El XMM-Newton, observatorio espacial de la European Space Agency, ha descubierto gas abrasador presente en el halo de la Vía Láctea.
El observatorio espacial XMM-Newton detectó que el gas que acecha en el halo de la Vía Láctea llega a temperaturas extremadamente altas, mucho mayores de las que se pensaban, y además, muestra una composición química diferente a la prevista.
Este hallazgo ha desafiado la comprensión que se tenía de nuestra galaxia, la Vía Láctea, y llevará a mayores estudios al respecto.
El halo de la Vía Láctea es una vasta región de gas estrellas y materia oscura invisible que rodea una galaxia. Juega un papel importante, al conectar a la galaxia con un espacio intergaláctico más amplio, por lo que se cree interviene de forma importante en la evolución galáctica.
Halo de la Vía Láctea
Los investigadores habían estimado hasta ahora que el halo de una galaxia estaba compuesto de gas caliente a un temperatura uniforme y única, y que la temperatura dependía de la masa de la galaxia.
Sin embargo, el nuevo estudio que utiliza los datos del XMM-Newton ahora muestra que el halo de la Vía Láctea contiene tres componentes diferentes de gas caliente, y además, el gas caliente tiene una temperatura diez veces mayor a la que se pensaba.
Esta es la primera vez que se hallan múltiples gases estructurados de esta manera no solo en la Vía Láctea, sino en cualquier galaxia.
Sanskriti Das, estudiante graduado de The Ohio State University, EE.UU., y autor principal del estudio, dijo en un comunicado:
Pensamos que las temperaturas de los gases en los halos galácticos oscilaban entre 10.000 y un millón de grados, pero resulta que parte del gas en el halo de la Vía Láctea puede alcanzar los 10 millones de grados.
Si bien creemos que el gas se calienta a aproximadamente un millón de grados cuando se forma inicialmente una galaxia, no estamos seguros de cómo este componente se calentó tanto. Puede deberse a los vientos que emanan del disco de estrellas dentro de la Vía Láctea”.
Observando la Vía Láctea
Sanskriti y sus colegas procedieron a observar un objeto conocido como «Blazar», que es el núcleo activo y enérgico de una galaxia distante que lanza rayos de luz intensos.
Esto les permitió explorar el halo de la Vía Láctea, y descubrir que la luz de rayos X del blazar recorrió casi cinco mil millones de años luz por medio del cosmos hasta llegar a los detectores en el XMM-Newton, obteniendo así datos de la región gaseosa.
Aunque los científicos esperaban que el halo tuviera elementos en proporciones similares a las del sol; sin embargo Sanskriti y sus colegas detectaron menos hierro de lo esperado, lo que sugiere que el halo se enriqueció con estrellas moribundas gigantes.
Además, se encontró menos oxígeno de lo esperado, probablemente a que este gas fue absorbido por partículas polvorientas en el halo.
Sanskriti agregó:
Esto es realmente emocionante, fue completamente inesperado, y nos dice que tenemos mucho que aprender sobre cómo la Vía Láctea se ha convertido en la galaxia que es hoy”.
El componente de gas caliente recientemente descubierto también tiene implicaciones más amplias que afectan nuestra comprensión general del cosmos. Nuestra galaxia contiene mucha menos masa de la que esperamos: esto se conoce como el «problema de la materia faltante», ya que lo que observamos no coincide con las predicciones teóricas.
El estudio científico ha sido publicado en Astrophysical Journal.
Fuente: European Space Agency
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