El descubrimiento de planetas formados desde el principio del cosmos nos lleva a reflexionar sobre el tiempo que ha tenido la vida para evolucionar. Esto ha dado paso al desarrollo de energías avanzadas a un nivel inimaginable para la mente humana, las cuales llamamos extraterrestres o alienígenas.
Los exoplanetas Matusalén, denominados así por su antigüedad, cuenta entre sus filas con el mundo llamado PSR B1620-26c, con una edad de más de 12.700 millones de años. El descubrimiento de este planeta extrasolar nos ha sumergido en la teoría de vidas evolucionadas a un nivel infinitamente superior al nuestro.
Este planeta se compone de metales ligeros y es totalmente diferente a como se ha desarrollado la Tierra. Fue descubierto en la constelación de Escorpio donde nació de una galaxia previa absorbida por la Vía Láctea en alguna de sus fusiones.
Asimismo, este descubrimiento descarta la idea de que era imposible que se formaran planetas en estrellas tan antiguas. Esto añade una nueva perspectiva a la vida extraterrestre.
Los extraterrestres en nuestro universo
Gracias al planeta «Matusalén» el hombre pudo ampliar su teoría sobre la existencia de seres extraterrestres con una evolución a nivel energético y de conciencia avanzada. En el 2019 con el descubrimiento de carbono en una antigua galaxia, aumentó la posibilidad de la vida al comienzo de los tiempos.
Si los humanos tuviésemos ese nivel de evolución, la conciencia y memorias continuas, eones, ciclos planetarios e incluso galácticos nuestra visión cósmica sería muy desarrollada. Manejaríamos nuestra mente y cuerpo a voluntad, entendiendo los secretos del universo dada nuestra memoria cosmogénica.
Extraterrestres como dioses o divinidad superior
La obra literaria Solaris (Stanislav Lem, 1961) nos presenta la existencia en nuestro universo de formas de vida y entidades con inteligencia inimaginables para la mente racional del ser humano. Es por eso que lo que no entendemos lo representamos como dioses desde el principio de los tiempos.
Desde esta visión es lógico pensar que de una u otra forma los extraterrestres han estado presentes en cada etapa de la vida humana guiándonos con su sabiduría sin alterar el proceso evolutivo.
Por otro lado, Arthur C. Clarke, manifestó que «una tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia». Es por ello que una civilización extraterrestre, con un nivel de conciencia avanzado y desarrollado, sería indistinguible de la divinidad.
Podríamos deducir que nuestro mundo es una matriz diseñada como un juego cósmico, donde los alienígenas quieren convertirnos en ellos, dioses de la antigüedad poseedores de su enseñanza. De esta forma garantizan el ciclo evolutivo para la creación de nuevos mundos.
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La hipótesis de los antiguos astronautas
Esta una hipótesis, sin base científica ni histórica, plantea la visita de seres extraterrestres a nuestro planeta. Incluso, señala que estos serían responsables (en diferentes etapas) del origen y desarrollo de la cultura humana, tecnología y religión. También, a esto se le conoce como creacionismo alienígena.
Esta hipótesis propone la idea que la mayoría de dioses en las religiones, o todos, son en realidad extraterrestres y su tecnología fue tomada como evidencia de su condición divina.
Libro 2001: Una odisea espacial
La hipótesis de los antiguos astronautas tiene una amplia gama en el libro de Arthur C. Clarke 2001: Una odisea espacial, en el cual se basó la película del mismo nombre, dirigida por Stanley Kubrick. El eje central de la historia representa la «semilla» dejada por los extraterrestres en nuestro sistema solar.
Esta es una herramienta concebida por una raza que ha evolucionado a través de formas orgánicas y biomecánicas para llegar, finalmente, a un estado de energía pura. Una raza longeva que navega por el cosmos, ayudando a especies inferiores a su evolución.
Es realmente increíble el concepto de seres estelares del libro ya que éste fue creado en 1968 y el planeta Matusalén se descubre en 1993 y confirmado como tal en el 2003.
Es precisamente este gran descubrimiento el que nos abre una ventana sobre la posibilidad de que la vida extraterrestre sea de data muy antigua y que de esa longevidad nazca su desarrollo.
Escrito por: Mibelis Ramos, redactora de CodigoOculto.com
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