Un informe da cuenta del hallazgo de ADN desconocido en el desierto de Atacama en Chile, que es el lugar más parecido a Marte existente en la Tierra. ¿De dónde proviene este ADN?
En este artículo de Mysterious Universe, el autor Paul Seaburn revela datos importantes para dar respuesta a este reciente misterio.
¿Hay vida en Marte? Aún no sabemos la respuesta a esta pregunta, pero nos estamos acercando a medida que se envían más vehículos de exploración y aterrizaje a la superficie del Planeta Rojo y se planifican misiones humanas. Para preparar estas misiones y otras futuras, la NASA y otras agencias espaciales necesitaban un lugar lo bastante seco, accidentado y polvoriento como para parecerse a la superficie marciana. Descubrieron que el lugar más marciano de la Tierra se encuentra en Chile – el lugar más cercano en la Tierra es el desierto de Atacama al oeste de la cordillera de los Andes en Chile. Es el desierto más árido de nuestro planeta y el único verdadero desierto cálido que recibe menos precipitaciones que los desiertos polares.
Aunque aún no sabemos si hay vida en Marte, sospechamos que podría sobrevivir allí porque en algunas partes del desierto de Atacama aparece vida: más de 500 especies de vegetación, algunos reptiles, unos pocos roedores, pingüinos, insectos y algunos otros. Y ahora hay una que los científicos no pueden identificar: un Dark microbiome (“microbioma oscuro“) cuyo ADN procede de organismos “desconocidos para la ciencia“. ¿Podría ser ésta la vida que deberíamos buscar en Marte?
La investigación está dirigida por Alberto G. Fairén, científico visitante del Departamento de Astronomía de la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Cornell y autor principal de “Dark microbiome and extremely low organics in Atacama fossil deltaveil Mars life detection limits”, publicado recientemente en Nature Communications.
Los investigadores escriben:
“Los resultados de Marte hasta ahora sugieren que los orgánicos no prevalecen en su superficie, pero aquí planteamos la hipótesis de que las limitaciones actuales de los instrumentos y la naturaleza de los orgánicos en las rocas marcianas también pueden obstaculizar nuestra capacidad para encontrar evidencias de vida en el planeta rojo.”
En busca de compuestos orgánicos en Marte
Fairén y un equipo multiinstitucional están probando algunos equipos antiguos y otros nuevos para futuras misiones a Marte con el fin de determinar si las herramientas son lo bastante sensibles como para detectar compuestos orgánicos que pueden ser muy diferentes de los de la Tierra. Estas pruebas se llevaron a cabo en el lugar más “Marte en la Tierra” del desierto de Atacama: el delta fósil jurásico de Piedras Rojas, un lecho fluvial de 100 millones de años de antigüedad que se asemeja al cráter Jezero de Marte y a su antiguo delta fluvial, por donde deambula el rover Perseverance y vuela el helicóptero Ingenuity. El delta de Piedra Roja tiene 100 millones de años, mientras que el cráter Jezero y su delta no albergaban un lago y un río desde hace más de 3.000 millones de años, pero es lo mejor que tenemos para comparar. Al igual que Jezero, tiene arenisca, arcilla y hematita, el óxido de hierro que hace que Marte sea rojo. Los investigadores esperaban encontrar más similitudes entre Jezero y la Piedra Roja. Lo que encontraron en cambio fue inesperado.
Representación artística de un rover en Marte. Crédito: depositphotos.com
Los investigadores escribieron en su estudio:
“Para este trabajo, los investigadores realizaron pruebas geológicas en la Piedras Rojas utilizando cuatro instrumentos que están actualmente o estarán pronto en Marte. Descubrieron que las muestras de Piedra Roja presentan numerosos microorganismos de clasificación indeterminada -lo que los investigadores denominan ‘microbioma oscuro’- y una mezcla de biofirmas de microorganismos actuales y antiguos que apenas pueden detectarse con equipos de laboratorio de última generación.”
Microbioma oscuro
Según el comunicado de prensa de Cornell, “microbioma oscuro” es un término genérico que los investigadores utilizan para referirse a fragmentos genéticos de organismos “desconocidos para la ciencia“. Lo que Fairén y los demás científicos descubrieron fue que el nueve por ciento de los fragmentos genéticos analizados procedían del microbioma oscuro y eran tan inusuales que no pudieron compararlos con ningún otro organismo conocido.
Los investigadores anotaron:
“En casi la mitad de los casos, las bases de datos no podían decir claramente lo que teníamos entre manos”.
El microbiólogo del Centro de Astrobiología de Madrid y autor principal e investigador Armando Azua-Bustos especuló con la posibilidad de que este microbioma oscuro procediera de formas de vida extinguidas hace mucho tiempo y que nunca antes se habían encontrado en ningún lugar de la Tierra. Si son de la antigua Tierra, ¿podrían ser también del antiguo Marte? Nadie puede decirlo porque nadie sabe lo que son. Ése es el problema: las muestras son un microbioma oscuro mezclado con biofirmas de microorganismos actuales y antiguos que el equipo apenas detectó con la tecnología más avanzada de la Tierra o de Marte.
Azua-Bustos teme lo peor: falsos positivos que desencadenen anuncios de que se ha encontrado vida, o falsos negativos que signifiquen que los instrumentos de Marte no descubrieron vida porque no reconocieron la bioseñal. ¿Y ahora qué?
Azua-Bustos dijo:
“Hay que decidir si es más ventajoso tener una capacidad limitada de análisis en la superficie de Marte para interrogar a una amplia variedad de muestras, o tener muestras limitadas para ser analizadas con la amplia variedad de instrumentación de última generación en la Tierra”.
Una alternativa es dejar la mejor tecnología en la Tierra y limitarse a enviar palas y cohetes a Marte para traer muestras que analizar. Ninguna de estas opciones es barata, fácil o rápida… como hemos visto. Y traer muestras de vuelta a la Tierra deja al planeta y a la humanidad expuestos a virus desconocidos, bacterias o un microbioma oscuro marciano.
Los científicos buscan traer material de Marte a la Tierra para su análisis, pero eso implica grandes presupuestos y grandes riesgos. Crédito: depositphotos.com
La NASA está trabajando con la Agencia Espacial Europea (ESA) y otros organismos para construir un laboratorio para las muestras geológicas marcianas recogidas por el rover Perseverance, pero es probable que eso no ocurra en esta década. Eso es frustrante, pero da más tiempo a los ingenieros para desarrollar instrumentos que puedan excavar más profundamente en el suelo marciano en busca de muestras más antiguas. Fairén cree que éste es el mejor enfoque.
Fairén dijo:
“Si las bioseñales se conservan mejor en profundidad, como esperamos, habrá más abundancia y diversidad, y una mejor conservación de las bioseñales, en esas muestras profundas. Nuestros instrumentos en el rover tendrán, por tanto, más posibilidades de detectarlas”.
Azua-Bustos afirma:
“Sabemos que hay cosas que detectar”.
Así que esto significa más viajes de vuelta a Piedras Rojas en el desierto de Atacama con nuevos instrumentos.
Esta investigación señala lo obvio: toda esta charla sobre el envío de humanos a Marte en un futuro próximo es, en el mejor de los casos, fantasiosa. Apenas podemos llevar una pequeña pala mecánica para recoger muestras y enviarlas en un “Uber” espacial a un laboratorio superseguro en la Tierra. Está bien soñar, pero es mejor ser realista y práctico: en eso se basan los presupuestos espaciales.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en Nature Communications.
Crédito imagen de portada: depositphotos.com
Fuente: mysteriousuniverse
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