En la más reciente película basada en la historia de King Kong y protagonizada por Tom Hiddleston (Loki en Avengers), una expedición viaja a un punto del planeta en donde se puede acceder al interior del planeta, es decir «La Tierra Hueca».
En la última versión de King Kong se repite el esquema ya clásico del equipo de científicos que viaja a un lugar misterioso, y lleno de encanto, para localizar al mítico monstruo. En esta ocasión el viaje es a la «Isla Calavera» y el equipo está formado por una representación de varias de las minorías étnicas que viven en Estados Unidos: un científico «nerd» afroamericano, una bióloga asiática, otro científico hispano, y el jefe de ellos, un blanco obeso (Bill Randa interpretado por John Goodman) conspiranoico y un poco loco.
Todo ello pese a que la película se desarrolla el 29 de abril de 1975, donde la integración racial no era tan alta como hace creer la película. En cualquier caso, un miembro de esa expedición, el afroamericano Mills (Jason Mitchell), reconoce que solo Bill Randa le creyó cuando en su tesis doctoral defendió la teoría de la «Tierra Hueca». Sin hacer «spoilers», vamos a tratar de desentrañar los misterios de esta teoría de la conspiración.
Esta teoría se basa en la creencia de que el centro de la Tierra en realidad está hueco, y en él habitan seres diferentes a los que pueblan el exterior del planeta, tales como criaturas y monstruos. El origen de esta teoría se remonta a mitos y leyendas ancestrales que, pese a los continuos intentos de científicos a lo largo del tiempo para demostrarla, todavía no se ha encontrar ningún tipo de prueba que evidencie su validez y le dé más crédito que el que le ha dado la ficción.
Reseñada en multitud de ocasiones por el séptimo arte, esta teoría explorada asiduamente por científicos cuenta con incontables referencias en la literatura. No solo Julio Verne teorizó con esta posibilidad en su novela «Viaje al centro de la Tierra» (1864), también lo hizo Edgar Allan Poe en «La narración de Arthur Gordon Pym» (1833), entre otros.
Según esta teoría, existirían dos modos de acceder al centro de la Tierra; dos vías de entrada situadas en ambos polos e interconectadas entre sí por cuevas y túneles a lo largo del planeta.
La Isla Calavera, a la que viaja la expedición en busca de King Kong en la película de protagonizada por Tom Hiddleston, sería uno de esos puntos por los que se puede acceder al interior del planeta, y King Kong, una de las criaturas que lo habitan.
Las investigaciones frustradas para explorar el interior del planeta (no ha sido posible perforar la Tierra más allá de los 12.262 metros) no han hecho más que alimentar una teoría que incluso se percibe en el Nuevo Testamente (Apóstol san Pablo, en Carta a los filipenses), cuando Pablo Tarso escribió: «Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesús, el Cristo, es el Señor, para gloria de Dios Padre».
Descabellada o no, y nutrida por una cultura popular que le da credibilidad en sus productos, la teoría de la «Tierra Hueca» sigue vigente desde que Athanasius Kircher se refirió a la misma en 1665.
0 comentarios