Algo muy extraño ocurre en el centro exacto de nuestro planeta. Investigación revela una esfera de metal sólido en el núcleo de la Tierra.
Un equipo de investigadores han descubierto una nueva capa interior enclavada en el núcleo interno de nuestro planeta, una esfera metálica sólida de 643 km que responde a las reverberantes ondas de choque de los terremotos de una forma inesperada.
Como se detalla en un nuevo artículo publicado esta semana en la revista Nature Communications, un equipo de dos sismólogos de la Australian National University descubrió que la Tierra tiene un “núcleo interior más interno”, que puede haberse formado tras un “importante acontecimiento global del pasado”.
Thanh-Son Pham, sismólogo de la Australian National University, dijo a The Washington Post:
“Está claro que el núcleo más interno tiene algo diferente de la capa exterior. Creemos que la forma en que están [empaquetados] los átomos en estas dos regiones es ligeramente diferente”.
Crear un hogar
La investigación podría arrojar luz sobre cómo evolucionó nuestro planeta hace miles de millones de años y cómo evolucionó el campo magnético de la Tierra a lo largo del tiempo, convirtiendo nuestro planeta de una roca inhóspita en un hogar habitable.
Los investigadores escribieron en un artículo de The Conversation:
“Estudiar el centro de la Tierra no es sólo un tema de curiosidad académica, sino algo que arroja luz sobre la propia evolución de la vida en la superficie de nuestro planeta”.
En pocas palabras, las corrientes de convección de las profundidades generan el campo geomagnético de la Tierra, que a su vez “protege la vida terrestre de la radiación cósmica nociva”, explican.
Aunque este núcleo más interno sigue estando formado por el mismo material que el resto del núcleo interno, tiene propiedades diferentes que determinan la velocidad a la que viajan las ondas sísmicas a través de él, dependiendo de la dirección del viaje, un fenómeno conocido como “anisotropía“.
Ya se ha observado que las ondas sísmicas de la Tierra se desplazan más rápido cuando son paralelas al giro de nuestro planeta. Pero, curiosamente, los investigadores descubrieron que esto no ocurre en el núcleo más interno, lo que sugiere que estas ondas viajan más rápido en un ángulo diferente.
Los investigadores sugieren que un “acontecimiento global significativo”, como un desplazamiento tectónico masivo hace cientos de millones de años, podría haber formado esta bola metálica.
Y teniendo en cuenta que puede ser lo que permitió que la vida prosperara en la Tierra, es una pieza vital del rompecabezas y un vistazo fascinante a la historia antigua de nuestro planeta.
Los hallazgos de la investigación han sido publicados en la revista Nature Communications.
Crédito imagen de portada: depositphotos.com
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