Esta es una historia de solidaridad y dignidad que Cuba realizó entre los años 1990 y 2016, en plena crisis económica de la isla. Hoy, este gesto ha salido a la luz a propósito de la popular serie de HBO que rememora el desastre nuclear de 1986.
A propósito de la elogiada serie televisiva, Chernóbil ha vuelto a estar en boca de todos. El desastre que inició aquel 26 de abril de 1986, en el reactor número 4 de la central atómica Vladimir Ilyich Lenin, dejó secuelas de dolor en numerosos niños y niñas.
Además del estrés post-traumático de vivir el horror nuclear, los menores venían desde Ucrania con atrofias musculares, deformaciones, problemas en la piel y graves dolencias estomacales. La mayoría arribó con cáncer de tiroides y leucemias, tras exponerse al yodo 131 o al celsio 173.
La ayuda de Cuba
En 1990, el gobierno cubano liderado por Fidel Castro decidió dar una mano a la las víctimas habilitando la localidad de Tarará, como una verdadera ciudad-hospital. Más de 26.000 infantes recibieron tratamientos integrales a base de melagenina y pilotrofina, para así facilitar la pigmentación de su piel y el crecimiento del cabello. Los médicos cubanos Julio Medina, coordinador durante años del Programa; y Omar García, investigador del Centro de Protección e Higiene de las Radiaciones, dividieron a los pacientes en cuatro grupos, lo que implicaba estar desde 45 días a varios meses en la isla, para aquellos casos más graves.
Sergio López, ex cónsul de la Revolución, reveló en el documental Chernóbil en nosotros:
Fidel me dijo ‘no quiero que estés yendo a la prensa, ni que la prensa esté yendo al consulado. Este es un deber elemental que estamos haciendo con el pueblo soviético, con un pueblo hermano. No lo estamos haciendo para publicidad'”.
A pesar de los problemas ocurridos en el mundo en ese momento, el documental revela que Cuba nunca puso en duda la continuidad del plan de ayuda a las víctimas de Chernóbil.
Hace pocas semanas, Cuba anunció que se retomará el programa para los hijos de las víctimas, quienes presentan muchas dolencias similares a las de sus padres. Esta vez serán tratadas en el Clínica Internacional de Siboney, al oeste de La Habana. Aunque la serie ya llegó a su fin, la solidaridad de los médicos cubanos sigue vigente.
Fuente: RevistadeFrente / CubaDebate
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