Desde tiempos inmemoriales, civilizaciones antiguas han tenido profundos conocimientos de astronomía, y los eclipses no les fueron ajenos; en cambio les llamaron mucho la atención y se dedicaron a estudiarlos e incluso a predecirlos.
Los eclipses solares totales tienen dos características: malas y buenas. La buena es que siempre ocurren en el momento en que el héroe de una novela fantástica, necesita impresionar a la supersticiosa población local. La mala es que los eclipses solares más ordinarios se ven lejos de todas partes.
Su zona de sombra máxima es bastante estrecha (no más de 199 km), la sombra de la Luna, por así decirlo, “dibuja” una “raya” alargada en la superficie de la Tierra:
Los astrónomos viajan constantemente por todo el mundo para observar los eclipses. Si nos situamos en un lugar, entonces el eclipse puede esperarse durante décadas e incluso siglos.
El misterio de los eclipses
Si miramos más allá, entonces encontramos un misterio. Un eclipse solar se produce en luna nueva cuando, durante su rotación, la Luna nos oculta el Sol; un eclipse lunar se produce siempre en luna llena, cuando una sombra de la Tierra cae sobre la Luna. Para mostrar exactamente cómo se producen los eclipses solares y lunares, utiliza un dispositivo llamado telurio:
Sin embargo, cualquier persona que siga de cerca el telurio se hace tarde o temprano la siguiente pregunta: si todo ocurre así, ¿por qué no se producen eclipses solares y lunares cada 2 semanas?
Efectivamente, puesto que los eclipses solares no se producen cada luna nueva, y los eclipses lunares no se producen cada luna llena, significa que, de hecho, la Luna no se mueve alrededor de la Tierra de la misma manera que muestra el telurio.
En primer lugar, los planos de rotación de la Tierra alrededor del Sol y de la Luna alrededor de la Tierra no coinciden. En segundo lugar, el propio plano de la órbita lunar gira; en resumen, si intentamos dibujar el movimiento de la Luna alrededor de la Tierra con una línea, no será un círculo regular de libro de texto, sino una curva extremadamente compleja.
Y aquí llegamos a uno de los misterios más interesantes…
Hace ya cuatro mil años, los astrónomos de la antigua Babilonia sabían que los eclipses solares y lunares en la misma zona se repiten, con un periodo de 54 años y 33 días. Los antiguos griegos llamaban a este periodo “exeligmos“, es decir, “girar la rueda”.
Fíjate en las ilustraciones: en el globo terráqueo, la trayectoria de la máxima sombra lunar está marcada en rojo. El eclipse solar que observamos el 21 de junio de 2020 es muy parecido al eclipse solar que se pudo observar el 20 de mayo de 1966.
El período de 18 años y 11 días, es decir, 1/3 de exeligmos, era llamado por los antiguos la palabra “saros“. Según la leyenda, el semi-mítico mago, sacerdote y astrónomo Beroes, que vivió en la antigua Babilonia, conocía saros. En el libro “El Juicio“, escrito en Bizancio en el siglo XI, dice:
“Saros es la medida y el número conocido entre los caldeos [es decir, los babilonios]. Pues 120 saros son 2220 años según el cómputo caldeo, y en verdad el saros consta de 222 meses lunares, lo que equivale a 18 años y 6 meses si se cuenta por la luna”.
¡Ahora ya sabes cómo los antiguos astrónomos podían predecir los eclipses solares y lunares! Si sabemos que hubo un eclipse solar anular el 21 de junio de 2020, basta con añadir exeligmos a esta fecha -¡54 años y 33 días! – para predecir que el 24 de julio de 2074 volverá a producirse un eclipse solar anular. Y es cierto, ¡ocurrirá!
La banda del eclipse total se desplazará: será más visible en India, Indonesia y las islas del Pacífico.
¿Cuál es el misterio? Para adivinar la existencia de saros y exeligmos, los antiguos astrónomos tuvieron que llevar un cuidadoso registro de los eclipses solares y lunares, y no sólo “sentados en un lugar”, sino viajando por todo el mundo.
Sólo con registros detallados realizados a lo largo de varios cientos de años se puede llegar a la segura conclusión de que el ciclo de eclipses solares y lunares se repite una y otra vez, que no es una coincidencia, sino un ciclo, una ley de la naturaleza.
Sin embargo, ¡los científicos aún no han podido encontrar ni rastro de tales registros o catálogos de los antiguos astrónomos! Pero, ¿de dónde salieron entonces, en los albores de la civilización?
Pero, ¿cómo es posible que hace 4.000 años, en los albores de la civilización, en la época en que apenas se estaban construyendo las pirámides egipcias, los antiguos sabios ya supieran lo que eran los exeligmos y los saros, y fueran capaces de predecir los eclipses solares y lunares? Debido a eso es que algunos teóricos incluyen a los extraterrestres o mejor dicho la teoría de los Antiguos Astronautas.
Crédito imagen de portada: depositphotos.com
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