En una extraordinaria muestra de la dinámica geología de la Tierra, los satélites de la NASA han documentado la repentina aparición y rápida desaparición de una “isla fantasma” en el mar Caspio. El suceso ofrece una rara visión de la naturaleza transitoria de los volcanes de lodo y su impacto en el paisaje de nuestro planeta.
A principios de 2023, las tranquilas aguas del mar Caspio, a unos 24 km. de la costa oriental de Azerbaiyán, se vieron alteradas por la erupción del volcán de lodo Kumani Bank, también conocido como Chigil-Deniz.
Este acontecimiento geológico dio lugar a la formación de una nueva isla, un fenómeno que ha intrigado a los científicos y puesto de relieve la naturaleza volátil de los volcanes de lodo.
Breve existencia de la isla
Las imágenes de satélite Landsat 8 y 9 de la NASA, equipadas con los instrumentos Operational Land Imager (OLI) y OLI-2, captaron la breve existencia de la isla.
En noviembre de 2022, la zona no mostraba signos de masa terrestre. Sin embargo, el 14 de febrero de 2023, una isla distinta de aproximadamente 396 metros de ancho había surgido, acompañada de una pluma de sedimentos.
Los volcanes de lodo son formaciones geológicas creadas por la expulsión repentina de lodo, agua y gases en las profundidades de la corteza terrestre. A diferencia de los volcanes magmáticos, no producen lava, pero pueden formar masas de tierra mediante la acumulación de los materiales expulsados. Estas islas suelen durar poco, ya que los sedimentos sueltos son susceptibles a la erosión por el viento y el agua.
La isla recién formada cerca del Banco Kumani ejemplifica esta transitoriedad. A finales de 2024, las imágenes por satélite mostraban que la isla casi se había erosionado, desapareciendo de la vista como una aparición.
Azerbaiyán destaca por su elevada concentración de volcanes de lodo, con más de 300 identificados en la región, tanto en tierra como en el mar Caspio. Esta abundancia se atribuye al entorno geológico de la zona, situada en una zona de convergencia donde chocan las placas tectónicas arábiga y euroasiática. Esta actividad tectónica facilita la acumulación de presiones subterráneas, lo que da lugar a la formación de volcanes de lodo.
El volcán de lodo del Banco Kumani tiene un historial de formación de islas transitorias. Su primera erupción, registrada en mayo de 1861, dio lugar a una isla de sólo 285 pies de ancho y 11,5 pies sobre el agua, que se erosionó a principios de 1862. La erupción más potente, registrada en 1950, creó una isla de 6.000 metros de diámetro y 6 metros de altura.
Estas erupciones pueden ser peligrosas, y uno de los fenómenos más dramáticos asociados a los volcanes de lodo es su capacidad para incendiarse durante las erupciones, aunque los mecanismos exactos siguen siendo objeto de curiosidad científica.
Procesos geológicos
En la actualidad se desconoce cómo puede incendiarse un volcán de lodo de forma natural, pero una de las principales teorías sugiere que la mezcla de gases inflamables -como el metano y el sulfuro de hidrógeno- liberada durante una erupción podría encenderse debido a las chispas creadas por la colisión de rocas en condiciones de alta presión.
Aunque poco frecuentes, estos espectáculos de fuego son un testimonio de la fuerza bruta y la imprevisibilidad de los procesos geológicos. Ocasionalmente, producen altísimas llamaradas visibles a kilómetros de distancia, lo que subraya los peligros únicos de los volcanes de lodo.
El fenómeno de la desaparición de islas no es exclusivo del mar Caspio. En 2013, un terremoto de magnitud 7.7 en la costa de Pakistán desencadenó la erupción de un volcán de lodo que creó una isla fantasma de 19 metros de alto, 89 metros de ancho y 39 metros de largo cerca de la ciudad portuaria de Gwadar. Sin embargo, en 2016, el océano había reclamado la mayor parte de la isla, dejándola desaparecer tan abruptamente como había aparecido.
La rápida aparición y desaparición de las islas fantasma puede afectar a los ecosistemas locales y a las actividades humanas. Mientras las islas existen, pueden proporcionar hábitats temporales a diversas especies. Sin embargo, su repentina aparición puede suponer peligros para la navegación marítima, y su erosión puede provocar la redistribución de los sedimentos, afectando a los medios marinos locales.
Las imágenes por satélite han sido fundamentales para observar y comprender estos fugaces fenómenos geológicos. Los satélites equipados con tecnología avanzada de obtención de imágenes, como la serie Landsat de la NASA, ofrecen una capacidad de vigilancia continua que permite a los científicos documentar los cambios en la superficie terrestre en tiempo real. Esta observación continua es crucial para captar fenómenos efímeros que, de otro modo, podrían pasar desapercibidos.
El estudio de los volcanes de lodo se extiende más allá de la Tierra. Los científicos creen que pueden producirse procesos similares en otros cuerpos planetarios. Por ejemplo, se cree que algunos montículos de lodo de las tierras bajas del norte de Marte se formaron cuando sedimentos ricos en gas y líquido salieron a la superficie, lo que sugiere que el vulcanismo de lodo podría ser un proceso geológico común en el sistema solar.
En definitiva, este reciente caso de la isla fantasma del Mar Caspio subraya la importancia de la vigilancia por satélite para estudiar los sistemas dinámicos de la Tierra. A medida que avance la tecnología, aumentará la capacidad de observar y analizar este tipo de fenómenos, lo que permitirá conocer mejor los procesos geológicos que dan forma a nuestro planeta.
[FT: NASA]
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