Un grupo de científicos han descubierto 40 nuevos genes que parecen estar ligados a la inteligencia, y el hallazgo podría ayudar a los neurólogos a entender cómo el cerebro humano desarrolla funciones clave asociadas con el pensamiento.

El análisis del genoma de 78.308 personas permitió destacar 40 genes nuevos relacionados con la inteligencia, que, a su vez, confirmó su carácter hereditario.

El hallazgo puede ayudar a entender a los científicos cómo el cerebro desarrolla funciones cruciales vinculadas al proceso del pensamiento.

El estudio, liderado por Danielle Posthuma, investigadora de la Universidad de Ámsterdam, recurrió a dos diferentes formas del análisis genético. Una destacó mutaciones en un grupo de 22 genes diferentes, que combinadas podrían representar una diferencia de casi el 5% en las mediciones de inteligencia.

Con el otro tipo de análisis los neurólogos tenían el objetivo de comparar los genes completos. Consiguieron encontrar 47 genes, entre los cuales destacaron 17, que también habían sido descubiertos durante en el primer análisis.

Del número total encontrado en ambas formas de análisis, 40 genes no estaban vinculados inicialmente a la inteligencia.

Casi todas las mutaciones que habían visto en su investigación anterior ha indicado una relación con la inteligencia, mientras que 15 de los 47 genes que habían encontrado en el segundo análisis también apareció de nuevo.

La comparación de los genes identificados con una base de datos de genes conocidos ha identificados que estos juegan un papel en la formación de la sinapsis, la orientación de los axones del nervio, y la diferenciación neuronal.

Uno de las más fuertes correlaciones entre la genética y la inteligencia se encuentran en mutaciones en un gen llamado FOXO3, y la codificación que promueve su expresión.

FOXO3 es parte de una vía que desencadena la muerte celular como resultado de ciertas agresiones químicas.

Curiosamente, el equipo también encontró un número de otras relaciones entre los genes y las características que ver con la masa corporal, la esquizofrenia y la enfermedad de Alzheimer.

En los últimos años, la evidencia se ha acumulado en apoyo de la opinión de que los genes determinan el rango de muchas funciones cognitivas asociadas con algo llamado «Factor G» – una medida general de la capacidad cognitiva que se remonta a principios del siglo 20.

El análisis a nuestra biología – y sobre todo – nuestros genes para ayudar a explicar las diferencias en la inteligencia humana es algo que ha estado cargado de controversia, a menudo debido a nuestra valoración de algunas habilidades cognitivas sobre otras.

Así, mientras que vale la pena ser prudentes, esta investigación también puede ayudar a identificar qué rasgos pueden ser influenciados por la educación, la dieta, o incluso los microbios en nuestros intestinos.

Y saber más acerca de la relación entre nuestras características cognitivas y nuestros genes podría incluso ayudar a entender más acerca de la evolución de nuestra inteligencia, y en qué dirección se dirige .

Esta investigación fue publicada en la revista Nature Genetics.