Jr. Cortesía: Open Minds.
El sargento Homer G. Rowlette Jr., miembro del 603º Escuadrón de Ingeniería Aérea de la RAAF en 1947, se retiró después de 26 años de servicio.
Antes de fallecer en 1988, le contó a su hijo, Larry, su testimonio sobre el Incidente Roswell. Para ese entonces, Rowlette era parte de un destacamento de limpieza que fue enviado al lugar donde, supuestamente, “vio todo”.
Manipuló material de la nave, una «lámina delgada que mantenía su forma». También describió con lujo de detalles a la nave y a los “cadáveres de los hombrecillos” que la pilotaban y a uno sobreviviente.
Este testimonio es similar al del ingeniero mecánico de Boeing Aircraft Company, Richard Loveridge.
Mientras formaba parte del equipo de investigación de accidentes, recibió información sobre un suceso a las afueras de Roswell. Se dirigió a la zona creyendo que se trataba de uno de sus aviones, encontrándose con la escena.
En 1993, durante su último año con vida, confesó a su familia lo que había visto; rastros de una nave desconocida junto a 3 entidades muertas y una más viva. Loveridge los describió como del tamaño de un niño y color grisáceo. Al final, dijo que no le preguntaran más ya que “podía hacerles daño“.
Otro mecánico, esta vez de B-29 en el Aeródromo de la RAAF, de nombre Ervin Boyd, trabajaba en el Hangar P3, que más tarde pasaría a llamarse Edificio 84.
El día del incidente, Boyd fumaba tranquilamente a las puertas del hangar, cuando notó como varios hombres y vehículos se movían a toda velocidad hacia el edificio. Sorprendido, no tardó en darse cuenta de los cadáveres que traían. Sin embargo, cuando pasaron a su lado, se dio cuenta que no eran humanos.
La descripción del mecánico concuerda con las dadas por los testigos antes mencionados; tamaños pequeños, cabeza y ojos grandes, piel grisácea. Entre los 4 cuerpos, había uno que, creía, estaba vivo.
Inmediatamente, agentes se llevaron a Boyd a toda prisa lejos de la zona y lo amenazaron física y verbalmente, diciéndole que “no había visto nada”.
Pasados 24 años, y con un derrame cerebral, el hombre se atrevería a contar lo sucedido a su familia.
El vicegobernador Joseph Montoya y el soldado Eli Benjamin
Imagen de Eli Benjamin. Cortesía: Open Minds.
El 7 de julio de 1947, el vicegobernador de Nuevo México, Joseph Montoya de 32 años, estaba en Roswell. Aun no se sabe por qué el político estaba en la base de la RAAF el día del incidente, pero fue testigo de los cuerpos, incluyendo un posible superviviente del accidente.
Se cree que estuvo ahí por el Día de la Independencia y para la inauguración de un nuevo avión. Después de la ceremonia, habría sido llevado al hangar de los B-29 cuando los primeros vehículos militares llegaban con los restos recuperados de la nave y los cuerpos.
Montoya confesó haber visto 4 hombrecillos y que uno estaba vivo. Contó que cada uno fue colocado sobre una mesa traída del comedor. Dijo que sabía que estaba vivo porque lo escuchaba quejarse y se movía.
El soldado de primera clase del 390º Escuadrón de Servicios Aéreos en el Campo Aéreo de la RAAF, Eli Benjamin, al tener una autorización de alto secreto, estaba autorizado para prestar apoyo de seguridad para operaciones clasificadas del 509º Grupo de Bombardeo. La primera ala de bombas atómicas del mundo.
Entre sus labores, estaba ser especialista en recuperación, lo que implicaba actividades clandestinas relacionadas con accidentes aéreos.
Durante el incidente, el coronel William Blanchard les dio la orden de estar alerta para “tareas especiales”. Después de su turno, se le ordenó que tomara su arma y se presentara en el hangar P-3 para hacer guardia.
Al llegar, se encontró con un alboroto en la entrada del edificio. Varios militares intentaban retener al oficial que daría las instrucciones a Benjamin. Al parecer, estaba sufriendo una crisis de pánico al no poder llevar cuatro camillas al hospital de la base, por lo que se le encargó la tarea a Benjamin.
Cuando trasladaba lo que él creía, eran cadáveres, uno se movió. Al cargarlas en la parte trasera de un camión ambulancia, una sábana cayó al suelo, revelando un extraño ser.
La orden final era llevar «la carga» y permanecer ahí hasta ser relevados. Una vez en el centro médico, media docena de personal médico y hombres trajeados tomaron el control de una camilla en concreto; una de las criaturas estaba viva. Inmediatamente, retiraron a todos los policías militares y los enviaron de vuelta a sus escuadrones.
63 años después, Eli Benjamin no podía recordar el nombre de los otros hombres asignados al servicio de escolta de ese día. Esta historia se le contó a su esposa, bajo la promesa de que no se la dijera a nadie, pero aseguró que las imágenes de aquellos seres le persiguió hasta su último día.
¿Realmente hubo un alienígena sobreviviente?
Hasta el momento no se sabe si realmente un alienígena sobrevivió al incidente Roswell. Imagen de archivo.
Hasta la fecha, no existen testigos oculares vivos del incidente Roswell. Pero la información más fehaciente asegura que la criatura estuvo un tiempo en la base aérea Wright Patterson, hasta 1948.
Así lo aseguró en su lecho de muerte en 1997, el teniente coronel Marion Magruder. Este piloto condecorado de la Segunda Guerra Mundial, juró ante sus 5 hijos que en su paso por la Escuela Superior de Guerra, fue destinado a la base aérea Wright Patterson en abril de 1948, donde vio brevemente al “alienígena vivo”.
A él y a sus compañeros se les explicó que había sido recuperado del Incidente Roswell el año anterior. Su descripción concordó con la del resto de testigos. Subrayando que no había dudas que venía de otro mundo.
Lastimosamente, los testigos del caso se encuentran fallecidos, aunque todos cuentan con un punto en común; revelaron la verdad en su lecho de muerte ¿Realmente hubo un extraterrestre que sobrevivió al incidente Roswell y se les prohibió a los testigos contar la verdad?
Crédito imagen de portada: depositphotos.com
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